Rutas para estudiar racialidad y racismo

Los estudios sobre racialidad en Cuba comparten nexos relacionados con la academia y también el escenario social. Comprensión del contexto, flexibilidad teórica y análisis crítico son puntos comunes en estas investigaciones, opinan especialistas. Pablo Rodríguez Ruiz, investigador del Instituto Cubano de Antropología, recuerda que los estudios sobre raza y racismo en Cuba «desaparecieron del debate público, las estadísticas y el trabajo académico a partir de un estado de creencias que consideraban el problema racial en Cuba como algo resuelto».

De ahí la primera reflexión en cuanto a este campo de estudios, que estableció dos líneas: «un campo de estudio y un campo de lucha contra las creencias. La experiencia metodológica es que en ocasiones resulta más fácil mover una montaña con una yunta de buey que romper un estado de creencias», dijo el experto durante el primer Taller Teórico- Metodológico sobre Estudios Afroamericanos y Afrodiaspóricos.
El encuentro, organizado por el Programa de Estudios sobre Afroamérica de Casa de las Américas, tuvo lugar el pasado 5 de octubre en la sede de la reconocida institución cultural en La Habana.
Especialistas e investigadores de Cuba y Estados Unidos compartieron dos sesiones de trabajo para analizar metodologías, aprendizajes teóricos y campos de interés sobre la población afrodescendiente.
Para la investigadora María del Carmen Zabala, en el caso cubano las resistencias han significado «un cierto rezago en los especialistas respecto a lo que ha avanzado el tema en otros países».
«Paradójicamente, estamos viviendo en Cuba un momento que demanda, como nunca antes, profundizar en este tema por todas las discusiones en torno a documentos programáticos del país y el proyecto de Constitución, que incluyen temas de derechos, igualdad y equidad», expuso Zabala durante el panel Historia, memoria, cultura y territorio en los estudios afroamericanos y afrodiaspóricos. Propuestas desde Cuba.
Si bien existen elementos afines entre los diferentes países marcados por la esclavitud y las causas estructurales de la discriminación racial, las y los investigadores coinciden en la relevancia del contexto.
«En Cuba tenemos una historia particular que impacta en el modo en que funcionan los grupos sociales y como se define la raza por autodefinición y exdefinición», dijo Rodríguez Ruiz al intervenir en el panel.
Un ejemplo de ello es que la raza en la nación del Caribe se define principalmente por «el color de la piel y otros rasgos físicos», según un estudio que incluyó el análisis de 1.200 discursos e indagó sobre la representación social del concepto de raza.
Ese núcleo duro de la representación comenzó a mostrar variaciones cuando se pusieron en juego otras variables como el contexto social, la edad y el género.
«Algunos discursos reproducían las nociones oficiales sobre la raza, pero otras nociones funcionaron socialmente localizadas. Por ejemplo en las firmas y empresas comerciales extranjeras aparecían comportamientos socioculturales relacionadas a la raza», expuso el antropólogo cubano.
La flexibilidad en la teoría, los objetivos y variables muchas veces obligan a reconfigurar la investigación, asumir métodos cuantitativos y estadísticos o cualitativos más centrados en las historias de vida y la subjetividad humana.
Estas características metodológicas también encuentran puntos en común en el cruce de las variables raza y color de la piel con desigualdad, ingresos, empleo, vivienda, educación, etc.
Zabala acumula varias décadas investigando la pobreza desde una visión interdisciplinaria, concebida como un fenómeno en el que concurren múltiples dimensiones. Sus estudios la llevaron a integrar e interesarse más por la situación de la población negra en Cuba, a partir de encontrar una sobrerepresentación de escolares y familias negras en situación de desventaja socioeconómica.
«Triangulando diferentes fuentes de información llegamos a la conclusión de que hay una asociación entre la situación de pobreza y la población negra», concluye la experta.
Estudios sobre la jefatura femenina de hogares, las desigualdades e inequidades en comunidades vulnerables y el acceso a la educación superior muestran marcas y distinciones por color de la piel.
«Quisiera destacar que junto a indiscutibles avances persisten problemas en torno a la pobreza y la raza y paradójicamente el desarrollo de la investigación social en estos temas tienen un cierto nivel de rezago, también paradójicamente la presencia del tema en una agenda social y política es aún limitado», concluyó Zabala.

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