¿Qué pasos permiten avanzar en un sistema integral de cuidados en Cuba? ¿Qué fortalezas, vacíos y desafíos existen en las investigaciones sociales y las políticas públicas?
Según especialistas de la nación del Caribe, son fortalezas para ese empeño, la voluntad política y los valores de justicia social del proyecto socialista cubano, la tradición de políticas sociales, la institucionalidad y el capital humano de la nación.
Representantes de diferentes centros de investigación y provincias del país coincidieron sobre estos aspectos durante el Primer taller nacional de estudios sobre cuidados, realizado en La Habana los días 12 y 13 de febrero.
Convocado por el Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, en coordinación con el Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medioambiente (CITMA), en el encuentro se sistematizaron resultados de investigaciones, experiencias prácticas y propuestas para la toma de decisiones.
Superar la visión fragmentada del cuidado y su abordaje desde diferentes ministerios, no siempre en sintonía, son desafíos que enfrentan las políticas en el país, señalan especialistas.
“Necesitamos ampliar la visión sobre los cuidados desde un enfoque integral, que supere la visión salubrista o asistencialista”, opina Mayda Álvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que agrupa a más de cuatro millones de mujeres en la isla.
Durante los debates, emergieron otros retos y vacíos desde el ámbito público e institucional, entre ellos la capacitación, el análisis sobre los impactos de las desigualdades en el acceso a los cuidados, la necesidad de revisar los marcos legales existentes y la protección de quienes cuidan, entre otros temas.
“¿Cuál es el cuidado que se valoriza, cuál es el que se reconoce socialmente? Vuelve la dicotomía de lo productivo y lo reproductivo, y solo se reconoce el cuidado que produce bienes y servicios y entra al mundo del mercado. Tenemos un desafío en la academia: cómo promovemos estos temas en los espacios de toma de decisiones”, dijo Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía.
La investigadora y feminista insistió en la necesidad de asumir un enfoque feminista en la investigación científica y la política social sobre los cuidados, un llamado en el que coincidieron la mayoría de quienes asistieron a la reunión.
“Si la perspectiva feminista es la que pone la mirada en el cuidado, hay que asumir esta perspectiva y hacer diagnósticos y propuestas desde ese posicionamiento ético, epistémico y político; si no, vamos a reproducir una lógica patriarcal”, alertó Alfonso.
Otras propuestas y prioridades fueron construidas en colectivo. Participantes en el taller coincidieron en que el contexto actual convida a aprovechar el llamado presidencial de incorporar, cada vez más, la ciencia a la toma de decisiones para crear vínculos entre instituciones de gobierno, academia y actores comunitarios.
El objetivo es aportar análisis y resultados científicos que permitan avanzar hacia un sistema de cuidados integrales, con una coordinación nacional y presupuesto establecido, que integre a distintos actores desde la participación social y se base en los derechos y la corresponsabilidad del Estado, la comunidad, la familia y el sector privado.
“Hemos estado hablando sobre la necesidad de una institucionalidad que rectoree todo lo que se hace relacionado con los cuidados. Reconociendo la sectorialidad de las políticas sociales en Cuba, debemos preguntarnos sobre cómo promover la integración e integralidad que necesitan los cuidados”, propuso Mariana Rodríguez, investigadora del departamento de Sociología de la UH.
El análisis de la producción científica también se incluyó en la agenda del encuentro. La dinámica demográfica nacional, y en particular el envejecimiento, ha concentrado el interés de estudios vinculados a los cuidados, como la Encuesta nacional de envejecimiento de la población y también investigaciones cualitativas sobre estrategias familiares de cuidado, diagnósticos municipales, estudios de percepción sobre los cuidados en decisores, entre otros aspectos.
Otros acercamientos también van mostrando las brechas “ocultas”, principalmente las relacionadas con los roles de género. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Igualdad (ENIG 2016) demostró la división sexual del trabajo al interior de los hogares y el uso desigual del tiempo, al comprobar que son las mujeres quienes más horas dedican al trabajo doméstico y de cuidados.
El grupo de especialistas coincidió la necesidad de ampliar las miradas a estas problemáticas desde la academia, con un enfoque feminista interseccional para proponer estrategias que permitan cerrar brechas que impactan los cuidados en Cuba; entre ellas las de género, las territoriales, de edad e ingresos, por color de la piel y discapacidad, además de otras desigualdades