Un espacio para empoderar a grupos vulnerables

Mujeres, adolescentes, personas que viven con VIH, de la tercera edad, pobres y discriminadas encuentran apoyo a sus dificultades en proyectos comunitarios que desde hace 23 años coordina el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo- Cuba (CCRD) en la ciudad matancera de Cárdenas, 150 kilómetros al este de La Habana.

Cada mañana, Mercedes Suárez abre sigilosa la ventana de su casa para recibir una cantina con el almuerzo que será, probablemente, su principal alimento del día.

Con casi 70 años, apenas sin familia ni jubilación que le ayuden a sostenerse, la vida cotidiana se ha hecho difícil para esta cubana, asistida por uno de los programas pastorales de la institución.

Ella es una de las 120 personas ancianas, discapacitadas y con necesidades especiales que recibe un menú diario con arroz, proteína animal, vegetales y viandas, distribuido en triciclos por trabajadores de la organización no gubernamental en un área que abarca toda la ciudad de Cárdenas, con más de 140.000 habitantes.

«Son personas que viven en muy malas condiciones económicas, sin familia o cuyos seres cercanos no pueden atenderlas», explica a SEMlac Maribel Caridad Domínguez, enfermera de profesión y una de las dos asistentes sociales encargadas de este proyecto.

A golpe de pedales, Domínguez y su compañera Lilian Riverón recorren diariamente zonas de la ciudad para visitar a sus beneficiarios y pelarlos, bañarlos, afeitarlos, realizarles podología, entregarles alguna pieza de ropa donada al Centro o gestionarles un medicamento.

«Seleccionamos a quienes atendemos por sus necesidades económicas y limitaciones físicas o mentales», asegura Riverón en diálogo con SEMlac.

También lavan 12 piezas semanales a 40 de estas personas y las zurcen de ser necesario.

«Aunque con algunos no podemos intimar porque son muy resistentes, debido a los resabios propios de la edad, intentamos estar al tanto de lo que necesiten», agrega.

 

El CCRD ha sensibilizado en temas de género y violencia a mujeres de espacios rurales.Vocación inclusiva

El impacto comunitario del Centro, fundado en 1991 por el reverendo Raimundo García, transita desde este tipo de acciones asistenciales dirigidas a grupos vulnerables, hasta la concreción en su sede de un foro permanente para la socialización de saberes y el intercambio entre actores de la sociedad civil.

La máxima «si no somos parte de la solución somos parte del problema» ha guiado a la institución que, con un enfoque ecuménico, integrador y respetuoso de las diversidades humanas, propone apoyar la resolución de conflictos y la implementación de proyectos que mejoren la existencia de quienes tienen menos.

Para su creador, la propuesta del Centro responde a una necesidad de comunicar ideas entre grupos diferentes, desde espacios no confrontativos.

«En el momento que lo creamos, la iglesia estaba algo ensimismada por salvar su trabajo en condiciones difíciles, pero eso no puede hacerse ni no es en medio de la comunidad y para ella», refirió el pastor García, en entrevista con SEMlac.

A su juicio, el principio rector de la institución ha sido desde entonces «examinarlo todo para retener lo bueno», sin imponer miradas hegemónicas.

Con especial sensibilidad hacia problemas sociales poco tratados por la iglesia como la inequidad entre hombres y mujeres o los prejuicios sobre la sexualidad humana, organizan talleres, encuentros y cursos especializados, fundamentalmente dirigidos a líderes religiosos y comunitarios capaces de influir en el cambio social.

«No podemos ser indiferentes a la situación de las mujeres, que han sido tratadas como un instrumento, una cosa», aportó el presbiteriano.

En función de fomentar procesos de análisis, participación y solidaridad que contribuyan a prevenir y superar conflictos de diversa índole, el Centro promueve la reflexión, el estudio, el diálogo, el servicio social, la reconciliación y la toma de decisiones y acciones comunitarias.

Uno de los beneficiarios del CCRD recibe asistencia de la trabajadora social.Los seis programas que organizan el funcionamiento del CCRD abarcan también la protección al biosistema, la gestión de emergencias comunitarias, la agricultura ecológica, los estudios comunitarios rurales, las relaciones nacionales e internacionales y la atención psicopastoral, con énfasis en las víctimas de la violencia machista.

