Mujeres negras por la inclusión social, desde el siglo XIX

Casi totalmente desconocido, el pensamiento de las mujeres negras de los siglos XIX e inicios del XX en Cuba revela sus tempranas posturas a favor de la inclusión social y contra el racismo.

La historiografía  sobre la problemática racial en esta isla del Caribe no se ha detenido mucho en el análisis de la actitud de la mujer  ante la problemática social y racial que esta, al igual que el hombre, debió enfrentar por su origen social y el color de la piel, indica el profesor e investigador cubano Tomás Fernández Robaina.

Aunque no ha estudiado a fondo sus personalidades, el historiador sí halló en periódicos de la época  pronunciamientos sobre los problemas de discriminación hacia las mujeres y la población negra.
En la Cuba del siglo XXI, pese a los avances experimentados en los últimos 50 años en la igualdad genérica y racial, refrendada en la constitución, quedan no pocos vestigios de desigualdad y racismo, visto este como una relación de poder que tradicionalmente han ostentado las personas blancas.

Entre las interrogantes encontramos quiénes eran esas mujeres y su procedencia social. Al respecto, indica Fernández Robaina: “cuando dan a conocer sus criterios y preocupaciones como mujeres, en general, y como mujeres negras en particular, no es difícil asumir que poseían un nivel notable de instrucción como para redactar y acceder a páginas de diarios y revistas”.

En declaraciones a SEMlac, el también  investigador de la Biblioteca Nacional José Martí explica que “obviamente, la mayoría de ellas pertenecía a la pequeña clase ilustrada de la población negra, la cual tenía más posibilidades de acceder a la enseñanza y al mundo intelectual que  la mayoría de las mujeres negras de los sectores más populares y marginados”.

Los artículos hallados “evidencian  cómo ellas reclamaban y exhortaban a una mayor participación social, enmarcadas dentro de los códigos culturales y éticos de los diversos  periodos de esa lucha”, señala Fernández Robaina.

Al no estar reflejada en la historia escrita, la lucha de la mujer negra parecía no existir. Sin embargo, ellas también huían a los montes y se convertían en cimarronas, entre otras formas de rebeldía que asumieron.

De acuerdo con la estudiosa Bárbara Danzié, del Archivo Nacional de Cuba, “es una deuda que tenemos”, con esas mujeres.

Durante el curso “Pensadores y pensamiento antirracista”, que desarrolla el Centro  de investigaciones Culturales “Juan Marinello”, en la capital cubana, Danzié sostuvo que “siempre   que se dice hombre se habla en sentido genérico masculino y la mujer queda invisible. El que no se haya visualizado no quiere decir que no existiera un movimiento político femenino negro”, precisó.

Ya en los primeros 20 años del siglo XX, algunas mujeres —hoy  todavía casi anónimas—, reflejaron ideas muy avanzadas sobre el tema racial.

En un artículo aparecido en 1910 en el periódico Previsor, del Partido de los Independientes de Color —creado en la búsqueda de soluciones al problema de la discriminación por color de la piel—, Cecilia Lara reflejó un pensamiento muy avanzado.

“Nuestros hombres negros no desean si no (…) que se les gobierne bien, que Cuba esté representada tal como ella es, por negros y por  blancos, y nosotras, las  mujeres negras, no deseamos otra cosa más que nuestros hombres negros sean respetados y dignos de la consideración que todos los negros de Cuba merecen”, escribía desde la central ciudad de Santa Clara.

En los años treinta, Calixta Hernández apuntó en el periódico Adelante: “Sí dos razas, extranjeras ambas, puesto que ni la blanca ni la negra son producto de este suelo, han medrado y viven aquí, ¿qué derecho ni que razón tiene una de ellas para negar  a la otra la igualdad en todos los aspectos de la vida?”. 

Estudiosos consideran que, para solucionar el problema racial existente en la sociedad cubana, es preciso seguir estudiando sus raíces, como un paso para hallar un camino hacia la verdadera justicia y la igualdad.

Para Fernández Robaina, “nunca es tarde para comenzar a enmendar lo que se considere debe ser enmendado. Por eso ahora mujeres como las estudiosas Georgina Herrera,  Nancy Morejón, Inés María Martiatu, Daisy Rubiera, Sandra Álvarez  y la cantante Magia López,  entre otras, llevan a sus expresiones artísticas el  sentir de la mujer negra de hoy, heredera  de las que empezaron como cimarronas”.

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