Madres y padres jóvenes, desafíos en el camino

El embarazo no planificado es uno de los desafíos que viven hoy jóvenes y adolescentes en Cuba, no siempre con la preparación necesaria para formar una nueva familia, alertaron en La Habana especialistas de diversas disciplinas.

«Jóvenes y adolescentes participan poco en la planificación familiar», precisó la investigadora Natividad Guerrero, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), durante el debate «Miradas jóvenes al valor de la maternidad y la paternidad», realizado el pasado 19 de mayo en el espacio del foro permanente que mensualmente organiza el Centro Oscar Arnulfo Romero.

Datos ofrecidos por la especialista indican que, en un país con baja tasa de fecundidad en general, ese indicador en la población adolescente es de 51,6 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años.

En investigaciones y seguimientos se ha constatado que no hay un proceso de toma de decisión en el tema de la maternidad adulta y tampoco durante la adolescencia, cuando los embarazos ocurren casi siempre por «accidente», sin planificación ni acuerdo.

Con niveles de fecundidad muy bajos, por debajo del reemplazo desde hace más de tres décadas, la fecundidad cubana sigue siendo temprana, pues aproximadamente 58 por ciento de los nacimientos ocurren en mujeres entre 20 y 29 años de edad.

En ese panorama, la fecundidad adolescente representa el 16 por ciento de la total, con diferencias territoriales y al interior de ese grupo de edades.

Tradicionalmente, el embarazo adolescente ha sido superior en las provincias orientales y, respecto a las edades, se mantiene estable entre 12 y 14 años; disminuye ligeramente de 18 a 19 años y crece en el grupo de 15 a 17 años. La edad media ha ido disminuyendo, para ubicarse alrededor de los 17 años.

Estudios citados por Guerrero dan cuenta, además, de que varios fenómenos se asocian al embarazo, la maternidad y paternidad tempranas, como el evidente desconocimiento sobre sexualidad; la deserción escolar durante el embarazo o después del parto, en el caso de las muchachas; así como la reiteración de un patrón familiar de madres adolescentes.

La especialista llamó la atención acerca de que estos procesos están marcados también por las diferencias que existen entre mujeres y hombres a la hora de asumir las relaciones sexuales, el embarazo temprano y las responsabilidades maternas y paternas.

Una mirada al embarazo adolescente, desde lo masculino, apunta a un inicio más temprano de las relaciones sexuales respecto a las niñas, pero a la vez un abandono de la pareja cuando aparece el embarazo, señaló Guerrero.

Exploraciones realizadas en poblaciones adolescentes y juveniles dan cuenta también de que los varones le dan prioridad a la búsqueda del placer y las relaciones sexo eróticas y no se visibilizan como seres que se reproducen.

«Se les expropia de su rol en el proceso de embarazo, más aún si son adolescentes; dejan a iniciativa de las muchachas continuarlo o no y apenas se les vincula al cuidado y crianza de hijas e hijos», subrayó.

No obstante, algunos estudios dan cuenta de que, durante el embarazo, se aprecian cambios en el comportamiento de los hombres en parejas jóvenes que cursan estudios universitarios.

Exploraciones realizadas durante un estudio de caso con 33 parejas constataron que los hombres de esas uniones estuvieron muy atentos a la satisfacción de las necesidades de sus compañeras, señaló Eniuska Hernández Cedeño, de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.

Los padres mostraron interés y preocupación por el nacimiento, así como una actitud positiva en los cuidados a su descendencia en los primeros años de vida, aun cuando participaron de manera intermitente.

Sin embargo, una de las áreas deficientes sigue siendo la asociada a la comunicación, pues como tendencia durante el embarazo se posterga todo lo que pueda suponer un riesgo o conflicto en el funcionamiento de la pareja, agregó la psicóloga.

«Las diferencias entre mujeres y hombres legitiman la reproducción de estereotipos en los ámbitos de la sexualidad y la vida en pareja», sostuvo Odette del Risco Sánchez, investigadora del Centro de Estudios de la Juventud.

Participantes en el encuentro señalaron que el embarazo adolescente es un fenómeno complejo y multicausal, que igualmente denota la necesidad de enfocarse en una educación integral de la sexualidad, más efectiva, así como de considerar determinantes locales y específicas por territorios.

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