La falta de servicios integrales e integrados fue identificada por especialistas como uno de los desafíos actuales en la atención a las mujeres y las niñas que viven violencia de género en Cuba. Así lo expusieron durante el encuentro «Promover equidad de género eliminando las violencias hacia mujeres y niñas», realizado del 3 al 5 de abril en Matanzas, a poco más de 100 kilómetros de la capital.
Organizado por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), al taller asistió medio centenar de personas de las diferentes regiones de país que se dedican a la investigación, la docencia, el trabajo comunitario y el activismo social a favor de la equidad de género
En las sesiones de trabajo se habló de la necesidad de establecer un mecanismo de prevención y atención que articule a quienes deben actuar, desde diferentes ámbitos, frente a las distintas formas y manifestaciones del maltrato sexista.
El grupo elaboró, además, una suerte de mapa o caracterización de la violencia hacia mujeres y niñas en el contexto cubano, donde los estudios evidencian la existencia de todos los tipos de maltrato, aunque aún se reconoce más la violencia física y la psicológica y tienen menos visibilidad otras manifestaciones como el abuso sexual en la pareja, el acoso laboral y la violencia económica y patrimonial.
Para Ivon Ernand, quien coordina en OAR una consejería para mujeres maltratadas, es necesario «visibilizar las microviolencias de la vida cotidiana que afectan la salud de las mujeres y que son difícilmente percibidas por ellas, por su permanencia o cotidianidad».
Los medios de comunicación, en tanto, siguen siendo multiplicadores de expresiones de violencia y continúan realzando la idea del cuerpo femenino como objeto sexual, acotaron.
Por otra parte, se reconoció la violencia económica emergente, vinculada a patrones que refuerzan la discriminación por edad, raza o belleza física en algunos espacios del sector privado de la economía.
En opinión de Caridad Rosa Jiménez Morales, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente, «hay que seguir trabajo en la protección de los derechos de la mujer, su valor y su dignidad», comentó a SEMlac.
Si bien hay talleres y cursos posgraduados que se impulsan desde el programa de Género y Derecho de la Unión Nacional de Juristas (UNJC) y se trabajan estos temas también con estudiantes de la carrera, aún los esfuerzos son insuficientes.
«Estos temas deben conocerse más, pues hay una alta incidencia de hechos violentos en que están presentes las mujeres», precisó a SEMlac la también vicepresidenta del UNJC en la ciudad de Santiago de Cuba, a 860 kilómetros de La Habana.
No solo se trata de hechos delictivos que transitan por las amenazas, las lesiones, el asesinato o el homicidio de mujeres, sino también aquellos en que ellas terminan como victimarias, agregó Jiménez Morales.
«Son hechos que muchas veces ocurren como culminación de una violencia previa que esas mujeres han recibido; son desenlaces fatales como consecuencia de haber sido maltratadas y violentadas durante mucho tiempo»; argumentó.
Más allá del trabajo que resta hacer con operadoras y operadores del Derecho, Jiménez Morales aboga también por la participación de todos los actores involucrados, de manera consciente, para lograr una respuesta más efectiva a este problema social.
«Un tema del que poco se habla tiene que ver con las violaciones y vejaciones que sufren las mujeres trans», señaló, por su parte, la psiquiatra Ada Alfonso, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
De conjunto, durante el encuentro evaluaron también la propuesta de ruta crítica de atención integral e integrada a la violencia de género del Programa Nacional de Educación y Salud Sexual (Proness), que coordina el Cenesex.
Aunque más avanzada en los aspectos que tienen que ver con los espacios de salud, se dijo que esa propuesta debe articular a varios actores, incluidos quienes se encargan del trabajo social, la policía, organizaciones sociales y barriales, juristas de bufetes colectivos y líderes comunitarios, ente otros, con el fin supremo de que las víctimas no queden indefensas.
La necesidad de focalizar y atender la violencia desde un mandato estatal; de incluir estos temas en la formación del personal de salud, educación, justicia, la policía y otros actores de la comunidad; de cambiar imaginarios que sostienen el maltrato y la cultura machista fueron algunos de los desafíos identificados en las sesiones de trabajo del encuentro.
Entre las fortalezas para el trabajo, señalaron la existencia de investigaciones y trabajos en todo el país, de algunos recursos humanos sensibilizados y capacitados y el trabajo previo desde las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la Federación de Mujeres de Cubanos.
También, la existencia de algunos proyectos comunitarios que han logrado concretar experiencias y buenas prácticas al respecto. Sin embargo, reconocieron, se trata de investigaciones, prácticas y empeños aún dispersos y atomizados, que necesitan articularse en función de la prevención y la atención.
El encuentro sirvió, además, para fortalecer alianzas entre personas e instituciones de diversas zonas del país que trabajan con sistematicidad estos temas, como las Cátedra de la Mujer, los centros universitarios, de salud y Medicina Legal, entre otros.
Igualmente, el espacio de intercambio propició mayor articulación de acciones y actividades en torno a la Campaña Cubana contra la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas que coordinan OAR y la FMC, una iniciativa que tiene un programa intenso en los meses de diciembre y noviembre, pero cada vez más se amplía al resto del año.