Migración sigue feminizada y apunta al retorno

Mujeres y jóvenes siguen capitalizando el perfil de la migración externa cubana, aunque se va consolidando una tendencia a viajar, pero también a regresar al país.
Más de 263.000 mujeres salieron de las fronteras cubanas entre 2002 y 2012, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), una cifra que cada año, desde 1995, supera la mitad del total de las personas que emigran.

Las nuevas regulaciones migratorias introducidas en 2013 no han modificado esa tendencia, pero un elemento inédito comienza poco a poco a caracterizar la movilidad de las personas que salen de la isla: la circularidad.
Con la puesta en vigor del Decreto­Ley 302, que modificó la Ley de Migración vigente desde 1976, en enero de 2013 se flexibilizaron las posibilidades para salir y entrar al país, y ya viajar no implica la opción del «no retorno».
La nueva norma eliminó la necesidad de un permiso de salida, extendió a dos años con posibilidad de prórroga el plazo de estancia en el exterior y permitió el regreso de población cubana radicada en otras latitudes.
En el período comprendido entre el 14 de enero de 2013 y el 30 de noviembre de 2014, viajaron 346.295 cubanos, según el artículo «Reforma migratoria en Cuba e impacto psicosocial en la sociedad cubana«, publicado en la edición digital de enero-junio de 2015 de la revista Novedades en Población, del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), de la Universidad de La Habana.
De ese monto de migrantes, la mayoría estaba entre los 40 y los 59 años, para un 35 por ciento, seguidos de quienes sumaban entre 19 y 39 años, para un 31 por ciento. En tanto, una cuarta parte de las personas que viajaron tenía más de 60 años.
Nuevamente, más de la mitad (53 %) fueron mujeres, reafirmando la tendencia acentuada hace ya más de una década.
Además, sobre todo en los dos grupos más jóvenes, los migrantes se correspondieron con personas laboralmente activas, refiere el artículo citado, de las psicólogas Consuelo Martín y Jany Bárcenas, ambas de la Universidad de La Habana.
Esa mayoría femenina en la estructura de la emigración «constituye un reto para lograr elevar los niveles de natalidad en nuestro país, ya que en correspondencia con los porcentajes de los grupos etarios, gran cantidad de estas mujeres se encuentra en etapa fértil», asegura el texto.
«Como en otros países del área, la emigración femenina cubana se caracteriza por ser mayoritariamente joven, en correspondencia con los niveles medios y altos de calificación del país», había indicado en 2014 a SEMlac el doctor Antonio Aja, director del Cedem.
Los niveles superiores de instrucción, profesionalidad y oficio de las cubanas las diferencian de otras migrantes en el mundo y, en ocasiones, las sitúan en cierta ventaja, consideró entonces el experto, una situación que no ha cambiado mucho.
Martín y Bárcenas, en su texto, ofrecen valoraciones que confirman la presencia del retorno al país y de proyectos de migración temporal.
El artículo cita datos de una ponencia presentada por el coronel Lamberto Fraga, de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE) en diciembre 2014, durante la XIII Edición de la Serie de Conversaciones Cuba en la Política Exterior de los Estados Unidos, un evento del Centro de Investigaciones de Política Internacional (Cipi).
Según Fraga, «a partir de enero de 2013 y cada vez más, la migración cubana responde a los patrones sociales, económicos y de inserción de la migración internacional».
A juicio de este estudioso, la explicación fundamental es que «se ha consolidado la circularidad de la migración cubana», pues entre quienes viajan «predomina la tendencia a mantener el domicilio en Cuba».
Así, la migración cubana de ese período se caracterizó «por desplazamientos temporales que obedecen fundamentalmente a las perspectivas de satisfacer necesidades económicas, realizar proyectos de tipo académico, profesional y cultural, la atracción de redes familiares y consolidar un estatus migratorio favorable», precisa el artículo científico.
Ya en 2013, una tesis de maestría del también psicólogo Osmany Pérez había constatado el incremento de repatriaciones hacia la isla entre 2008 y 2012, cuando aún no estaba vigente la reforma migratoria.
En ese intervalo regresaron, para establecerse de manera definitiva en La Habana, 2.127 personas provenientes de 60 países, sobre todo mayores de 40 años, confirmó el estudioso.
Para Aja, sin embargo, una mayor circularidad de los migrantes no significa que no viajen sectores clave para la sociedad, como mujeres y jóvenes, reiteró el pasado 8 de julio, durante un taller científico organizado por el Cedem con motivo del Día Mundial de la Población.
«Cuba tendrá que funcionar, económica y socialmente, con una población en términos absolutos menor a la que tiene hoy y mucho más envejecida», ha insistido el experto.

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