Por Raquel Sierra / cubanews@ipslatam.net

Hace 200 años, la suiza Enriqueta Favez se adelantó a los tiempos modernos: se hizo médica y cirujana, viajó por el mundo, atendió a pacientes de todas las razas y, por si fuera poco, se casó con otra mujer. Esa transgresora historia es recogida en el libro Por andar vestida de hombre, del profesor Julio César González Pagés, que acaba de aparecer en papel.
Presentado el 14 de junio en La Habana, este nuevo volumen recoge novedades que no aparecieron en su antecesora edición digital (2009), entre ellas, la imagen del rostro de Favez, reconstruida en 2009 por la Sección de Identificación de Personas, de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

Para González Pagés, quien sueña con ver en el cine y en ballet la vida de esta mujer casi desconocida, la publicación de este libro «habla de la visibilidad de una mujer que es muy importante para la historia del mundo porque fue la primera médica en todas las Américas, no solo en Cuba», precisó.
«Aunque fuera vestida de hombre, ejerció la medicina, fue una excelente cirujana, combatió con Napoleón, estuvo en muchos países porque fue como una médica sin fronteras y murió en Nueva Orleáns, Estados Unidos, también prestando servicios médicos», dijo a SEMlac.
«Pero, agregó, para no pocos sucede que la vida personal es casi más importante que lo que hacen las personas y ella también tuvo la osadía de tener otra opción sexual, de casarse con una mujer».
Las tecnologías modernas dieron «el privilegio de darle visibilidad a esta mujer, a partir de las características físicas que los documentos dan de ella, sus rasgos psicológicos y de un estudio de la imagen de las mujeres en el siglo XIX en Suiza», explicó.
El también coordinador de la Red Iberoamericana-africana de masculinidades, compara a Favez con Juana de Arco y aspira devolvérsela a Suiza y al mundo para que ocupe un lugar en la historia de esa nación junto a Guillermo Tell.
Publicado por la Editorial de la Mujer, con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), el libro responde al interés de llevar esta historia, que incluye detalles del juicio que se le celebró a Favez por andar vestida de hombre, a un público que no pudo conocerla en su versión digital.
«El libro impreso da la posibilidad de que puedan acceder muchas personas que no tienen acceso a la tecnología digital en el país. Pese a que las nuevas tecnologías han impuesto retos, todavía hay un sector de la población que prefiere el libro porque te permite andar con él», explicó a SEMlac el autor.
A su juicio, aunque a veces se piensa que estos esfuerzos quedarán solamente en el área de las personas estudiosas, el hecho de que otras pregunten por este tipo de lectura sobre género y masculinidades denota que hay un público lector en Cuba que sabe descodificar lo que uno está hablando.
El libro incluye cartas de Favez a su amada, Juana de León, fotos de la iglesia donde fue bautizada, del lugar donde vivió en Lausana, detalles de su encarcelamiento en la oriental ciudad cubana de Santiago de Cuba, su juicio y condena, así como una fotocopia de la orden de expulsión hacia Nueva Orleáns.
Sus bienes fueron embargados y fue condenada a la reclusión en la Casa de Recogidas de La Habana «por 10 años, bajo la especial vigilancia de las autoridades competentes, con calidad de que, cumplidos permanecerá recluida hasta que haya ocasión de ser remitida a cualquier puerto extranjero, el más lejano posible», dice la sentencia.
El capitulo VI de este libro del autor de Macho, varón, masculino, presentado el pasado año, recoge nombres de otras mujeres que también vistieron de hombre por disímiles causas y diferentes momentos históricos.
Pagés llegó a Favez en 1994. «Me sorprendió mucho cuando vi el expediente en el Archivo Nacional de Cuba, era un expediente que la estaba juzgando y yo me dije, no la voy a juzgar, para vindicarla tengo que conocer su historia».
Para su exhaustiva investigación, de más de 18 años, hizo todo el recorrido de Favez: Suiza; Miranda de Ebro; la Sorbona, en Francia; México; Cuba, y Nueva Orleáns, en Estados Unidos, donde estaba su tumba antes de ser barrida por el huracán Katrina, en 2008.
En la presentación, Graciela Morales, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), adscrita a la embajada de Suiza, destacó que hoy, pasados 200 años de la historia de Favez, todavía no pocas personas viven con «todas estas discriminaciones y con estereotipos discriminatorios en nuestras cabezas».
Morales invitó a que «cada uno piense cómo podemos colaborar para que, si existen las Enriquetas Favez, no sean discriminadas ni maltratadas» por su orientación sexual.
«Uno de los aportes de esta investigación es haber contextualizado el mito», comentó a SEMlac la periodista Isabel Moya, quien asumió la edición de los textos.
«Ese mito ha ido creciendo con el paso del tiempo, y este libro sitúa ahora cómo se fue construyendo y contrasta la historia con documentos muy valiosos para ayudarnos a comprender, justamente, cómo se fue construyendo en la vida real, a partir de cada momento histórico», puntualizó la directora de la Editorial de la Mujer.

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