Sexualidades diversas asoman en filme sobre la emigración

Por Helen Hernández Hormilla / hormilla@gmail.com

La emigración ilegal en Cuba vuelve a despertar inquietudes cinematográficas en la ópera primera de la directora inglesa Lucy Mulloy. Una noche (2011), filme coproducido entre Gran Bretaña, Cuba y Estados Unidos, retoma el conflicto de los balseros[1], pero lo trasciende al mostrar problemáticas sensibles de la sociedad cubana actual.
El amor homosexual, la violencia de género, el sexo transaccional, la ilegalidad, la marginalidad, el mercado ilegal y la incomunicación familiar son algunos de los aspectos que expone la obra, centrada en tres jóvenes que viven en condiciones de pobreza dentro de familias disfuncionales y por distintos motivos se ven precisados a emigrar hacia Estados Unidos en una balsa confeccionada por ellos mismos.
La exploración de las sexualidades diversas, especialmente en las edades adolescentes, motivó que el filme se estrenara en Cuba durante la jornada de celebraciones por el Día Mundial de la Salud Sexual, que organizó este 8 de septiembre el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) el cine Riviera, una céntrica sala de La Habana. Según Marta María Ramírez, encargada del equipo de comunicación social de la institución, «aunque es una película sobre la emigración ilegal de tres jóvenes cubanos, la guionista y directora ha tocado los temas que trabajamos en materia de sexualidades y género».
Se trata sobre todo de una provocación, afirmó a SEMlac la presentadora de la película, pues reafirma la utilidad de los discursos artísticos y culturales para difundir determinados mensajes sobre el respeto a la diversidad sexual y la equidad de género.
«No buscamos homologar o coartar la libertad de expresión y creación de los artistas, pero en la medida que mostremos modelos más cercanos a la realidad y la diversidad de las familias cubanas de hoy, de las orientaciones sexuales y las identidades de género, tendremos personas más felices, con sexualidades más plenas», comentó Ramírez.
Llegar a Miami, donde supuestamente encontrará a su padre y escapará de los problemas económicos de la isla, es el anhelo de Raúl, un joven caracterizado como «macho hegemónico» pues todo lo zanja desde el sexo y la violencia. Para cumplir su sueño se aprovecha de la lealtad ilimitada de su amigo Elio, quien está enamorado del joven pero se reprime por temor al rechazo que sufren en la propia historia otros personajes homosexuales.
La historia nos llega en la voz de Lila, hermana gemela de Elio, por quien Raúl siente cierta atracción física. La muchacha, de carácter fuerte e independiente, descubre el intento de fuga y ante la renuencia de los otros a desistir, se sube a la balsa con tal de no abandonar a su hermano.
A juicio de la periodista del Cenesex, el triángulo amoroso tiene la ventaja de recoger el sentir de adolescentes que recién están descubriendo sus sexualidades, sin información crucial en ese período de la vida. «Eso es algo que caracteriza no solo al contexto cubano, sino mundial, porque los padres no quieren hablar de estos temas, tampoco la escuela lo hace directamente y los medios no siempre parten del conocimiento científico para trabajar las sexualidades», indicó.
En varias declaraciones a la prensa internacional, Mulloy afirma que la idea de filmar en Cuba vino con su primera visita hace diez años. «Es un país tan interesante y con tantas historias y gente que ha visto cosas tan fuertes que quería difundir esas vidas en una película», confesó la realizadora en una entrevista publicada en el portal www.noticine.com.
La obra está inspirada en un relato veraz que le narrara a la directora un adolescente en el malecón habanero. Ella estuvo viajando por varios años a La Habana para investigar sobre el tema y compuso el guión a partir de sus relaciones con las personas que fue conociendo, entre ellas quienes protagonizan el filme.
Javier Núñez Florián (Elio), Dariel Arrechada (Raúl) y Anailín de la Rúa de la Torre (Lila) no son actores profesionales, aunque si aparecen varios rostros conocidos de la pantalla cubana en los roles secundarios.
Aunque mantiene algunos estereotipos habituales en las representaciones cinematográficas de la realidad cubana, Una Noche ofrece una mirada descarnada sobre las consecuencias de la incomunicación, la soledad, la violencia y el desamor en las primeras edades.
«Lucy no da soluciones, pero sí hace un llamado explícito a ocuparnos de temas como las sexualidades o la promoción de la emigración ilegal, sobre todo con los jóvenes», consideró Ramírez.
En su recorrido por los festivales internacionales, la película ha obtenido lauros en las categorías de actuación masculina, dirección y mejor película en el Festival de Tribeca, en Estados Unidos, y fue finalista en el Berlinale, de Alemania.

[1] Cubanos y cubanas que parten ilegalmente del país por mar hacia La Florida, Estados Unidos, en balsas confeccionadas de manera artesanal. Aunque el fenómeno de la emigración ilegal en Cuba se mantiene por medio siglo, la mayor explosión se produjo en 1994, cuando el gobierno cubano abrió sus fronteras para las personas que quisieran salir por mar, en la llamada «crisis de los balseros».

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