Es posible limitar la revictimización en el abuso sexual infantil

Identificar espacios y prácticas que vulneran derechos de la infancia y apostar por la prevención y la superación profesional son acciones necesarias para avanzar hacia un mejor abordaje del abuso sexual infantil en Cuba, opinan especialistas.
Uno de esos pasos se enfoca en reducir la victimización secundaria de niños, niñas y adolescentes abusados sexualmente.

De acuerdo con la bibliografía científica, la victimización secundaria o re-victimización se refiere a las acciones u omisiones que vulneran derechos de la víctima durante el proceso penal, pero también en otros ámbitos como los servicios de salud, la familia y la escuela.
El jurista e investigador Manuel Vázquez Seijido constata que, durante la fase de instrucción del proceso jurídico-penal, esa victimización secundaria de menores se manifiesta en momentos como la denuncia del delito, la práctica de exámenes o peritajes médíco-legales y la obtención del testimonio de la víctima.
Estos procesos son mediados, a su vez, por deficiencias en la preparación especializada de operadores del derecho y profesionales que intervienen en las acciones de instrucción penal y, además, por limitaciones materiales en las instituciones trascendió en el curso «Victimización secundaria de niños, niñas y adolescentes abusados sexualmente. Elementos prácticos para su prevención y atención».
Organizado por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el encuentro se realizó en La Habana del 20 al 24 de noviembre, como parte de las actividades organizadas por el Cenesex para la XI Jornada cubana por no violencia de género en 2017.
Los centros de salud, la familia y la escuela son otros entornos en los que se suele vulnerar a niñas, niños y adolescentes víctimas de abuso sexual.
«La familia es un espacio donde, a veces, no se protege al menor y la reacción familiar es fundamental para minimizar el impacto del abuso. Debemos tener en cuenta que los sentimientos de culpa o las consecuencias inmediatas, a mediano y largo plazo, suelen agravarse cuando el victimario es una persona del contexto familiar», dijo a SEMlac la psicóloga Nadina Peñalvert.
Peñalvert propone que, desde los servicios asistenciales, se trabaje para limitar la revictimización. La superación profesional y seguir determinadas pautas en la atención de salud son aspectos fundamentales, según su experiencia en el servicio del Cenesex a niñas y niños abusados sexualmente.
«La primera recomendación sería no hablar directamente del hecho. Se trata de establecer un clima de confianza donde el testimonio surja espontáneamente. Otra propuesta sería no culpabilizar nunca a la familia y es fundamental mantener un diálogo fluido. Tampoco debemos cuestionarle al infante por qué, si el abuso ocurría desde hacía tiempo, lo comunicó en un momento determinado», propone la especialista.
Vázquez Seijido rescata la complejidad de esta problemática y la necesidad de mirarla desde múltiples disciplinas. Para el jurista, un tema a profundizar es la prevención.
«No solo es un tema de preparar a las personas que atienden un proceso investigativo o que tienen que brindar un servicio terapéutico a las víctimas. Se trata de un proceso educativo más amplio. Hay que entrar a las escuelas para impactar a estudiantes y a profesores, sobre todo en el tema prevención. Y tenemos que fortalecer los procesos comunicacionales de todas las instituciones comprometidas con este proceso», afirma el subdirector del Cenesex.
Hacer visible el abuso sexual infantil como un problema social que afecta a todas las sociedades es un punto clave para prevenir y abordar de manera integral su impacto en la vida de las víctimas y sus familiares.
«Este tema tiene que ser constante. Hay que hablar de abuso sexual infantil porque existe. Es una realidad con independencia de los números. Yo no soy de los que piensa que un problema social es tal por las cifras, soy de los que valoran un problema social por el impacto en las personas. Si existe una lesión a los derechos hay que atenderlo, y el Estado cubano tiene las posibilidades de generar un modelo de atención que pueda limitar los procesos de victimización primaria y secundaria», afirma el experto.

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