Migración internacional demanda mayor articulación

Por Raquel Sierra / raquels@enet.cu

En una mirada a las familias en la Cuba de 2012 resultaría raro encontrar aquellas no marcadas por un fenómeno complejo, de escala mundial, de causas, impactos y dimensiones múltiples: la migración internacional, que demanda mayor articulación entre la sociedad, las leyes y los intereses de las personas.
En una tendencia que se inició en los años treinta del pasado siglo, hay cubanos y cubanas en todas las latitudes, la mayoría se han radicado en Estados Unidos o en Europa, aunque también muchos han ido a parar a sitios más lejanos como Sudáfrica y Australia.
De acuerdo con estadísticas oficiales, la comunidad cubana residente en el extranjero ronda actualmente 1,7 millones de personas.
Los desplazamientos internacionales, atados por regulaciones estatales en proceso de estudio para su actualización desde hace años, provocan impactos tanto en quienes emigran como en los que permanecen en la isla. En su conferencia «¿Quién no tiene un pariente emigrado? Explorando salud, identidad y equidad desde un enfoque psicosocial», la profesora de la Universidad de La Habana Consuelo Martín sostiene que las familias están atravesadas por el proceso migratorio.
En el Foro Permanente del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), el 3 de mayo, Martín explicó que la migración internacional impacta la estructura, dinámica y funciones de las familias, implica re-distribución y resignificación de roles y funciones, complejiza la dinámica de acuerdo al miembro ausente/presente, y reta al proceso de socialización y al ciclo vital.
«Por ejemplo, hace unos 15 o 20 años apareció entre los motivos de las consultas de psicología el tema migratorio, fundamentalmente casos de niños llevados por sus tutores, casi siempre abuelos, porque ambos padres habían emigrado», dijo.
La inequidad, destacó, tiene que ver con características sociodemográficas de quienes emigran -migración eminentemente blanca, con cifras menores de personas mestizas y negras-, y sus eventuales remesas, que repercutirán positivamente en sus familias y mejorarán sus condiciones de vida, no así en otros sectores.
La migración de profesionales, por otra parte, atraerá nuevos migrantes también involucrados en esos estratos, detalló.
Por su parte, la investigadora Denisse Delgado, del Centro de investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), recordó que a partir de los años noventa del pasado siglo el factor económico sustituyó al político en la motivación fundamental de los desplazamientos, a raíz de la crisis económica recesiva instaurada en el país.
Un estudio realizado en 2010 confirmó la tendencia a la feminización de las migraciones que, unida a la reducción de la fecundidad, impacta en el decrecimiento de la población, toda vez que no se produce el reemplazo de la población en medio del proceso de envejecimiento poblacional de la isla con 11,2 millones de habitantes.
Asimismo, la investigación puso de relieve la salida del país de jóvenes en edad económicamente activa, quienes dejan en Cuba familiares que envejecen.
«Los jóvenes alegaron como motivo para emigrar encontrar nuevas maneras de formación y un desempeño profesional distinto, cuando en la mitad de los casos ninguno se desarrollaba en espacios coherentes con su nivel profesional y trabajaban en los servicios», expuso Delgado.
Según explicó Martín a SEMlac, «en el tema de la migración internacional, las familias y la vida cotidiana es imprescindible la articulación de las políticas públicas y públicas».
«Las estrategias de desarrollo tienen que estar atravesadas por una mirada de familia y esas visiones contienen hoy la migración internacional y la interna y deben estar articuladas entre sí, pensadas en costos y beneficios de unas y otras», abundó.
En el debate, Luis Carlos Marrero, de OAR, destacó la necesidad de mirar también hacia la migración interna y sus causas, mientras el abogado Alain Vallín consideró impostergable la actualización del Código de la Familia para que los abuelos y tutores de hijos de padres emigrados tengan derechos a decidir en asuntos legales relacionados con sus nietos.

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