En Cuba existen padres presentes, afectuosos, corresponsables, padres que cuidan y buscan información, que se cuestionan la tradición patriarcal. ¿Está cambiando la paternidad en la isla del Caribe?
Escuchar a Rolando Gonzáles Bravo hace pensar que sí. Este joven médico, residente en la provincia Camagüey, a 545 kilómetros de La Habana, habla de su paternidad en superlativo y como un rol activo que mezcla afecto, cuidado y protección.
“Ser padre para mí es algo maravilloso desde el primer momento, desde que concebimos el embarazo mi esposa y yo, hasta que nació la niña. Fue una etapa muy bonita, fuimos creando las condiciones materiales, espirituales y de conocimiento para la crianza de nuestra bebé”, cuenta Gonzáles Bravo, de 31 años de edad.
Hombres cubanos dejan ver también otras rupturas con el patriarcado, como ellos padres biológicos y biográficos que superan la heteronormatividad y demuestran que los valores comunes de este rol se basan, principalmente, en los afectos.
Danis Rodríguez Ceballos es uno de ellos. Este psicólogo de 30 años lo que más disfruta de la paternidad es poder acompañar la crianza de la hija de su compañero.
“Yo siempre digo que no me gusta que me pongan categorías en relación con mi paternidad, incluso las evito bastante, pero se trata de eso, de dar amor y disfrutar ese proceso de acompañamiento”, comenta Rodríguez Ceballos, residente en la provincia Ciego de Ávila, 431 kilómetros al oeste de la capital.
Estas historias no son una excepción, en los últimos años suelen ser más frecuentes testimonios de paternidades diversas, presentes y activas. Por ejemplo, ambos entrevistados participan en talleres y grupos de debate promovidos por la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades RIAM, en colaboración con la campaña Padre desde el principio.
Esta iniciativa busca compartir experiencias positivas y responsables de hombres cubanos en el ejercicio de su paternidad y es impulsada desde 2017 por Unicef en Cuba, de conjunto con los ministerios de Educación y Salud Pública.
“Hemos trabajo durante unos seis meses con más de 70 padres de unas 12 provincias cubanas en dos grupos que intercambian, de forma online, a través de la red social WhatsApp”, cuenta Jesús Muñoz a SEMlac.
Muñoz es periodista e integrante de la RIAM, ha sido facilitador de los talleres sobre paternidad responsable y es colaborador de Padre desde el principio.
En los encuentros virtuales se han abordado varios temas, entre ellos la corresponsabilidad en la crianza y educación, paternidad responsable en tiempos de Covid-19, paternidad y Código de las Familias.
El joven periodista ha podido constatar avances hacia una paternidad responsable, aunque coexisten rasgos propios de prácticas paternas machistas. Uno de los principales resultados, afirma, es “la disposición de los papás para dialogar e intercambiar sobre su experiencia paterna, la necesidad que tienen de expresar sus miedos, angustias, desconocimientos y también de relatar buenas experiencias”.
Gonzáles Bravo también cree que la paternidad en Cuba está variando. “La concepción de lo que es ser papá si está cambiando y espero que lo siga haciendo para bien, porque realmente tener hijos es una labor de dos, es algo que se debe hacer en equipo; aun cuando no formemos parte de un matrimonio, porque ser padre es un lazo indisoluble con nuestro hijo o hija, desde que la mujer sale embarazada hasta el último día de nuestras vidas”, afirma.
La propia experiencia de vida y su profesión como psicólogo clínico le ha permitido a Rodríguez Ceballos ser testigo de esos cambios.
“Cuando en una sesión de familia un padre te dice ‘me hubiera encantado amamantar a mi hijo o hija’, es una muestra de cómo las concepciones patriarcales se van desmontando a favor de una paternidad más activa en el cuidado y los afectos”, opina.
Aunque aún no existen datos representativos sobre las paternidades en Cuba, sus características y cambios, algunos estudios van mostrando que hombres jóvenes son más propensos a romper con los moldes patriarcales que relegan la figura paterna al sostén económico y el ejercicio de la autoridad.
En 2018, el informe de Unicef en Cuba titulado “Estudio CAP: Paternidad responsable y activa durante la primera infancia”, reunió información sobre conocimientos, actitudes y prácticas de padres cubanos en el ejercicio de la paternidad.
Según la encuesta, “el grupo etario de padres de 25-35 años es el más representado entre los que tienen una actitud favorable hacia la corresponsabilidad (42%), seguido muy de cerca por los mayores de 35, mientras que los padres que no tienen una actitud favorable hacia la corresponsabilidad, en su mayoría, son menores de 25 años”.
