De la redacción
Los medios de comunicación masiva resultan plataformas fundamentales en la lucha por la no violencia contra las mujeres. Sin embargo, especialistas cubanas afirman que en la isla caribeña se vive un panorama complejo, en el cual la reproducción de estereotipos machistas y mensajes de sensibilización se enfrentan continuamente.
“Desde hace algunos años podemos percibir mayor visibilidad de la problemática social que significa la violencia contra las mujeres y las niñas. No obstante, me parece que estos temas aún quedan en determinados nichos y no encuentran la difusión que merecen en los medios masivos”, afirma Isabel Moya Richard, Doctora en Ciencias de la Comunicación y experta en temas de género.
Richard participó junto la crítica de cine Danae Diéguez Carbonell y la periodista Lirians Gordillo Piña en un coloquio convocado por el Centro Pablo de la Torriente Brau el viernes 21 de diciembre, dedicado a la violencia de género.
El dialogo generado entre las estudiosas y artistas de distintas manifestaciones se realizó por motivo de la premiación del concurso de carteles NO a la violencia que promueve esa institución cultural junto a otras organizaciones cubanas.
La sede del Centro Pablo, ubicada en el centro histórico de la capital cubana, acogió a artistas de la música, las artes plásticas, el diseño y el audiovisual, en un diálogo lleno de anécdotas y análisis. “El trabajo sistemático de varias instituciones y organizaciones sociales ha dado a conocer mucho más las distintas manifestaciones de la violencia contra las mujeres, sobre todo la violencia física y psicológica, pero todavía falta mucho por debatir el impacto de la violencia simbólica, esa que desde los medios y las artes reproduce —e incluso justifica— los diferentes tipos de maltrato hacia las mujeres”, reflexionó durante el encuentro la periodista Lirians Gordillo.
La joven periodista ha podido constatar las contradicciones que persisten en la programación televisiva cubana, pues a su criterio “son mayoritarias las representaciones audiovisuales que responden a prejuicios machistas, reduciendo la imagen de las cubanas a sus papeles como madres, esposas y objeto de deseo”.
Pero, al parecer, la televisión y los medios audiovisuales contemporáneos responden a una problemática ya tradicional en el cine cubano. “A pesar de su afán por reflejar la realidad y asemejar la imagen cinematográfica a la vida cotidiana, el cine cubano no se ha hecho eco de la violencia contra las mujeres, aun cuando entre los clásicos encontramos acercamientos al machismo y sus connotaciones sociales”, recapituló Diéguez.
Para las expertas, las fórmulas o soluciones acabadas no son la respuesta, pues como dijo Diéguez a SEMlac “resulta un reto hacer un arte comprometido con los temas de género, sin hacer concesiones estéticas; creo que ahí está la meta y es posible alcanzarla”.
Al finalizar el coloquio se inauguró una muestra expositiva con la presentación de las obras premiadas y una selección de 15 carteles participantes en el concurso NO a la violencia. La convocatoria, lanzada a mediados de año, tuvo muy buena acogida entre los más jóvenes, fundamentalmente; en total, 76 artistas presentaron obras al concurso, las cuales fueron valoradas por el jurado por su calidad y diversidad.