Prevenir la violencia desde la comunidad

Por Helen Hernández Hormilla/ hormilla@gmail.com

Desde el trabajo comunitario, actores sociales del barrio periférico Alamar Playa, en el municipio Habana del Este, en la capital cubana, encuentran alternativas para prevenir la violencia de género e intrafamiliar.
Talleres de sensibilización, concursos de dibujo, investigaciones, atención a casos de violencia contra las mujeres o la infancia, actividades culturales, capacitaciones, entre otras iniciativas se realizan desde hace cinco años en esa zona costera por el Grupo Renacer.
Se trata de un colectivo compuesto por líderes barriales, activistas y funcionarios locales, reunidos de manera espontánea, luego de participar en un taller de sensibilización organizado por la Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), en abril de 2008. «Decidimos trabajar en nuestro cambio personal primero, reconociendo las conductas con las que también reproducíamos la violencia en nuestro ámbito familiar y de pareja, para luego incidir en una transformación de la comunidad», explica Belkis Pinillos Saavedra, especialista principal del Taller de Transformación Integral del Barrio (TTIB) Alamar Playa y coordinadora de Renacer.
Entre las 25 personas que integran el colectivo hay trabajadores sociales, instructores de arte y representantes de instituciones y organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Casa Comunitaria, el TTIB, el gobierno municipal, el Consejo Popular y la Casa de la Cultura, el departamento de Atención a Menores de la Policía Nacional Revolucionaria, entre otros.
La intención es tener en cuneta las desigualdades entre mujeres y hombres, así como la prevención de la violencia en todo el trabajo de estas instituciones, a la vez que limitar las miradas estereotipadas a las realidades sociales como resultado de la cultura patriarcal.
Durante los primeros años, el grupo realizó reuniones mensuales para debatir documentos, bibliografía y audiovisuales sobre la violencia por motivo de género, lo mismo que identificar problemáticas sensibles del barrio como el alcoholismo, la indisciplina social y la agresividad en las familias.
«Junto a estudiantes de Psicología, Comunicación y Sociología promovimos investigaciones en las zonas más afectadas por estas conductas e identificamos un fuerte componente familiar que incidía en la disciplina de los niños y niñas y en el contexto del barrio», relata Pinillos.
A partir de ahí, de conjunto con el departamento de Atención a Menores de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), se emprendió el proyecto de atención a «conductas llamativas», entre las que se entienden indisciplinas sociales, agresividad, desatención escolar y actos delictivos realizados por infantes y adolescentes.
La violencia en la infancia ha estado entre las principales preocupaciones de Renacer, confirmó Margarita Marrero, especialista de la Casa Comunitaria del Consejo Popular Alamar Playa durante un panel convocado por el colectivo el 10 de noviembre durante la Jornada Cubana por la No Violencia contra la Mujer.
De más de 60 expedientes anuales de menores de edad atendidos por la PNR debido a su propensión delictiva, la comunidad ha logrado disminuirlos a solo dos en 2011, un resultado que vinculan al trabajo de Renacer.
«Muchas veces se trata de menores que viven en un ambiente de violencia, desatendidos por sus padres y madres, por lo que trabajamos con la familia para orientarla hacia una convivencia no violenta», señaló Marrero.
La unión de miembros de las principales organizaciones comunitarias contribuyó también a la respuesta inmediata ante la aparición de micropandillas juveniles en la zona de Alamar Playa, en 2010.
«Producto de la infraestructura de la comunidad, casi sin iluminación, con solares yermos y poca recreación, grupos de adolescentes estaban robando y ejerciendo la violencia», destaca la coordinadora de Renacer. En solo seis meses lograron identificar a los y las integrantes de estas pandillas y desarticularlas, asegura.
De importancia resultó también el taller de sensibilización en temas de violencia de género para oficiales de la PNR realizado en 2010, pues muchas veces en las autoridades que reciben a mujeres violentadas radica la posibilidad de ayudarlas a superar el ciclo de la violencia y evitar que sean revictimizadas.
Para los grupos de mujeres, el TTIB ha sumado estos contenidos a los talleres de manualidades y peluquería, entendidos como una garantía de independencia económica para aquellas que no tienen ingresos propios.
Se han integrado además a todas las Jornadas Cubanas por la No Violencia contra la Mujer con actividades dirigidas a visibilizar este asunto y sus tipicidades en el entorno en que habitan.
Construir una estrategia de comunicación para divulgar el tema en el barrio y contribuir a elevar la autoestima femenina es la tarea inmediata del colectivo. Para ello distribuyeron en paradas de ómnibus, consultorios médicos, mercados, entre otros sitios públicos, cartas dirigidas a las mujeres donde explican los distintos tipos de agresiones y la necesidad de enfrentarlas.
La idea es mantener esta correspondencia en tono coloquial, de manera mensual, e ir tratando asuntos que preocupan de manera particular a las mujeres. «No tenemos recursos, pero sí mucha información que podemos socializar mediante estos volantes para que las mujeres se informen sobre la violencia, además de los proyectos realizados en la comunidad sobre estos temas», señaló la coordinadora.

 

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