Un atlas para contar también con las niñas y adolescentes

«Contrario a lo planteado y por sobre los notables avances en la incorporación de la mujer cubana al trabajo asalariado, la proporción de padres que trabajan en la mayoría de los municipios del país duplica a las madres», sostiene el Atlas de la Infancia y la Adolescencia en Cuba, presentado en la XXVII Feria Internacional del Libro el pasado 8 de febrero.

De acuerdo con ese texto, las brechas de género en este indicador se amplían por zonas, en tanto las madres urbanas trabajadoras llegan a superar en más del 40 por ciento a las rurales de varios municipios cubanos.
«Las causas difieren entre territorios y en su interior, y entre ellas estarían la decisión propia o incitada de permanecer en sus casas al cuidado de sus familias, y hasta el trabajo no remunerado, que es probable realice la mayoría de ellas de forma cotidiana y no registrada», señaló Luisa Íñiguez, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de la Universidad de la Habana.
En las distintas dimensiones de análisis emergen las características sociodemográficas de la población cubana menor de 18 años; de los hogares, la familia y la convivencia; las madres y los padres; y sus viviendas, regularidades y singularidades de la distribución territorial de niños y adolescentes y de los indicadores relacionados con sus contextos de vida, dijo.
Para la experta, «conocer la heterogeneidad y aguzar la mira sobre los mapas», que ahora aumenta la disponibilidad de datos sobre la población de cero a 17 años del país, desde una visión territorial hasta el nivel de municipio, es el mayor valor del Atlas
…«.
En el mencionado texto, por su enfoque espacial de an
álisis de los datos censales y la focalización geográfica en indicadores de infancia, se descubren diferenciales territoriales que pasan inadvertidos a otras formas de recolección de datos.
«Lo que los mapas y gráficos del Atlas están queriendo decir es que las dinámicas económicas, sociales y culturales de los territorios difieren o se asemejan por procesos, tanto históricos como actuales, y que las políticas universales penetran en los territorios con diferente intensidad: se acogen o rechazan, se filtran o se bloquean en el marco de esta propia diferenciación», refirió Íñiguez, coordinadora del texto.
«El 30 por ciento de los municipios del país muestra las frecuencias más elevadas de madres y padres sin nivel de escolaridad o con nivel primario, concentrados en las provincias orientales y en la occidental provincia de Pinar del Río, con porcentajes también relativamente elevados de madres en quehaceres del hogar», evidencia la investigación.
En ese sentido, es particularmente llamativo que si bien la actividad principal de los adolescentes de 15 a 17 años fue el estudio (78 % del total); según sexo las adolescentes que estudian y las que se encuentran en quehaceres del hogar es mayor en relación con los adolescentes, con un 80,06 por ciento y 9,48 en ellas, y un 76,9 y 2,23 en ellos, respectivamente.
Asimismo, el Atlas describe que en las zonas urbanas estudia alrededor de un 10 por ciento más de adolescentes que en las rurales, mientras que en cuanto a los ocupados en quehaceres del hogar, los valores porcentuales en zonas rurales duplican a los urbanos y son más altos en las adolescentes, por ejemplo.
«La diferenciación intermunicipal de la proporción de las adolescentes en quehaceres del hogar varía entre un 1.56 por ciento en Plaza de la Revolución, en la capital cubana, a más del 25 por ciento en dos municipios (Calixto García en Holguín y Najasa en Camagüey), y las más elevadas se concentran en la parte centro oriental y oriental del país».
La esencia de este estudio -cuya principal fuente de información para su conformación han sido los resultados del Censo de Población y Viviendas desarrollado en Cuba en el año 2012-, es visibilizar los datos específicos de este grupo etario, que suele estar entre los afectados ante los cambios en las dinámicas económicas, culturales, sociales y familiares.

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