Por Dixie Edith
El próximo domingo 21 de octubre habrá sufragios en Cuba para elegir a las personas que integrarán las llamadas Asambleas Municipales del Poder Popular, así como a los delegados y delegadas a nivel de los barrios. Un total de 10.799 mujeres han sido nominadas para ocupar puestos en los órganos de gobierno locales. El número de nominadas supera en 1.600 las propuestas de las elecciones anteriores, celebradas en 2005, hecho destacado por Yolanda Ferrer, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, en comparecencia televisiva.
Según datos de la Comisión Electoral Nacional, más de siete millones de electores participaron en esta fase del proceso, que también aportó una notable promoción de jóvenes.
Las cifras revelan que integran la candidatura 14.373 personas entre 16 y 40 años. Asimismo, el 83,8 por ciento de los postulados se han graduado de estudios universitarios o de nivel medio superior.
María Esther Reus, presidenta de la Comisión y ministra de Justicia de Cuba, precisó que las propuestas fueron fruto de más de 50.700 asambleas celebradas en todas las comunidades del país.
Desde el proceso electoral de 2002, la cantidad de mujeres electas ha ido en aumento, aunque no siempre las cifras de nominadas permiten prever la cantidad de mujeres que resultarán elegidas al final de los sufragios.
Al culminar las votaciones de 2005, quedaron 4.000 como delgadas de barrios y comunidades, no obstante que las nominadas fueron más de 12.000.
Los especialistas destacan que las cubanas cuentan con suficientes méritos, inteligencia y calificación para desempeñar responsabilidades de gobierno y para respaldarlo acuden a las cifras, según las cuales el 65,9 por ciento de profesionales y técnicos ocupados en el país son mujeres. Ellas representan también más del 67 por ciento del total de graduados universitarios.
Sin embargo, sobre las mujeres aún gravitan las mayores cargas domésticas, así como el grueso de la responsabilidad en el cuidado y educación de los hijos e hijas.
Paralelamente persisten prejuicios machistas y cierto paternalismo que muchas veces induce, al momento de votar, en igualdad de condiciones, a elegir a un hombre para “liberar de cargas a las mujeres”.
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