Licencia de paternidad, entre el desconocimiento y el prejuicio

Por Dixie Edith / dixie@enet.cu

Herencias machistas que instauran tabúes y configuran comportamientos, pero también mucha desinformación, están marcando pautas a no pocos hombres cubanos a la hora de decidir si se acogen a una licencia laboral para cuidar de sus bebés, en lugar de la madre.
El Decreto-Ley número 234, «De la maternidad de la trabajadora», emitido en agosto de 2003, actualizó la ley de maternidad cubana vigente hasta entonces con diversas prestaciones.
Entre ellas, estableció que una vez concluida la licencia postnatal, así como la etapa de lactancia materna, imprescindible para el mejor desarrollo de niños y niñas, la madre y el padre pueden decidir de mutuo acuerdo cuál de ellos cuidará a su descendencia hasta cumplir el primer año de vida.
Casi una década después, la periodista Ileana Sifontes, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila, a unos 425 kilómetros de La Habana, decidió investigar cómo se ha comportado en su territorio esta posibilidad. «Pero cuando empezamos a indagar cuál era la disposición de hombres diversos para probar esta opción, nos sorprendió que más allá de prejuicios machistas, muchos ni siquiera la conocían», explicó Sifontes a SEMlac, durante las sesiones del X Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación, que se celebró la pasada semana en La Habana.
La investigación de esta colega, publicada en el semanario impreso local Invasor y presentada entre los productos comunicativos con enfoque de género, confirmó que en esa provincia central, en lo que va de año, ningún hombre ha decidido acogerse a este decreto.
Asimismo, durante todo 2011 solo un avileño dejó de trabajar para cuidar a su bebé, algo que contrasta con que más del 60 por ciento de las mujeres de ese territorio «se desempeñen como técnicas y profesionales en importantes sectores de la producción y los servicios», reflexionó el artículo de Sifontes.
El comportamiento es bastante similar en toda la isla. Según el semanario nacional Trabajadores, unos tres años después de entrar en vigencia la ley, solo 17 padres cubanos habían ejercido ese derecho.
En Ciego de Ávila, este año, la colega del semanario provincial encontró «que a la mayoría de los padres se le había despojado de la posibilidad de expresar abiertamente sus sentimientos y de ejercer a plenitud la paternidad».
«Constatamos también que las mujeres asumen su rol asignado de madres sin dejar espacio al padre, limitándolos a una relación periférica e intermitente», explicó Sifontes en una de las comisiones del encuentro.
La investigación periodística avileña, publicada además en formato multimedia en la versión digital de Invasor, incorporó opiniones de hombres y mujeres que permiten confirmar los impactos de las herencias patriarcales en la cotidianidad de esta isla.
Uno de los entrevistados confesó a la reportera que, aunque le gustaría cuidar a su pequeño hijo, «no se anima a enfrentar las críticas de sus colegas, que se proclaman defensores de la igualdad, al tiempo que emiten desatinados ‘ataques’ contra quienes asumen tareas que ‘supuestamente’ les corresponden a las mujeres».
Identificado como Alexis en el artículo, este avileño agregó que no se atrevería a presentarse ante su jefe a comentarle su intención de acogerse a los beneficios del decreto.
«Lo que brinda la nueva normativa es algo muy revolucionario y en verdad deseo compartir con mi esposa esa posibilidad; en cambio, no estoy seguro de que mi lugar esté en casa ocupándome de las labores hogareñas, mientras ella, casco en mano, se dispone a dirigir fuerzas constructoras», agregó Alexis.
Sin embargo, la indagación de Sifontes deja puertas abiertas a la esperanza. Aunque confirmó la existencia de machismo y muchos prejuicios, la búsqueda periodística también pudo constatar que algunos hombres ya no coinciden con el criterio de que «los niños están mejor con su mamá», o con quienes solo «ven a los hombres como proveedores económicos que ejercen la autoridad en el hogar», según el texto publicado.
Para esta colega, como próximo paso es necesario publicar otro texto para explicar en detalle el Decreto Ley y «ver si su divulgación consigue que otros hombres se dispongan a emplearlo», dijo a SEMlac.
Convocado por la Federación de Mujeres Cubanas, la Unión de Periodistas de Cuba y la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, el X Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación contó además con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), Oxfam, el Fondo de Nacionales Unidas para Población (UNFPA) y la ONG Kultura Communication y Desarrollo (KCD).

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