Lo que muchas veces se propone como nuevas masculinidades desde los medios y la publicidad, en verdad supone un regreso del machismo tradicional, bajo los nuevos empaques de la moda, aseguró en la capital cubana la periodista Isabel Moya, especialista en temas de género y comunicación.
Luego de la moda masculina metrosexual de hace pocos años, aparecen ahora, en contraposición, los “lumbersexuales”, que pueblan las revistas para hombres con aspecto rudo, desaliñado, barba, botas y camisa a cuadros, inspirados en la imagen de los leñadores.
Otro es el perfil que vende el hombre ubersexual: viril y a la vez preocupado por su apariencia, pero sin exagerar, comportándose además como todo un caballero…
“Se apuesta por masculinidades vistas desde diferentes formas, pero es solo discurso, porque en la realidad estas masculinidades siguen reproduciendo el neomachismo”, dijo Moya el pasado 22 de octubre en la capital cubana, al presentar el tema “De machos a lumbersexuales: ¿en busca del hombre que viene?”.
La intervención de la directora de la Editorial de la Mujer se incluyó en el panel “Los hombres según los medios de comunicación”, como parte del foro permanente convocado cada mes por el no gubernamental Centro de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero” (OAR), que este año se ha dedicado íntegramente al tema de las masculinidades.
“El machismo ya no se expresa en una masculinidad tradicional”, reiteró la experta, quien identificó los escenarios de la publicidad y la moda como espacios donde los modelos, ya con menor relevancia, ceden protagonismo a las celebridades del mundo del deporte, la actuación o la música, como nuevos referentes.
Pero más allá de una moda u otra, siguen inamovibles las claves esenciales de la masculinidad hegemónica que se expresa en el poder, la fuerza y el falocentrismo, principalmente, señaló.
Según la experta, en Cuba se da la hibridación de tendencias y lo más generalizado es el acicalamiento. Arreglarse las cejas y rasurarse el cuerpo, por ejemplo, se ha adoptado de una manera muy natural, sobre todo entre los jóvenes.
A ello se suma el culto por un cuerpo esculpido en los gimnasios y la práctica de tomarles fotos de los 15 años a los varones adolescentes, como una expresión de satisfacción con el cuerpo en imágenes que luego son recogidas en álbumes plagados de lugares comunes y estereotipos sexistas.
“El cambio verdadero no está en estos espacios que publicitan los medios”, reiteró Moya, sino en “los nuevos hombres que no se asocian a las modas, dejan atrás la homofobia y la violencia, para proyectar de otra forma sus relaciones sociales, familiares y humanas”, argumentó.
Otro espacio mediático que reproduce el machismo es el de la comunicación deportiva, que da cobertura a un universo muy masculinizado, consideró Jesús Muñoz Machín, periodista de la revista Mujeres.
Muñoz Machín aludió a un estudio de la cobertura que hicieron los periódicos nacionales Granma y Juventud Rebelde durante los pasados Juegos Olímpicos de Londres. El joven investigador constató que en el 70 por ciento de los materiales se privilegió lo concerniente a lo masculino, aun cuando la delegación se conformó en el 40 por ciento por mujeres.
Durante el debate, se insistió en la necesidad de seguir trabajando los temas de violencia de género y discriminación en las comunidades, escenarios donde a diario se produce y reproduce la cultura patriarcal entre mujeres y hombres.