Violencia, reflexión múltiple en el oriente cubano

La danza, el movimiento, es una de las herramientas empleadas por la primera
bailarina de Danza Contemporánea de Cuba, Isabel Blanco,
para convocar la atención de  quienes participan en el taller
«El arte de vivir desde la conciencia Social».

Por Dixie Edith  –  Fotos de Humberto Mayol (Proyecto Palomas)

«Hoy estoy feliz de la vida”, confirmó a SEMlac Elaides Duribe de la Cruz, participante del encuentro interactivo “El arte de vivir desde la conciencia social”, que agrupó por tercer año consecutivo a mujeres y hombres de la localidad de Yateras, en la provincia de Guantánamo, a más de 800 kilómetros de La Habana.

Elaides ha participado en las tres experiencias y asegura que estos encuentros la ayudaron a cambiar su vida. “Cuando vine la primera vez tenía la vida muy enredada, trabajada como obrera en la empresa pecuaria y luego trajinaba mucho en la casa, siempre tenía una angustia grande”, contó esta yaterana a quien no le gusta decir su edad y solo reconoce “haber pasado de los 50” .

“En aquel primer taller aprendí que estaba siendo víctima de muchas violencias y me tomé un tiempo de descanso en el trabajo para organizar mi vida. En la casa he repartido las tareas entre todo el mundo y la violencia me llega menos porque aprendí a quererme”, sentenció.

Duribe explicó que ahora no tiene pareja porque también aprendió que “no hace falta tener un hombre al lado para vivir”.

La historia de esta mujer no es un caso aislado. Un sondeo aplicado a quienes se sumaron a la iniciativa evidenció que mujeres y hombres participantes reconocieron haber reflexionado acerca de las desigualdades que existen en las relaciones de pareja, en las familias o en los centros laborales, que pueden dar origen a manifestaciones de violencia.

“Trabajamos a partir de la necesidad de promover una cultura de paz desde la información, la reflexión y el conocimiento como vivencias integradoras”, explicó a SEMlac Lizette Vila, del Proyecto Palomas, quien tuvo a su cargo la conducción de los tres talleres.

En esta tercera edición, los protagonistas concordaron que la frecuencia y permanencia son pilares fundamentales en las acciones de enfrentamiento y prevención de la violencia de género.

Convocados por Palomas y la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), cada año desde 2010 este espacio de intercambio ha sido apoyado también por la Agencia Suiza para el desarrollo y la cooperación (Cosude), el Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria (CIERIC) y la Red Articularte, un proyecto que cuenta con financiamiento de varias organizaciones no gubernamentales radicadas en la isla.

Desarrollado nuevamente en el contexto de las actividades de la jornada cubana por la no violencia contra la mujer, esta vez también se alineó con la campaña Únete, del secretario general de la ONU, para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas.

Entre otros resultados concretos, las sesiones de trabajo ayudaron a identificar las llamadas violencias sutiles y cuándo las diferencias y las desigualdades al interior de las familias, o en otros entornos, se convierten en maltrato.

Los debates de estos tres años también permitieron identificar las potencialidades para prevenir manifestaciones de violencia, teniendo en cuenta los contextos particulares de quienes participaron, en este caso personas provenientes de diversos espacios sociales, laborales y comunitarios.

Dilcia García, encargada del Programa de Género de la ACPA, cree que un elemento vital de la iniciativa es que permite llevar la prevención de la violencia a aquellos espacios donde esta se gesta.

“Es importante investigar, buscar las pautas de la violencia a nivel teórico, de la academia, porque eso nos permite caracterizarla. Pero creo que es tanto o más urgente ir a los espacios donde esta violencia ocurre para llevar a las personas herramientas que les permitan  identificarla y enfrentarla”, sostuvo.

Un poco menos nutrido que en las dos ediciones anteriores, que se acercaron al centenar de participantes, la asistencia de 80 personas a este taller fue de todas maneras notable, si se tiene en cuenta que el oriente cubano todavía vive una difícil situación tras el paso del huracán Sandy.

Con categoría dos de cinco en la escala Saffir-Simpson, el evento climatológico atravesó el extremo este de la isla el pasado 25 de octubre y dejó 11 personas fallecidas, cientos de viviendas destruidas, techos derrumbados y daños diversos en la electricidad y las comunicaciones, además de una difícil situación epidemiológica tras las abundantes lluvias.

Para Vila, la acogida calurosa de la tercera edición del encuentro por parte de la población de Yateras, a pesar de esas condiciones, es también una evidencia de la utilidad de esta experiencia.

Con ella coincide Ventura Figueras, periodista de la radio comunitaria de la localidad guantanamera, quien también se ha sumado a las tres ediciones.

“Son una expresión de cuánto se puede hacer a favor de la paz, de la no violencia. Haber asistido como periodista me ha dado la posibilidad de informar mejor sobre el tema, pero también de comprobar cómo cambian las personas. Creo que es una experiencia que debería extenderse a toda la isla”, comentó.

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