Planificación familiar, entre retos y carencias

Embarazos tempranos y no deseados, abortos que pudieran evitarse y otros inconvenientes en la vida de mujeres y hombres son el resultado de fallas en la planificación familiar en Cuba, país con muy bajas tasas de natalidad y fecundidad, y una población cada vez más envejecida.

«Para mí la consulta de planificación familiar siempre ha sido para ponerme un DIU (dispositivo intrauterino) y para las regulaciones menstruales», declara a SEMlac Glendys, una joven habanera de 25 años.

En materia de sexualidad y anticoncepción, Glendys asegura que los consejos de su mamá y las experiencias de sus amigas han sido las principales fuentes de información.

Antes de tener a su hijo de 12 meses, usaba como método anticonceptivo un DIU, en la actualidad se protege con el uso del condón porque «ya aprendí la lección», dice, y no quiere volver a parir.

Un rápido sondeo periodístico realizado por SEMlac en la capital cubana evidenció que no se conoce suficientemente la existencia de consultas de planificación, pese a que este servicio existe, desde hace muchos años, desde la atención primaria de salud.

La práctica indica que, en no pocos casos, las personas acuden a esas consultas en busca de ayuda cuando el embarazo indeseado es un hecho y desean interrumpirlo o, por el contrario, si desean tener descendencia y no han logrado el embarazo.

La bibliografía científica destaca que «la política de planificación familiar no significa restringir los nacimientos, sino una actuación consciente con un alto sentido de responsabilidad que significa tener hijos deseados y que nazcan en condiciones apropiadas».

En Cuba, cubre servicios en la atención primaria -consultorios y policlínicas comunitarios-, la atención secundaria -hospitales ginecobstétricos- de salud y los centros especializados para la atención a la pareja infértil.

«A mi modo de ver, la más importante es esa que ocurre en la atención primaria y en el consultorio del médico de la familia», dijo a SEMlac Elio Antonio Marrero, especialista principal de los servicios de Planificación Familiar en el hospital ginecobstétrico Eusebio Hernández, en La Habana.

Allí «el especialista puede evaluar desde el terreno los casos de riesgo y realizar acciones de orientación y educación sexual», consideró el galeno.

Sin embargo, varios estudios hechos en el país sobre sexualidad en los jóvenes evidencian que aún falta mucho por hacer en materia de educación sexual y planificación familiar.

De acuerdo con la investigadora Natividad Guerrero, «se inician muy tempranamente las relaciones sexuales sin considerar sus implicaciones».

En su artículo «La salud reproductiva en la juventud cubana», Guerrero agrega que se cambia con frecuencia de pareja, no se presta la suficiente atención al seleccionarla y se asumen relaciones sexuales íntimas sin amor y sin protección.Los últimos años reportan un ligero incremento del embarazo en edades tempranas en Cuba. Foto: SEMlac

Por otra parte, la cobertura anticonceptiva tiende a responsabilizar a la mujer, sostiene la experta en sexualidad y juventud, pues «los métodos existentes son para ser utilizados esencialmente por las mujeres y ellas reciben el impacto de estos métodos, por inocuos que sean».

Según el anuario nacional de estadísticas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de 2013, el 77,6 por ciento de las cubanas en edad fértil con actividad sexual usan algún método anticonceptivo.

La encuesta nacional de Fecundidad, realizada por la entonces Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONE) en 2009, arrojó que cubanos y cubanas de 15 a 54 años tienen un conocimiento universal de al menos un método anticonceptivo, independientemente de su sexo, lugar de residencia, nivel escolar, edad u otra característica.

El 99,9 por ciento de las mujeres reconocieron de manera espontánea al menos un método de anticoncepción, el 99,5 de los encuestados masculinos también recordaron al menos uno.

La investigación también arrojó que más del 80 por ciento de la población en estudio había usado alguna vez algún método para evitar embarazos.

Los métodos más conocidos son la píldora, los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización femenina y masculina, el preservativo o condón.

La encuesta de la ONE revela que el uso de anticonceptivos se inicia a una edad promedio de 18 años para hombres y mujeres, en un país donde la iniciación sexual comienza entre los 13 y 16 años.
Para el doctor Marrero, hay algo que no funciona.

