Por Helen Hernández Hornilla / hormilla@gmail.com
Las mujeres, los niños y las niñas constituyen las víctimas por excelencia de la violencia familiar en Cuba. Por ello resulta necesario perfilar políticas y programas preventivos para disminuir la incidencia social e individual de este fenómeno. Así se constata en el libro Violencia familiar en Cuba: Estudios, realidades y desafíos, editado por Publicaciones Acuario, del no gubernamental Centro Félix Varela, junto con la Editorial Cenesex, del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual(Cenesex).
El volumen, presentado el 25 de noviembre en la Casa del Alba Cultural en La Habana, en saludo al Día Internacional por la No Violencia hacia la Mujer, constituye una importante contribución para visibilizar los mecanismos desde los cuales se establecen relaciones de poder y agresividad al interior de las dinámicas familiares en la Isla.
La compilación incluye diez artículos sobre el tema, en su mayoría resultantes del trabajo del Grupo de Estudios sobre Familia del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de Cuba.
Mareelén Díaz Tenorio, Yohanka Valdés, Ernesto Chávez, Patricia Gamuri y Silvia Padrón tuvieron a su cargo la exploración de este asunto desde aristas que incluyen el enfoque teórico metodológico, las concepciones que legitiman la violencia, el tratamiento legal, los estudios de casos, la sistematización de las investigaciones precedentes, la violencia en las relaciones de pareja y las paterno/filiales, así como los desafíos que plantean para la sociedad cubana, entre otras.
El texto contribuye a sacar a la luz un problema que se mantenía invisibilizado, afirma en el prólogo el investigador Pablo Rodríguez Cruz. Según el estudioso, sus páginas ofrecen una visión compleja del fenómeno, visto desde sus contradicciones, como proceso multicausal y multifactorial.
La intención de este libro, declara la sicóloga Mareelén Díaz Tenorio, “es contribuir a la atención y prevención de la violencia en las familias, al tiempo que se divisan algunos de los más importantes retos de futuro para la sociedad cubana en este tema”.
Uno de los aportes radica en la utilización de conceptos y herramientas cercanos al contexto nacional, pues muchas veces las teorías responden a realidades externas a Cuba, donde las dinámicas familiares y las relaciones entre los géneros son distintas. Asimismo, posee aclaraciones teóricas y metodológicas para abordar la violencia en espacios familiares, no solo con el objetivo de un diagnóstico, sino también pensando en cómo transformar esa realidad.
No se entendió la familia en el único ámbito del hogar o las relaciones de convivencia, sino que se pensó también en la influencia que sobre estas relaciones violentas tienen ex integrantes del núcleo familiar, algunos incluso viviendo fuera de Cuba, explicó la psicóloga social Yohanka Valdés.
Además, se pensó en la familia como un espacio donde cada miembro es susceptible de ser víctima o victimario, pues la violencia familiar debe entenderse como un proceso relacionado con la educación, la historia de vida y la manera en que las personas van construyendo sus significados y sentidos de vida, precisó la investigadora del CIPS.
“Aprendimos que la violencia no está lejos, ajena, sino que se encuentra en nosotros mismos”, apuntó por su parte Díaz Tenorio. “Nombrarla y visualizarla en el afuera y el adentro es un requisito indispensable para poder enfrentar un fenómeno que nos toca de cerca, como a cualquier sociedad”, expresó
Noviembre 2011