Mujeres miran hacia el norte

Las migraciones desde Cuba hacia los Estados Unidos tienden a feminizarse y la decisión de cambiar de país, en el caso de las mujeres, cada vez se toma de manera más independiente, aseveran investigaciones.

Especialistas recomiendan «prestar atención a las diferencias de género que se manifiestan en los procesos migratorios cubanos, siguiendo de cerca las cifras de las mujeres jóvenes que expresan como proyecto de vida la emigración».

Así se afirma en las conclusiones de un artículo publicado en la más reciente edición digital de Novedades en Población, revista del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), de la Universidad de La Habana, que buscó evaluar las diferencias de género, manifiestas o latentes, en los procesos migratorios cubanos hacia Estados Unidos.

La composición por sexo de la muestra evidenció la participación de un 55 por ciento de mujeres y 45 por ciento de hombres, según el citado texto «Las migraciones cubanas hacia Estados Unidos bajo la mirada de género: resultados de investigación», de la máster en Ciencias Gretel Marrero Peniche, investigadora del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI), también de la Universidad de La Habana.

Además de consultar fuentes documentales, Marrero entrevistó a 197 cubanas y cubanos residentes en Estados Unidos, quienes habían salido de Cuba entre 2000 y 2010.

Según la estudiosa, la investigación se centró en el país norteño por constituir hasta la actualidad el destino numéricamente más representativo de las migraciones desde Cuba.

«La mayoría femenina resulta un reflejo de los flujos migratorios externos cubanos a partir del año 1995, pues las mujeres han superado a los hombres en todas las categorías de emigración desde Cuba, exceptuando los períodos conocidos como crisis migratorias —como en los años 1965, 1980 y 1994— en los que han prevalecido los hombres», asevera el artículo.

Según Marrero, la vía más utilizada para emigrar fue la aérea (81%).

Lo mismo se apreció por sexos. La investigadora no detectó diferencias significativas entre mujeres y hombres –de las entrevistadas de sexo femenino, 83 por ciento tomó el avión para su movimiento, mientras en el caso de los hombres lo hizo el 80 por ciento.

Pero la migración de cubanos hacia Estados Unidos manifiesta, además, una tendencia a la participación de personas de piel blanca y jóvenes.

Para la autora es muy importante seguir de cerca el efecto sociodemográfico que presupone ese éxodo femenino y de corta edad, teniendo en cuenta que Cuba es un país con muy bajas tasas de fecundidad y un acelerado envejecimiento poblacional.

La advertencia de Marrero no es una novedad. Ya en 2012, una publicación de CEMI, «Evaluación del proceso migratorio externo y la emigración cubana en el período 2010-2015. Principales tendencias y sus implicaciones para Cuba», llamaba la atención acerca de que 53,2 por ciento de las mujeres que emigran contaban menos de 30 años, con una edad promedio de alrededor de 26; por tanto, emigraban en pleno período reproductivo.

Otro artículo publicado en la misma edición de Novedades en Población indica, además, que la migración podría apuntar a una circularidad a largo plazo, pues empiezan a aparecer personas que viajan con regularidad, pero retornan en períodos relativamente cortos de tiempo.

En este caso, la investigación de la doctora Consuelo Martín Fernández, y la psicóloga Jany Bárcenas Alfonso, también de la Universidad de La Habana, tuvo como objetivo evaluar los primeros impactos de las nuevas regulaciones migratorias, que entraron en vigor en la isla en enero de 2013.

A juicio de estas especialistas, «las esferas de la vida cotidiana en las que las nuevas regulaciones migratorias han tenido una mayor repercusión son familia y trabajo», reconoce el texto titulado «Reforma migratoria en Cuba e impacto psicosocial en la sociedad cubana».

En el caso del trabajo, la evaluación en particular está asociada con la mejoría de la situación económica «gracias al empleo de los viajes temporales con el fin de trabajar fuera del país, como una estrategia de afrontamiento a los problemas cotidianos».

«El tema migratorio está presente y abarca todos los niveles de la sociedad, desde los vínculos personales, familiares, culturales, laborales, hasta las relaciones internacionales», aseveran Martín y Bárcenas.

En ese sentido, recomiendan a las autoridades «valorar la pertinencia de crear una entidad de atención a las migraciones internacionales en Cuba, al más alto nivel del Estado o el Gobierno, con el objetivo de articular las dinámicas migratorias, internas y externas».

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