«Aunque aparece información en la prensa y la televisión, algo está fallando cuando, en una semana, tenemos 70 abortos farmacéuticos. Hoy día nos llegan pacientes para interrumpir embarazos entre los 12 y 16 años en números para nada desestimables», afirma el especialista.

El Anuario Demográfico de Cuba de 2013 indica un incremento de la fecundidad en el grupo de mujeres de 15 a 19 años, incluyendo también a adolescentes menores de 15 años.

Según las estadísticas, los embarazos en mujeres de este grupo etario tuvieron su punto más alto en 2011, cuando la tasa de fecundidad alcanzó 57,3 por ciento.

El pasado año los índices disminuyeron a 54,2 por ciento por cada 1.000 mujeres de estas edades.

En adolescentes y jóvenes parece cumplirse el refrán «del dicho al hecho va un buen trecho», pues a pesar de conocer los métodos anticonceptivos, aún persisten conductas de riesgo.

Un estudio realizado en 2013 con 78 estudiantes de secundaria básica en el municipio capitalino de La Lisa indicó que la totalidad de la muestra reconoció el condón como método anticonceptivo, seguido de las tabletas anticonceptivas y anticonceptivos inyectables (97,4 % y 93,5 %, respectivamente).

El 75,6 por ciento de los alumnos obtuvo información sobre los distintos métodos de sus padres y 64,1 mediante el grupo de amigos.

La planificación familiar también ha sido tema de discusión en páginas digitales y redes sociales en Cuba en los últimos meses.

Comentarios y artículos han revelado posiciones extremas y ambiguas que, de manera general, responsabilizan a las mujeres de la baja fecundidad que sufre el país desde hace décadas.

Activistas feministas cubanas han criticado duramente el análisis de la prensa sobre la baja fecundidad y la interrupción de embarazos, destacando el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.

Especialistas y activistas reclaman también la necesidad de promover un debate público y garantizar una educación sexual efectiva, basada en información y orientación científica de actualidad.

La planificación familiar garantiza la armonía en la crianza y educación de hijos e hijas. Foto: SEMlacEl tema se ha discutido, igualmente, en altos niveles gubernamentales. La Comisión de Salud y Deportes del Parlamento dedicó algunos debates, en junio pasado, a este tema.

En un informe a la máxima instancia legislativa del país, representantes del MINSAP expusieron asuntos relativos a la política anticonceptiva, el incremento de los servicios de atención a la pareja infértil, la necesidad de disminuir el índice de abortos, entre otros.

El portal Cubadebate publicó las reflexiones del doctor Roberto Álvarez Fumero, director nacional del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), quien alertó sobre el elevado índice de abortos y su riesgo de infertilidad femenina y muerte materna.

«Además, hay una insuficiente educación de la población sobre la sexualidad, lo que no contribuye a fomentar una actitud responsable y propicia frente a embarazos no deseados, sobre todo en adolescentes», afirmó el especialista.

A la par, el gobierno cubano invierte en el desarrollo de recursos humanos y técnicos para dar cobertura a las casi 225.000 parejas con problemas de infertilidad.

Sin embargo, especialistas advierten que el programa de atención a la pareja infértil no tendrá un efecto en el incremento de la natalidad.

Creado en abril de 2007, ese programa contó en un inicio con tres centros equipados con tecnología de punta en La Habana, Cienfuegos y Holguín, para dar cobertura a las zonas occidental, central y oriental, respectivamente.

Hoy los servicios se extienden a las cabeceras provinciales y las autoridades de salud buscan desarrollar la asistencia primaria que se brinda en los 168 municipios del país.

«Este programa de atención integral a la pareja infértil obedece a la necesidad de transformar el panorama demográfico de baja fecundidad», señaló Álvarez Fumero en febrero pasado, durante un programa televisivo.

El primer nivel de atención en un tratamiento de infertilidad tiene un costo de 5.000 dólares y un procedimiento completo, con alta tecnología, puede llegar a 25.000. Sin embargo, esos servicios se ofrecen de forma gratuita.

Pero el programa solo contempla a parejas heterosexuales previamente estudiadas, lo que ha provocado críticas de mujeres lesbianas y activistas por los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros) en la isla, al no considerar los derechos sexuales y reproductivos de parejas homosexuales.

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