El estudio incluyó una muestra formada por 840 padres en siete provincias de Cuba (Pinar del Río, La Habana, Cienfuegos, Holguín, Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba). En el momento de la investigación, la descendencia de estos padres asiste a la modalidad no institucional para la atención educativa de la primera infancia, conocida como programa Educa a tu Hijo.
Los costos del machismo
Según el informe de UNICEF La primera infancia importa, publicado en 2017, Cuba está entre los 15 países en todo el mundo que cuentan con las tres políticas sociales y programas básicos para apoyar a los padres a proveer a niños y niñas con el mejor comienzo en la vida. Estos son: educación pública y gratuita durante los dos primeros años, al menos seis meses de licencia materna retribuida para asegurar la lactancia materna y 12 meses de licencia paterna retribuida después del nacimiento de bebé.
El derecho de los padres a acogerse a la licencia de paternidad en la nación caribeña data de 2003, con el Decreto Ley no. 234. Sin embargo, estadísticas oficiales han mostrado históricamente, una desproporción avasallante entre las madres que se acogen a estos derechos y los padres, en detrimento de estos últimos.
El dato más reciente lo ofreció Virginia Marlen García Reyes, directora general del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS), en el programa televisivo Mesa Redonda el 18 de noviembre de 2021.
Entonces la funcionaria informó que se protegía a 46.993 mujeres y cinco hombres en todo el país, además de que la pensión media ascendía a 2.012 pesos.
En 2020 y 2021, el país aprobó otros instrumentos legales que benefician a las madres trabajadoras y buscan socializar los cuidados, al extender el derecho a las prestaciones sociales por licencia de maternidad a otros integrantes de la familia, además del padre. Ese es el caso del Decreto-Ley 56/2021 «De la maternidad de la trabajadora y la responsabilidad de las familias».
La jurista Lidia Guevara explica varias de las novedades de esta norma en un artículo publicado en el portal web del Tribunal Supremo Popular de Cuba, en enero de este año.
“Una importante acotación respecto a este derecho radica en la obligatoriedad de su concesión por el empleador, tanto al padre como a otro familiar, sin que pueda argüirse algún impedimento”, destaca Guevara refiriéndose a la licencia de maternidad y paternidad.
¿Mediarán prejuicios machistas como impedimento en el ejercicio de este derecho, en el caso de los hombres? Especialistas y padres reconocen que el tránsito a una paternidad corresponsable encuentra resistencias en el imaginario cultural machista que pervive en la nación del Caribe, en el entorno familiar y entre amistades.
“Abuelos, amigos, familiares y vecinos a veces ponen frenos y señalan a este papá que ‘es demasiado’, ‘eso le toca a la mamá’; son prejuicios que pueden detener el progreso y el cambio a favor del bienestar”, refiere a SEMlac el joven psicólogo Rodríguez Ceballos.
Esas concepciones tradicionales se han expresado en números y en las experiencias de vida.
“La asunción de una paternidad anclada en modelos tradicionales implica, según varias investigaciones, que muchos hombres aún viven el proceso de ser padres muy anclados a la masculinidad hegemónica: ser serios, reservados, poco comunicativos, menos dados al contacto físico y a mostrar júbilo, emociones espontáneas y afectos”, ejemplifica Muñoz.
Para otros padres, los retos se complejizan y pasan primero por ser reconocidos y protegidos legalmente. Ese es el caso de Rodríguez Ceballos, quien siente como un desafío para el ejercicio de su paternidad, como hombre gay, el desamparo legal y los prejuicios homofóbicos.
“Qué bueno sería una sociedad donde ya nadie tenga que salir del closet y la paternidad sea educar a la descendencia con amor y prepararla para la vida”, desea Rodríguez Ceballos.
Ese futuro sería probable de aprobarse en 2022 el proyecto de nuevo Código de las Familias. La ley propone cambios en la parentalidad, el reconocimiento y protección de la diversidad familiar, de los afectos y los cuidados, entre muchos otros temas urgentes en la sociedad cubana.
Para avanzar, especialistas y padres proponen, además, la permanencia de espacios formativos para padres, multiplicar la información y recursos disponibles para ellos, además de contar más historias de paternidades afectuosas y presentes.
Aunque el cambio está en marcha, Muñoz insiste en seguir trabajando con los hombres que sean padres o que potencialmente puedan serlo, también con sus familias y en el ámbito público. Pues, alerta, las evidencias científicas continúan mostrando la existencia de paternidades ausentes y desafíos para quienes quieren romper con los moldes machistas.