El jueves 3 de noviembre, a las 4:00 p.m., el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en La Habana Vieja, probablemente dio a los transeúntes la impresión de ser una guardería y no un lugar dedicado al arte, a juzgar por el ir y venir de mujeres con sus hijos e hijas.
Les llevó hasta allí Vida, #la tribu, exposición personal de la fotógrafa y actriz May Reguera, que sumó entre los asistentes a muchas de las protagonistas de las 44 instantáneas que integran la muestra fotográfica.
“Hacen falta muchos espacios para hablar de maternidades reales, de los miles de conflictos y obstáculos que puede haber durante el período de lactancia”, dijo a SEMlac la artista, al referirse al nacimiento de este proyecto, que “junta a un montón de mamis de comunidades” que conoció durante su propio inicio en la maternidad y el choque con las dificultades y “locuras” que no esperaba de ese proceso.
Vida es un acercamiento al mundo de la lactancia materna que, a juicio de la artista, es un acto natural sobre el que la sociedad necesita liberarse de estereotipos y prejuicios; al tiempo que entender que las maternidades son diversas en experiencias.
“Mi encuentro con la lactancia fue extremadamente duro”, contó Reguera, quien tuvo los pezones rotos, sangrantes, padeció mastitis y se sintió muy mal hasta que, al compartir su experiencia en las redes sociales, encontró a otras madres que también habían pasado por situaciones complejas.
“Hasta ese momento yo decía: cómo es posible que algo tan natural, que es biológico, yo no pueda conseguirlo; pensé que tenía un problema, que yo era el problema, hasta que encontré otras mujeres que también enfrentaron dificultades…
“Por supuesto, te das cuenta de que la maternidad está hiper romantizada, que no se habla de los obstáculos, de los problemas, de lo que no nos sale tan bien, de lo que sufrimos, de los pensamientos contradictorios que a veces tenemos por temor a ser vistas como malas madres”, confesó.
De esas inquietudes surgió Vida, #latribu, que contó con la curaduría de Elisa González, y entre cuyas piezas hay una llamada Mitos, que “reúne todas esas cosas e ideas preconcebidas que se dicen constantemente sobre la maternidad y la lactancia, que no son reales”, y que formaron parte de la motivación para hacer la exposición, aseguró.
“No come si le das teta”, “no es bueno dar la teta y hablar”, “los niños a teta son más maleducados”, “no se queda con nadie porque extraña la teta” son algunos de los mitos que pueden leerse en la pieza, colocada a la entrada de la exposición.
No se trata, sin embargo, de una muestra que pretenda mostrar únicamente las fotografías de 43 madres y ser una puerta para dialogar con franqueza sobre la lactancia, sino que indaga también en otros aspectos, como la sexualización del cuerpo femenino y de sus pechos en particular.
Alimentar a tu bebé es algo natural, biológico, necesario, pero como tenemos tantos estigmas, tantas visiones sobre el cuerpo, que está muy sexualizado, lo “normal” es que se vean los pechos con ese morbo, comentó la artista.
Esta exposición se plantea un poco devolverles ese significado, que habla de que está bien darle el alimento a tu hijo; “si tiene hambre, le puedo dar el pecho y eso no es grosero, no es vulgar y no me tengo que tapar, y mi hijo no tiene que sentir vergüenza de tomar pecho”, añadió.
Durante todo el mes de noviembre y diciembre, el público podrá compartir la mirada de la fotógrafa, aunque Vida tomó aliento mucho antes de que se descorrieran las cortinas del Centro de Desarrollo, pues se gestó en comunidades como Maternidad y vida, la Liga de la leche, El mundo de Amalia y La Tribu, cuyas integrantes se fueron nucleando a partir de las redes sociales de la autora.
Precisamente esos canales de difusión le han dado otra dimensión a la expo, porque la artista ha compartido a través de ellos las historias de varias de las protagonistas, de manera que el espectador, sea hombre o mujer, no solo empatice con la imagen y piense en sus propias vivencias, sino que conozca las experiencias individuales de ellas, se identifique y aprenda.
Así llegamos a admirar a Vivian Rosío Martínez Ruiz, quien, a pesar de sus miedos durante el parto, de la violencia obstétrica experimentada y del abandono del padre de su bebé, encontró fuerzas para acompañar a otra mujer en ese momento tan definitivo, y quien siente que su soledad disminuyó cuando encontró la Liga de la leche.
Encontramos a Elizabeth, la mamá de Oliver, que considera que lactar es más que dar alimento, es maternar, acompañar, consolar, y que el acto de “dar la teta” a un bebé trasciende la necesidad primaria de nutrirlo y se convierte en una relación de apego, afecto y amor.
O a Claudia, que a sus 23 años tiene dos hijas y tuvo que enfrentar la lactancia de la segunda casi sin poder moverse, mientras se recuperaba de una cesárea infectada.
La presencia en la muestra de unas bolsas usadas por Reguera para ofrecer leche a varios bebés de los que fue nodriza, son un recordatorio de la sororidad y de esa especie de tribu que se ha ido conformando en torno a la lactancia. Una tribu a la que se unen familiares que las acompañan en esta travesía, como lo hizo el esposo de May Reguera y editor de la muestra, Adrián García.
“Fue un período de estar ahí para alguien que tiene que dedicarse casi por entero a otro; fue muy demandante y yo tuve que convertirme en psicólogo, masajista…, apoyarla hasta que llegara el momento en que la lactancia fuera algo feliz y no una experiencia dolorosa”, relató.
“Fue duro verla sin dormir, con ojeras, llorando porque el niño no podía agarrar la teta, y fue un aprendizaje para ambos, que nos vimos obligados a buscar información”, agregó.
En este sentido, precisó que como hombre tenía la percepción de que a las mujeres les pones un niño en el pecho y todo va a funcionar bien, cuando en realidad no ocurre de esa manera. “Aunque es un proceso natural, conlleva un aprendizaje”, subrayó.
Para la fotógrafa, abordar estos temas forma parte de su compromiso como mujer, además de reflejar su experiencia. “A pesar de todos los obstáculos, nunca lo dejé; aunque hubo momentos en los que pude haber abandonado la lactancia por falta de información, de compañía”, sostuvo y consideró fundamental que se hable y se promuevan los beneficios de esa práctica, tanto para el bebé como para las madres.
A ello contribuye Vida, #la tribu, una oportunidad para acompañar, aprender y dialogar con honestidad sobre maternidades, derribar mitos y aunarse en redes que apoyen y acuerpen a las madres durante una etapa difícil y compleja, pero que puede ser vivida con plenitud y felicidad, comentó Reguera.