Por Dixie Edith / dixie@enet.cu
La violencia dentro de los hogares es una experiencia cotidiana que viven más mujeres de las que sabemos o creemos, pero sigue considerándose un asunto privado y es necesario sacarlo a la luz. A partir de esa certeza sesionó la pasada semana en La Habana un taller con activistas comunitarios y especialistas que laboran en la prevención de la violencia de género, convocado por el Grupo de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero” (OAR).
OAR es una organización de inspiración de cristiana, sin ánimo de lucro, que contribuye a la formación integral de hombres y mujeres interesados en el crecimiento individual y social, mediante la promoción de espacios de reflexión, investigación y capacitación en función de una sociedad sostenible.
Titulado Intercambiando experiencias desde la diversidad: mujeres, niñas y niños que sufren la violencia de género. Miradas desde Cuba y Costa Rica, el encuentro de la OAR presentó experiencias de ese país centroamericano en la prevención de este fenómeno social y de la atención a sus víctimas.
La sicóloga costarricense Giselle Jiménez, conductora del encuentro, valoró la utilidad de partir de realidades como la de su país, o cualquier otro, para buscar herramientas que se adecuen al contexto cubano. “Porque las relaciones de poder que están en la raíz de la violencia son comunes”, precisó.
El debate de dos días tomó como hilo conductor productos audiovisuales diversos como anuncios o pequeños reportajes documentales que, si bien muestran cifras o casos específicos de violencia física, también llaman a eliminar aquella menos visible como la verbal, la psicológica o la económica.
Se necesita “atención integral y especializada a las mujeres y a sus hijos e hijas que son testigos de la violencia, a veces desde antes de nacer” reclamó Jiménez.
Quienes participaron de las dos jornadas de trabajo en la sede de OAR coincidieron en la necesidad de crear una línea telefónica de ayuda para apoyar a las mujeres víctimas; como ya existen en el caso del VIH/sida o de las drogas.
También abogaron por trabajar directamente con los hombres, en busca de cambios en la cultura machista desde el análisis de las masculinidades, así como potenciar las redes de apoyo en las comunidades: vecinos, hermanas y hermanos, compañeras de trabajo, amistades que mantengan la comunicación y ayuden a salir del ciclo de la violencia.
Teresita Coro, especialista del Centro Félix Varela, alertó del peligro de seguir respondiendo a la violencia con más violencia. “Se debe actuar desde la cultura de paz, desde el diálogo; transmitir una cultura del afecto, desde el conocimiento”, añadió.
El taller de OAR se inserta en las actividades de la Jornada Cubana por la No Violencia a la que se han sumado diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil de la isla, con apoyo de agentes de la cooperación internacional como la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) y el programa de Oxfam en Cuba.
En una evaluación de los resultados de estas jornadas, que se celebran desde 2007, Zulema Hidalgo, especialista de OAR, valoró en una reciente comunicación que han posibilitado “unir esfuerzos y potencialidades, con la promoción de espacios para el debate y la reflexión social”, a fin de que se polemice “acerca de la violencia de género, sus implicaciones y las estrategias para superarla”.
Este año, la plataforma comunicativa de la jornada se ha sustentado en una campaña que invita a seres humanos, y en particular a las mujeres, a reflexionar sobre su realidad, bajo el lema Abre los Ojos Ahora.
Es un llamado a la sociedad para cuestionar los múltiples prejuicios que todavía conviven en su interior, trabajar desde los medios de comunicación para visualizar las violencias ocultas y advertir que es un fenómeno que se escapa de los diferentes ámbitos de la sociedad.
“Podemos reconocerla, desde la manera más explícita en espacios privados, como las relaciones de pareja y la familia, que en otros públicos, como las instituciones laborales, los medios de comunicación, entre muchos otros. Es posible donde haya seres humanos en relaciones de desigualdad”, reflexionó Hidalgo.
La campaña también busca desterrar falsas creencias como que “entre marido y mujer nadie se debe meter”, o que “las mujeres se buscan que las maltraten”, entre otras que favorecen la persistencia de la violencia e inmovilizan a las mujeres que la sufren, al impedirles la búsqueda de soluciones.
“En nuestro país, diversas organizaciones e instituciones gubernamentales y pertenecientes a la sociedad civil han prestado atención a esta problemática. Sin embargo, esto no resulta suficiente. Muchas veces la vergüenza, el miedo, la angustia y la culpa son sentimientos que hacen que las personas guarden para sí lo que les ocurre”, aseveró Hidalgo.
Romper el silencio es importante para sacar afuera el dolor y evitar que el hecho se repita, precisó.
Noviembre 2011