En junio de 2017, la única representante cubana a la Olimpiada de Matemática de Centroamérica y el Caribe, Sofía Albizu- Campos Rodríguez, alcanzó oro absoluto en este certamen.

Sofía Albizu- Campos Rodríguez es una joven cubana como cualquier otra; vive al ritmo de los sueños, degustando cada día, cada nueva experiencia… Sin embargo, esta alumna del Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas (IPVCE) Vladimir Ilich Lenin, de La Habana, tiene un don para la Matemática.
Su apego por los números y su tenacidad para consolidar tales saberes hicieron que, en el pasado mes de junio, participara en la XIX Olimpiada de Matemática de Centroamérica y El Caribe (OMCC) como única representante de la nación cubana.

La cita resultó un momento de verdadero estrés para Sofía, pues todo el peso del encuentro recaía sobre sus conocimientos y habilidades. No obstante la tensión, Albizu- Campos enfrentó de manera perfecta las dos pruebas que exigían resolver tres problemas en cuatro horas.

El interés por esta materia la acompaña desde los primeros años de su vida, cuando apenas empezaba la enseñanza primaria y ya resolvía cuentas complejas. Sofía ha roto el esquema de muchos educadores, ha desmontado estereotipos vinculados con la educación de que las Ciencias son para los varones y las Letras, para las niñas.

Más que ver en esta segmentación un problema de género, la muchacha percibe un cliché que aleja al estudiantado de estos saberes. Considera que la ganancia de estudiar la Matemática y la forma en que se enseña en Cuba no está pensada para «enamorar».

«A veces, en las aulas los maestros tienden a asustar a los alumnos con la dificultad de estas materias, en vez de mostrarles lo interesantes, hermosas y útiles que son. Además, es importante la atención a los IPVCE, como la Lenin, pues los estudiantes deben sentir que el ingreso a estos centros es un estímulo y no un sacrificio».

Tras pasar esta barrera inicial, Sofía ha debido sobreponerse a otras como el aprendizaje y entrenamiento de esta disciplina en un nivel competitivo. La demanda de tiempo es alta y pocas veces queda espacio para el «relax», pero la joven ve en este ejercicio una forma placentera de construir su futuro, en la que implica a familiares y profesores.

«Gracias al IPVCE y al centro nacional de entrenamiento, puedo dedicarle a las Matemáticas la mayor parte de mi tiempo. Esto me encanta porque hago lo que me gusta mientras adquiero habilidades y conocimientos muy útiles. La Matemática y los concursos me permiten, además, rodearme de personas maravillosas, con intereses similares a los míos; encontrar un grupo de amigos en el que siento que ‘encajo’, porque compartimos muchas cosas en tanto nos divertimos».

La presencia de Sofía en este certamen centroamericano y del Caribe no solo trajo gratificaciones a Cuba, sino que realzó la intervención de las mujeres en la ciencia. Específicamente en una competición como esta, donde ellas expresaron una minoría significativa.

En esta edición de la Olimpiada participaron estudiantes de 14 países: Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, Cuba y Jamaica.

La OMCC nació por iniciativa de varios países de la región, para promover un certamen en el que estudiantes menores de 16 años intercambiaran experiencias y obtuvieran la magnitud de un evento competitivo. Los resultados de tales encuentros les sirven como un punto de evaluación para escoger los equipos que representarían a cada país en la Olimpiada Iberoamericana de Matemática.

Este evento sucede anualmente, gracias al patrocinio de los Ministerios de Educación de los países de la zona y la intervención de algunos entes privados.

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