Las mujeres embarazadas no están exentas de las violencias de género. A pesar de los programas estatales y cuidados prenatales, especialistas y embarazadas en Cuba reconocen expresiones diversas de maltrato.
Un encuentro realizado con pacientes del Hogar Materno de la provincia Santiago de Cuba, a 878 km de La Habana, propició el diálogo sobre la violencia de género y sus manifestaciones. La iniciativa formó parte de la Jornada por la no violencia que se celebró en esa provincia, del 8 al 10 de diciembre.
La jornada es organizada por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), con el apoyo de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y el Centro de Estudios de la Juventud. Talleres, conferencias, ferias comunitarias y actividades culturales conformaron el programa, que tuvo como tema principal el acoso machista.
“En el Hogar Materno Provincial recibimos pacientes de todos los municipios, no solo del cabecera. Existe un mito de que las mujeres mayormente violentadas son las que viven en zonas rurales, pero no es tan así; tenemos pacientes que viven en la urbe, con un nivel de escolaridad alto y son víctimas de violencia”, comenta la psicóloga Claudia Arocha Ferrales a SEMlac.
Arocha Ferrales es especialista en el Hogar Materno Provincial y desde hace más de un año trabaja la violencia de género y el acoso con pacientes adultas y también embarazadas adolescentes.
Por su parte, la doctora Ana Guizandez reconoce que las distintas manifestaciones de la violencia tienen repercusiones muy serias en el embarazo.
“El maltrato físico puede causar un parto prematuro y, por tanto, incrementar el riesgo de mortalidad materna e infantil, pero incluso puede producir muerte fetal”, afirma la especialista del Programa Materno Infantil en la provincia oriental.
En su opinión, el trabajo con el personal de salud vinculado directamente con las gestantes es fundamental para prevenir e identificar la violencia machista.
“A veces pueden llegar mujeres gestantes con lesiones o incluso problemas de salud mental y dar muchas justificaciones, ocultando la causa real que es el maltrato. Pero si el personal médico no está preparado, no indaga. Sin contar que también desde la atención de salud se puede generar maltrato”, opina Guizandez.
La especialista se refiere a la violencia obstétrica, otra forma de maltrato a la que están expuestas las mujeres gestantes.
Claudia Arocha Ferrales trabaja esta problemática con profesionales del Hogar Materno Provincial, una institución de salud que cuenta con seis salas, 143 camas y casi 300 trabajadores.
“Hemos podido trabajar con los profesionales sobre la violencia obstétrica, para que se comprenda que la paciente tiene derecho a decidir si quiere o no la presencia de estudiantes en la consulta, así como a que le expliquen los procedimientos durante el examen físico, sobre todo cuando se utiliza un espéculo en el examen ginecológico”, explica a SEMlac la psicóloga.
Violencias machistas detrás del embarazo en la adolescencia
Hasta el municipio costero Guamá han llegado estudiantes y profesoras de la Cátedra Género y Sociedad de la Universidad de Oriente. Realizar un diagnóstico sobre al embarazo adolescente y proponer iniciativas de intervención al gobierno local son los objetivos de esta acción que también ha revelado violencias y maltratos vinculados.
Kirenia Chaveco Asin es especialista de la Cátedra y refiere que las diferencias de edad entre mujeres y hombres constituyen en sí mismas “la base para las violencias de género y que las mujeres sean vistas como una propiedad para los hombres, que las pueden tomar o desechar”.
“En la intervención comunitaria hemos podido constatar que muchas veces los embarazos adolescentes ocurren dentro de relaciones de control y donde han existido expresiones de acoso, e incluso pueden ser fruto de violaciones, porque se trata de menores de edad”, explica Chaveco Asin.
Las especialistas entrevistadas por SEMlac coinciden en que la diferencia de edad entre las jóvenes y sus parejas supera muchas veces la década y, por tanto, se establecen diferencias en los proyectos de vida y también en la capacidad y recursos psicológicos, estableciéndose una desigualdad de poder.
“La dependencia económica es un factor que incide mucho en el embarazo adolescente y también es un elemento que las hace más vulnerable. Por eso el análisis tiene que ser mucho más profundo, pues el embarazo en la adolescencia es un problema complejo que nos está demostrando que puede estar vinculado al acoso sexual, la violencia y la violación, con complejos efectos”, afirma la académica.