Un conflicto laboral ocurrido a inicios de este año, en la oriental provincia de Granma, a unos 750 kilómetros de La Habana, ha vuelto a poner sobre el tapete las brechas que aún existen en materia de educación sexual en la isla.
Luis Orlando Abascal, trabajador de la empresa eléctrica de la citada provincia, fue sancionado el pasado febrero con la separación definitiva de su puesto de trabajo por tener en una computadora portátil del centro, asignada para su uso personal, la serie de documentales titulada La guía sexual del siglo XXI, publicó el pasado 25 de julio el semanario Trabajadores.
La guía sexual…, producida en 2006 en el Reino Unido, consta de ocho episodios sobre temas de sexualidad humana presentados por la doctora Catherine Hood, experta en salud sexual. Además, incluye opiniones de especialistas e imágenes muy gráficas.
Según el periodista Francisco Rodríguez Cruz, jefe de información del citado semanario cubano y autor del texto, una comisión disciplinaria determinó aplicar la medida, alegando que “si bien no se trataba de pornografía, su contenido es contrario al interés social y a las buenas costumbres”.
Abascal explicó que, aunque sabía que sería objeto de una auditoría informática, no borró la serie, pues no creyó “que el material fuera a ser visto de esa absurda manera”, ni incumplía ningún requisito informático exigido por la empresa.
Aunque reclamó la sanción y presentó la opinión de la presidenta de la Comisión Provincial de Educación Sexual en Granma y máster en Sexualidad, Zeida Santiesteban, quien valoró el audiovisual como de “alto valor científico, técnico, didáctico y educativo” y “de interés general y obligada consulta…”, la medida no fue rectificada.
Rodríguez Cruz, también activista por los derechos de la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales), se pregunta en su artículo si es tan grave “procurar información científica sobre la sexualidad en la Cuba del siglo XXI”.
El caso de Abascal, que también ha sido presentado en el espacio Al derecho, de la televisión cubana, ha calentado la polémica y apunta a un asunto considerado asignatura pendiente por no pocos especialistas en la isla: la calidad y efectividad de la educación sexual.
Entre logros y retrocesos
Investigaciones realizadas en los últimos años en la central provincia de Cienfuegos, a unos 250 kilómetros de la capital cubana, detectaron debilidad en la formación de profesionales de diversas especialidades en contenidos vinculados con la educación sexual.
El psicólogo Alain Darcout Rodríguez, máster en Sexualidad, y la profesora Sara García Siso, asesora de Salud Escolar de la Universidad de Ciencias Pedagógicas (UCP) de Cienfuegos, encontraron, por ejemplo, que profesionales de la salud y la educación se estaban graduando con baja preparación en temas de sexualidad.
“Los responsables, en primera instancia, de llevar la educación sexual a la población no estaban suficientemente preparados para hacerlo”, detalló Darcout a SEMlac.
“Entre los de salud, por ejemplo, predominaba un enfoque genital reproductivo, más dirigido al desarrollo puberal y a sus consecuencias negativas, como el embarazo adolescente o el riesgo de contraer alguna infección de transmisión sexual o el VIH/sida”, precisó Darcout.
Las investigaciones también mostraron mucha resistencia en las familias a hablar con claridad a niñas, niños y adolescentes acerca de la sexualidad y de los cambios paulatinos de sus cuerpos.
“Falta, en general, la educación para el erotismo, para el disfrute sexual”, agregó el psicólogo.
La situación detectada en Cienfuegos, y que ya se atiende con la creación de un sistema de educación continua y capacitación de posgrado, no es privativa de esa zona de la isla.
Si bien la educación sexual fue dejando de ser considerada tabú en la isla desde la década de 1960, cuando publicaciones como la revista Mujeres comenzaron a divulgar información sobre la reproducción humana y otros temas afines, efectivamente ese conocimiento ha estado más enfocado hacia la prevención y menos hacia el disfrute de la sexualidad.
La doctora Beatriz Torres, presidenta de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el estudio de la Sexualidad (Socumes), entre otras voces autorizadas, ha manifestado, en reiteradas ocasiones, la necesidad de hacer no solo prevención de salud sino educar también “desde el punto de vista afectivo».
