Por Dalia Acosta
Contribuir a la visualización de la violencia en Cuba será el objetivo de un conjunto de acciones que ejecutará el Capítulo Cubano de la Red de Género y Salud Colectiva de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES).
Las ideas fueron elaboradas de forma colectiva durante un taller de la red realizado el 21 de noviembre en la capital cubana, en ocasión de la celebración del 25 de noviembre del Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, la semana pasada
«Aún nuestro sistema de salud no recoge la violencia como un indicador de salud», dijo la doctora Ada C. Alfonso, vice coordinadora de la red cubana, quien advirtió sobre la necesidad de crear una red social de apoyo a las víctimas. «Lo primero que hay que hacer para resolver un problema es identificarlo», añadió, por su parte, la doctora María del Carmen Amaro, responsable del gubernamental Centro de Estudios Humanísticos.
Como en otros países de América Latina, las escasas denuncias o el retiro de estas por las mujeres que deciden acusar a su agresor, es una las razones por las cuales todavía resulta poco visible en Cuba el fenómeno de la violencia intrafamiliar, especialmente contra la mujer.
El boletín electrónico Saluco, elaborado por el Capítulo Cubano de la Red de Género y Salud Colectiva de ALAMES, aseguró en agosto pasado que aunque la cobertura y acceso a las autoridades policiales y de derecho son elevadas en todo el país, la delación de esos actos sigue siendo baja.
Mientras espacios televisivos han empezado a abordar esta problemática desde la ficción, el análisis del alcance de la violencia, sus causas y la situación de las víctimas apenas encuentra espacio en la prensa nacional.
Por otra parte, autoridades nacionales indican que todavía falta algunos años para que problemas como el de la violencia intra familiar o contra la mujer puedan llegar a visualizarse en las estadísticas cubanas de salud.
Marlene Basanta, directora del gubernamental Instituto de Medicina Legal, aseguró que a esa institución llegan todos los casos de violencia que se denuncian, incluyendo accidentes, suicidios, homicidios y abusos sexuales.
Sin embargo, las estadísticas como norma se mantienen clasificadas en el país y los escasos estudios científicos que se publican sobre el tema parten de muestras pequeñas y muy limitadas a una localidad determinada.
Los únicos datos nacionales que se conocen fueron proporcionados en 1999 por la Policía Nacional Revolucionaria y el Ministerio cubano a la relatora especial de violencia contra la mujer de Naciones Unidas, Radhika Coomaraswamy.
Un informe de Coomaraswamy, que cita estas fuentes, asegura que el número de mujeres violadas en la isla pasó de 650 en 1996 a 963 en 1998. En tanto, las lesiones de diverso tipo reportadas contra mujeres denunciadas ante la policía ascendieron a 5.791 en 1998 y ya eran 1.944 en el primer semestre de 1999.
Según Coomaraswamy, «en 1998, el 3,6 por ciento de las víctimas femeninas de violencia eran menores. La mayoría de los autores eran conocidos de las víctimas, tales como amantes, esposos y ex esposos».
En tanto, fuentes del Ministerio de Salud Pública y de la Oficina Nacional de Estadísticas revelan que en 1998 las muertes por asesinato ascendieron a 622 hombres y 345 mujeres. Por cada mujer que murió en la isla caribeña víctima de este tipo de violencia extrema, fallecieron 3.4 hombres.
Cifras preliminares del año 2000 reportaban una disminución de las defunciones masculinas por homicidio hasta 433 y las femeninas 157. La tasa de homicidios por 100.000 habitantes pasaba de 7,3 en 1993 a 5,3 en ese año.
De acuerdo con las últimas estadísticas de lesiones auto infligidas, las mujeres acuden menos al suicidio que los hombres o, al menos, resultan menos exitosas. En 2001 murieron por esa causa 1.202 hombres y 447 mujeres, según datos preliminares del Ministerio de Salud.
Entre las acciones propuestas por la red se encuentran la realización, en enero próximo, de un taller de herramientas conceptuales y metodológicas sobre la atención a la violencia en general y la dirigida contra las mujeres en particular.
El encuentro pretende concientizar a los especialistas y a las autoridades sanitarias competentes en la necesidad de incluir el tema en los espacios de promoción de salud, los medios de comunicación y en cualquier otro que así lo amerite.
También se espera para entonces la presentación de las iniciativas que empiecen a elaborarse desde ahora por los integrantes del capítulo cubano de ALAMES, muchas de las cuales estarán dirigidas a su área específica de trabajo y acción.
Según esta organización, la violencia no está contemplada en los manuales que deben estudiar las y los estudiantes en las escuelas cubanas de medicina, incluso en un texto básico de Medicina Familiar de reciente publicación.
Cuba tiene unos 33.000 médicos de la familia que trabajan a nivel comunitario y cubren más del 90 por ciento de la población. La capacitación de este personal sería esencial en el enfrentamiento a la violencia como problema social y de salud.
Asimismo, se conoció sobre la realización durante el próximo año del simposio «Violencia, Sociedad y Salud», que organizará el Instituto de Medicina Legal de Cuba con el objetivo de dar continuidad al trabajo que viene realizando esa entidad.
Entre las estructuras ya existentes en la isla que podrían utilizarse mejor en la atención de personas víctimas de la violencia, los asistentes al taller del capítulo cubano de ALAMES mencionaron una amplia red de casas de atención a la mujer y a la familia, creada por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC, única organización femenina cubana).
Habrá que trabajar también con el sector de la educación y los medios de comunicación «para promover una cultura de la no violencia», propuso el doctor Celestino Vasallo, profesor titular de la Facultad de Ciencias Médicas Calixto García, situada en el hospital habanero de igual nombre.
(diciembre/2002)