Premio Nacional de Literatura para autora de libros infantiles

Por Helen Hernández Hormilla / hormilla@gmail.com

Nersys Felipe Herrera, escritora cubana para la infancia, obtuvo este año el Premio Nacional de Literatura. El fallo representa una ganancia para quienes cultivan dicha corriente en la isla, muchas veces minimizada por el tipo de público al que se dirige. En más de cinco ocasiones la narradora y poetisa pinareña había sido nominada por diferentes instituciones para obtener este galardón, el más importante de las letras cubanas.
El jurado, presidido por el narrador Daniel Chavarría, quien recibió el lauro en 2010, e integrado además por Zaida Capote Cruz, José A. Baujín, Nelsón Simón y Georgina Herrera, la distinguió entre 18 propuestas y señaló “la calidad sostenida de una obra para niños y jóvenes, anclada en las más profundas raíces de la cultura cubana, pero en diálogo con lo mejor del género”.
Con la humildad que la distingue, la autora aún se mantiene dudosa de merecer tal distinción. “Fue un honor y una satisfacción increíble. El hecho de que tanta gente quisiera que tuviera este premio me contagió un poco la ansiedad. Hacía falta que a alguien de este género lo reconocieran de esa forma; pero las cosas llegan en su momento, no hay que apurarse”, confiesa.
Nacida en 1935, en la más occidental de las provincias cubanas, Felipe llegó a la escritura luego de dedicarse por más de 15 años al magisterio, lo cual le permitió una comunicación especial con las primeras edades. Su verdadera vocación era la de actriz, pero no pudo estudiar para ello y desde muy joven comenzó a impartir clases de música, literatura y español para niños y niñas de escuelas rurales y de secundaria básica.
A los 33 años se vinculó finalmente a la actuación en la emisora local Radio Guamá y allí comenzó a escribir guiones infantiles. “Esa fue mi gran escuela de literatura, en la cual yo fui mi propia maestra”, reconoce a SEMlac.
Desde entonces no ha cesado su labor creativa que la ha hecho merecer el Premio Casa de las Américas en 1975 y 1976 por los libros Cuentos de Guane y Román Elé. Ambos revisten una prosa realista, donde prima la añoranza y la mirada intimista a los primeros años de la vida. Cuentos de Guane aborda, de manera directa, el tema de la muerte, uno de los supuestamente proscritos para la literatura infantil.
Entre las definiciones que se han dado de su obra, Nersys prefiere la del narrador y crítico cubano Antonio Orlando Rodríguez, quien destacó que la escritora parte de sus recuerdos más preciados, de ciertas zonas de la intimidad y que busca en su pasado los protagonistas y conflictos de sus relatos. Las aventuras y sucesos de sus obras suceden en la cotidianidad, pero la profundidad psicológica, los valores humanos y la sensibilidad con que están narrados los convierten en trascendentes.
Los libros Para que ellos canten (1975), Música y colores (1976), Prenda (1980), Cuentos de Nato (1985), Sorcita (1989), Maísa (1997), El duende pintor (2000) y Pajuela Fina (2002) figuran entre lo más significativo de obra, que ha sido publicada en países como Rusia, Lituania, República Checa, Eslovaquia, Argentina, Ecuador, Colombia, Holanda y España. Además, cuentos y poemas suyos forman parte de los libros de texto de la enseñanza primaria en la isla.
Para otorgarle este premio, el jurado tuvo en cuenta “la profunda savia martiana que recorre su producción”, la cual alimenta la formación estética y ética de los seres humanos. Según la escritora, José Martí es uno de los referentes principales en su escritura, del que es difícil evadirse por el humanismo y los valores que exalta.
“Lo único que no he cambiado nunca es de familia. Vivo al lado de la casa donde nací, comunicada con la de mi hija por un patio interior”. Entre estos espacios ha compartido su trabajo literario y como actriz de radio, porque “la casa y la familia requieren mucho tiempo, a veces todo nuestro tiempo, pues el hogar no es siempre lecho de rosas”, escribió en una ocasión.
Cercana a las ocho décadas, Nersys Felipe asegura continuar aprendiendo de los talleres literarios, los libros que edita, de lo que lee y de sus propias equivocaciones. También está cerca de las nuevas generaciones que escriben para niños y niñas, encargadas de mantener el alza de la literatura infantil en la isla.
“El género ha crecido por sí mismo, gracias al lugar que le han venido dando los propios escritores. Puede que los libros infantiles parezcan más sencillos porque tienen menos páginas, pero su valor es el mismo”, revela.
Desde 1988, cuando lo recibió Dora Alonso, ningún escritor o escritora para la infancia y la juventud había merecido el Premio Nacional de Literatura. En Cuba, varias mujeres han destacado entre lo mejor de este movimiento, entre ellas Enid Vian, Teresa Cárdenas, Exilia Saldaña —fallecida en 1999—, Ivette Vian, Julia Calzadilla, entre otras.

Diciembre de 2011

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