En su opinión, se han perdido rituales necesarios en las relaciones amorosas y de pareja, y pocas veces se educa para el placer y desde los afectos.
Machismo agazapado
Reproducido por el sitio digital sobre diversidad sexual del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el texto de Rodríguez Cruz sobre el caso de Abascal ha tenido repercusión múltiple entre internautas, pero también especialistas.
Entre unas y otras opiniones se perfila una de las posibles causas de las brechas de la educación sexual en la isla: la persistencia en el imaginario social de herencias y tabúes machistas.
Para el profesor y crítico cinematográfico Gustavo Arcos, el caso viene a ser como una “punta del iceberg, que demuestra el inmenso camino que aún queda por recorrer en relación con la sexualidad en Cuba”.
Resulta, “un ejemplo de cómo, entrados en la segunda década del siglo XXI, persisten, en muchas regiones del país, atavismos, prejuicios y lecturas erróneas sobre el deseo, el cuerpo, el sexo, lo obsceno, la moral, las relaciones de pareja, la pornografía, el erotismo, las conductas humanas y en definitiva las artes del amor”, aseveró.
En tanto, el psicólogo Jesús Dueñas Becerra considera que está relacionado con “los genes y el alma de la nación cubana”, cuya programación socio-cultural incluye aceptar, como verdades absolutas, ideas y tradiciones vigentes “desde épocas socio-históricas pretéritas”, entre las que incluye al machismo y la homofobia.
A inicios de esta década, investigaciones del Ministerio de Educación (Mined) detectaron la presencia de machismo y sexismo en el nivel secundario de enseñanza, junto a manifestaciones de violencia de género.
Esos estudios, vinculados a la aplicación del proyecto “Educación formal para conductas sexuales responsables”, llevado a cabo con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), también confirmaron la ocurrencia de embarazos adolescentes e inicio temprano de las relaciones sexuales.
Mariela Castro, máster en Sexualidad y directora del Cenesex, reconoce en una sistematización sobre la educación sexual en Cuba en los últimos 50 años que el desarrollo de una política en este sentido en el país “ha contribuido a debilitar los cimientos de la cultura patriarcal, pero no a su desaparición”.
«Cuba tiene indicadores poblacionales avanzados, pero también un machismo muy extendido. El personal de educación está preparado, pero no lo suficiente, en materias de género y educación sexual», confirmó a SEMlac, por su parte, la doctora Alicia González, directora de la Cátedra de Género, Sexología y Educación Sexual, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
Entrevistada durante las sesiones del I Congreso Ibero Cubano de Género, Educación, Salud y Desarrollo Humano, celebrado el pasado año en La Habana, González detalló un proyecto conjunto entre las universidades pedagógicas de la capital y de la oriental provincia de Holguín, con la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID), en busca de superar estas lagunas, que realizó talleres entre más de 500 estudiantes y 300 profesores.
“Nos propusimos fortalecer la formación del profesorado y el estudiantado de nuestras universidades desde una perspectiva de género, a fin de superar el sexismo y la violencia que limitan su pleno desarrollo personal y profesional”, precisó a SEMLac la doctora González.
La evaluación de programas como el del Mined con el UNFPA, o de este más reciente proyecto coordinado por la doctora González, sumada a reflexiones aportadas por el Cenesex y otras opiniones especializadas, han ayudado al reconocimiento institucional de la necesidad de cambios en la enseñanza de estos temas.
A mediados del pasado mes de julio, la doctora María Antonia Torres, jefa del Departamento de Salud Escolar del Mined, anunció a la prensa local una actualización profunda del programa Nacional de Educación Sexual, con la inclusión de enfoques no solo “de las relaciones coitales, sino también del respeto a la igualdad de género y a los derechos sexuales”, precisó.
“No se trata solo de enseñar los conocimientos en la escuela, sino de lograr actitudes que sean realmente complejas, y que alcanzaremos desde el ejemplo personal del maestro, de la familia, del entorno escolar y de toda la sociedad”, precisó Torres.