Según expuso a SEMlac Isis Ruiz Hernández, al frente del Programa de Capacitación, entre los temas más trabajados se encuentran el género y la agresividad contra las mujeres, debido al interés de transformar los comportamientos discriminatorios que sufre la mitad femenina.

Entre los más de 50 cursos anuales que realizan, también ocupa un lugar relevante la orientación de adolescentes y jóvenes sobre sexualidad y prevención de infecciones de transmisión sexual, que conciben la salud reproductiva también como estabilidad psicológica y logro del placer.

Les sirve de ayuda un sistema de publicaciones que incluye un boletín digital, varios volúmenes editados y la revista Reflexión y Diálogo, impresa directamente en sus instalaciones y distribuida por Cuba y otros países.

 

Gestión ambiental con perspectiva de género

Tanto en Matanzas como en localidades de las cercanas provincias occidentales Sancti Spíritus y Villa Clara, el CCDR trabaja con comunidades rurales mediante talleres sobre soberanía alimentaria, la gestión de recursos y la instalación de más de 300 biodigestores.

Rita García, su actual directora, señaló a SEMlac que estas plantas para transformar el estiércol porcino en gas metano han logrado un impacto indirecto en la calidad de vida de las mujeres, pues por lo general son ellas quienes crían los cerdos y se encargan de la cocina.

«Además de ser una energía renovable, aquellas campesinas que cuentan con plantas de biogás agradecen una reducción en el pago de la electricidad y en el ahorro de tiempo para preparar los alimentos, por lo que se han convertido en líderes del proyecto», asegura.

La finca El Retiro, gestionada por la institución desde inicios de 2000, garantiza el autoabastecimiento alimentario para todos los proyectos y eventos del CCRD, además de comercializar más de 40 productos agrícolas de esas tres hectáreas de tierra.

En sus instalaciones se habilitaron aulas para preparar a quienes trabajan el campo en la gestión económica y ambiental, la producción de conservas, secado de alimentos y sensibilizarles en cuestiones de género.

 

Rita María García Morris, directora de la institución.Mirada al futuro

Entre las problemáticas sociales más acuciantes identificadas por el CCDR se encuentran el alcoholismo y la pobreza, sobre las que estudian nuevas estrategias de incidencia, confirmó Rita García.

A propósito, se han organizado cursos para mujeres y hombres cuentapropistas y existe una línea de microcréditos para apoyar la expansión de pequeños negocios que en el plazo de un año logren devolverlo.

«Es la comunidad la que indica lo que necesita del Centro y no viceversa», aclaró la directiva. Para ello resultan imprescindibles las alianzas con instituciones estatales. Los 23 años de experiencia han convertido al Centro en referencia comunitaria para la colaboración con las autoridades en temas medioambientales y el tratamiento psicopastoral a mujeres víctimas de violencia de género.

«Las instituciones de la sociedad civil pueden ser espacio para ayudar a las mujeres», consideró García.

Aunque esta no ha sido tradicional preocupación para las iglesias, la religiosa considera la equidad y el respeto hacia la mitad femenina como un imperativo de fe.

En un momento de transformaciones sensibles para Cuba en lo social y económico, el Centro pretende actualizar su trabajo siguiendo los principios de intercambio mantenidos en estas dos décadas.

«Hemos tenido que correr para que la realidad no nos deje detrás, porque este es un mundo que ya no soporta determinadas desigualdades, ni determinadas igualdades», declaró el actual vicedirector, Raimundo García.

Recientemente, el CCRD acogió el proyecto «Cuba Posible», una plataforma intelectual para «pensar a Cuba y a los cubanos con una vocación inclusiva y ecuménica, por medio del diálogo, con el propósito de promover: la educación, la cultura y la espiritualidad; el encuentro, el respeto y el intercambio entre posiciones en debate», según declaraciones oficiales.

La iniciativa, coordinada por Roberto Veiga y Lenier González, antiguos editores de la revista Espacio Laical, de la iglesia católica, inició sus acciones con el Coloquio «Cuba: Soberanía y futuro», celebrado en Cárdenas los días 10 y 11 de octubre.

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