Mujeres impugnan la discriminación

Por Helen Hernández Hormilla

Mercedes de la Caridad Arlet parecía destinada a no poder caminar nunca, producto de una malformación de nacimiento. Su infancia y juventud transcurrieron entre dolores y operaciones que lograron mejorar su locomoción, pero también la pusieron frente al rechazo, la burla social y la discriminación.

Convertirse en licenciada en nutrición, especialidad que ejerce en el Hospital Pediátrico de Centro Habana, no fue difícil por las exigencias académicas, sino por los obstáculos que aún persisten en las instituciones y en la subjetividad de muchas personas con respecto al desarrollo de quienes viven con algún tipo de discapacidad. Sin embargo, la voluntad de no dejarse vencer ha sido para ella el principal recurso para superarse.

Su historia conmovió al auditorio del teatro América, ubicado en el municipio de Centro Habana de la capital cubana, durante la celebración de la Corte de Mujeres, organizada en conjunto por el Grupo de Estudio «América Latina: Filosofía social y Axiología» (GALFISA), del Instituto de Filosofía; la Federación de Mujeres Cubanas y el gobierno municipal.

El evento formó parte del X Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, que tuvo lugar en La Habana del 8 al 11 de enero. Junto a Mercedes, otras seis mujeres testimoniaron frente al tribunal simbólico instituido para poner en entredicho los mecanismos estructurales que legitiman la violencia patriarcal.

Se trata de una metodología practicada por varias organizaciones feministas y movimientos sociales con el propósito de establecer espacios éticos, políticos y simbólicos que permitan hacer visible la resistencia y creatividad cotidiana de las mujeres en su lucha contra el patriarcado, por la justicia social y la equidad de género.

«Constituyen un medio sensible para revelar a la opinión pública y llevar al seno de las organizaciones nacionales, regionales e internacionales las distintas formas de violencia pública y privada sobre las mujeres impuestas a la sociedad», explica un folleto distribuido ese día.

Además de haber experimentado en distintas facetas la discriminación, estas mujeres tienen en común el residir en Centro Habana, el municipio más poblado de la capital y con serios problemas de pobreza y hacinamiento.

El deterioro de las viviendas, la contaminación ambiental, la indisciplina social y la carencia de áreas deportivas y culturales son otras de las complejidades que enfrenta esta localidad, a lo que se han contrapuesto diversos proyectos de trabajo comunitario con una amplia participación femenina.

Como antecedentes a esta experiencia, entre septiembre y octubre de 2012 se celebraron Cortes de Mujeres en los barrios centrohabaneros de Los Sitios, Cayo Hueso, Colón, Dragones y Pueblo Nuevo, en las que participaron 21 testimoniantes.

Algunas de esas historias fueron escuchadas en esta ocasión, tras la selección encargada a la comunidad. En ellas se hicieron evidentes cuestiones como la exclusión de las personas con discapacidad, el rechazo social a travestis y transexuales, la marginalidad, la prostitución y el impacto de las drogas en algunos sectores juveniles, entre otros aspectos.

Georgina Alfonso González, quien coordina los temas de género y feminismo en GALFISA, explicó a SEMlac que las cortes fomentan en su metodología la participación, el diálogo de poderes y las prácticas cotidianas. «El acto de testimoniar apela a la verdad y a que la historia de una mujer puede ser la de muchas mujeres», precisó.

Entre los propósitos de las organizadoras estuvo presentar relatos de quienes antepusieron el esfuerzo y sacrificio personal para superar la violencia y la discriminación, al tiempo que realizan un aporte a su comunidad.

«Las mujeres llevamos el rol más difícil porque, desde que nacemos, nos educan para cuidar una casa y velar por el bienestar de nuestros hijos», opinó Mercedes Arlet.

Para Georgina Alfonso, una de las ganancias es que todas coinciden en que se han crecido al enfrentar las dificultades y aportan a su comunidad para que otras mujeres no pasen lo que ellas han pasado.

Las Cortes de Mujeres son acciones enmarcadas dentro del proyecto Feminismo y Emancipación Humana de GALFISA, que desde 1997 ha realizado nueve experiencias de este tipo en Cuba y en otros países de Latinoamérica.

Otra línea de trabajo del grupo ha sido la articulación con movimientos de mujeres en América Latina, la reflexión sobre el feminismo socialista y la recuperación de la historia del feminismo como parte de la teoría crítica revolucionaria.

Entre los paradigmas emancipatorios que preconiza este colectivo, el feminismo resulta indispensable «porque no hay alternativa emancipatoria sin despatriarcalización de la sociedad, que tiene que llegar a las políticas públicas y sociales», indica la doctora en filosofía.

Asimismo, proponen un enfoque teórico y práctico que reconozca la diversidad de identidades y el protagonismo de la vida cotidiana para lograr el empoderamiento.

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