Especialistas llegan a consenso sobre violencia de género

La violencia machista hacia las mujeres y las niñas no es un asunto privado, de pareja y familia, como los imaginarios sociales suelen acuñar, por lo que necesita de una respuesta social articulada, enfocada en la prevención y atención, concordaron profesionales de diversas disciplinas que investigan esta problemática social en el país.

Es necesario un mecanismo que coordine, dé seguimiento, monitoree, evalúe y rinda cuentas al respecto, propusieron asistentes al 2do Encuentro Nacional de Investigadores e investigadoras sobre Violencia de Género, realizado del 23 al 25 de abril en la central provincia de Ciego de Ávila.
Esa mirada debe tener en cuenta la educación, identificación, detección, atención, prevención, rehabilitación y reparación, agregaron durante la cita, convocada por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR) y la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes).
Liderada desde el Estado, la respuesta social a este problema debe considerar, a la par, las iniciativas locales y comunitarias de acompañamiento, así como acciones intersectoriales en los campos de educación, salud, jurídico, los medios de comunicación y las autoridades policiales y de control social.
En ese proceso resulta vital la identificación de actores clave, la implementación de programas de asistencia y capacitación, la creación de mecanismos para sistematizar los avances en el trabajo, la instalación de capacidades para la formación básica continua en esta temática y la creación de servicios especializados multidisciplinarios sostenibles en el tiempo.
«No puede haber un respuesta social a un problema de esta magnitud sin una participación colectiva institucional y de la población, con acompañamientos y grupos de apoyo, en acciones articuladas», precisó la psiquiatra Ada Alfonso, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
La respuesta social integral a la violencia hacia mujeres y niñas debe partir de una política, de la cual se pueda derivar también una legislación actualizada, plantearon.
Aunque se reconoció que es posible aprovechar mejor los recursos legales actuales, recogidos en códigos y procedimientos vigentes, las y los especialistas concordaron en que se necesita de una ley integral, no solo penal, sino que tribute además a la prevención de estos actos, abarque todas la expresiones de maltrato, contemple la reparación de las víctimas y el tratamiento a los agresores.
Con una visión multidisciplinaria, esa ley debe superar el enfoque estrecho de normas que se han centrado solo en la tipificación del delito y ampliarse a otros ámbitos del Derecho como el civil, el administrativo y el constitucional, apuntaron.
Las reflexiones y consensos se establecieron en cuatro áreas fundamentales: el concepto de violencia de género, los imaginarios sociales que la mantienen, la respuesta social y el tratamiento jurídico que necesita.
Se trata de una violencia que se sostiene en una ideología machista; tiene diversas expresiones en la sociedad, no solo en el ámbito de la pareja y la familia; y como consecuencia, provoca daños físicos, sexuales, psicológicos, patrimoniales y económicos.
Son actos u omisiones que discriman, someten y subordinan a otras personas, desde los preceptos del dominio patriarcal, acotaron profesionales de diferentes zonas del país.
Bajo el tema «Construyendo consensos para promover la equidad de género y la prevención de las violencias hacia las mujeres y las niñas», el grupo reconoció que la violencia hacia las mujeres y las niñas es la mayor expresión e la violencia patriarcal, pero no la única, y se partió del papel que han tenido los movimientos de mujeres en la denuncia y la visibilidad de este problema como un elemento de dominación.
«Se trata de una ideología que minimiza y segrega lo diferente, lo considerado femenino, por lo que afecta también a mujeres lesbianas, trans y hombres homosexuales», acotó la psiquiatra Alfonso.
Agregó que la cultura patriarcal se expresa también en la violencia simbólica y normas educativas que pautan un comportamiento diferente para mujeres y hombres. Todo lo que se aleje de esa norma, precisó, se mantiene en la periferia, es objeto de discriminación, estigma y violencia.
Especialistas que investigan la violencia de género también conectaron esa práctica con otras discriminaciones y desigualdades sociales, geográficas y por color de la piel, que refuerzan las brechas del maltrato, el control, la dominación y vulneración de derechos.
«Se trata de un problemática compleja en el sentido científico, como problema mutlicausal que no puede verse en una sola dimensión», subrayó María Isabel Domínguez, investigadora del Centro de Investigaciones Psicológicas Sociológicas del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente.
«La sociedad se ha ido desarrollando en un sistema patriarcal, clasista, que ha sido colonial, de relaciones de poder asimétricas y donde permanece una fuerte batalla por mantener esa dominación. Hablamos de un modelo hegemónico no solo de género, sino también de la cultura occidental», reflexionó Domínguez.
Lo mediático también legitima esas relaciones de poder y violencia, apuntaron, e identificaron a las mujeres de edad mediana como un grupo particularmente vulnerable, que asume múltiples roles en la sociedad y la familia, por lo que es blanco de violencia de género de diversas formas.
Más que establecer conceptos acabados, el encuentro abogó por la puesta en común de aspectos teóricos basados en la práctica cubana y las investigaciones que se llevan a cabo en el país, con vistas no solo de aportar conocimientos, sino de poder influir en las políticas públicas sobre el tema.
Por otra parte, señalaron que para transformar creencias, mitos y estereotipos que justifican la violencia de género, hace falta influir en las personas y en las instituciones que reproducen los imaginarios sociales
«En la construcción de la masculinidad y la feminidad está la raíz más profunda de la creación y socialización de imaginarios y normas sociales que se articulan para reforzar relaciones de género desiguales, donde los hombres suelen gozar de un poder que los prepara para dominar a lo que se ha designado como lo opuesto o lo inferior», comentó la psicóloga Yohanka Valdés, del OAR.
Muchas de esas creencias están asociadas al mito del amor romántico y el control del cuerpo de las mujeres, a la par que justifican la violencia y sostienen la impunidad social, ante hechos que muchas veces se observan y conocen, pero no se interviene para frenarlos, sostuvieron participantes en el encuentro,.
Las campañas y mensaje que ayuden a desmontar esos imaginarios deben tener en cuenta a líderes y grupos de influencia, además de la fragmentación de los públicos a los que se quiere llegar.
«Si sabemos que esos imaginarios se construyen socialmente, se interiorizan en la cultura y los convertimos en conducta, es importante trabajar con las instituciones de socialización para poderlos transformar», acotó la investigadora y profesora de la Universidad de La Habana Clotilde Proveyer Cervantes.
Proveyer abogó por impulsar la creación de nuevos imaginarios, desde el empleo de diversos soportes y productos comunicativos, como cuentos infantiles, libros de texto y programas de estudio libres de enfoques sexistas.
Para Domínguez, en tanto, es crucial trascender la mirada individual y entender que la transformación de imaginarios necesita también un cambio en la cultura institucional, organizacional y en las políticas.
El encuentro se propuso buscar consenso sobre la violencia de género como un problema social, de salud y de derechos, entre especialistas que investigan este problema desde diferentes disciplinas, por varias décadas.
La iniciativa es parte del trabajo de Socumes para socializar información y hallazgos de investigación, precisó la psicóloga Beatriz Torres, presidenta de esa sociedad científica. Marca pautas, igualmente, para la búsqueda de caminos institucionales y sociales que den respuesta a este problema, resumió.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

3 × 3 =