Cuba cerró 2006 con cerca de 3.000 habitantes menos, según estimaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en su Panorama político y social, publicado en el sitio web de esa institución.
Si al cierre de 2005 la población totalizaba 11 millones 243.836 personas, las cifras del año recién concluido ubican la cuenta en 11 millones 240.121.
El Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) había previsto que este fenómeno ocurriera en 2024, partiendo de haber alcanzado una población aproximada de 11 millones 484.786 habitantes en 2023.
Proyecciones anteriores de esa misma fuente habían pronosticado reducción de la población en términos absolutos. Sin embargo, los cálculos se adelantaron varios años.
Según el informe presentado por Cuba a la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994), la fecundidad es «la variable demográfica que más ha incidido en el volumen y estructura de la población en las últimas décadas”, y esa realidad no ha cambiado.
El tamaño de las familias cubanas comenzó a disminuir desde finales de la década del sesenta del siglo pasado y, a partir de 1978, la tasa de fecundidad quedó por debajo del nivel de reemplazo poblacional. Quiere decir que por cada mujer en edad reproductiva no queda una hija que la sustituya.
Actualmente, Cuba es uno de los países con más baja fecundidad en la región, con una tasa de 1,49 hijos por mujer en 2005. O sea, como promedio, por cada dos cubanas no llegan a nacer tres descendientes.
Si durante las décadas del sesenta y setenta del pasado siglo el promedio anual de alumbramientos era de unos 250.000, en 2005 sólo hubo poco más de 120.000.
Aunque aún no están los datos definitivos, especialistas estiman que en 2006 la fecundidad debe computar un valor aún menor.
La situación se complica, además, porque en la isla se presenta una disminución paulatina de la población femenina, sobre todo en las edades más fecundas, entre los 20 y 29 años.
Las causas de la baja fecundidad son múltiples. Para Juan Carlos Alfonso Fraga, director del CEPDE, “hay un pivote muy fuerte en el cambio de la condición de la mujer, unido a la existencia de un mayor nivel educacional y favorables condiciones para garantizar la salud”.
Pero también influyen problemas materiales como la insuficiencia de viviendas, el costo de la vida, la carencia de guarderías o círculos infantiles, así como de servicios de apoyo al hogar y los enseres imprescindibles de la canastilla. Otro factor que repercute sobre la fecundidad es la migración hacia el exterior de mujeres en edad reproductiva.
Ciudad de La Habana, Villa Clara y Camagüey son las provincias con niveles más bajos de fecundidad y las que más inciden en la cuenta regresiva de la población cubana. En el caso de las dos últimas, también presentan saldos migratorios internos negativos.