Pensamiento crítico y transformación popular son caminos comunes en la lucha de organizaciones y movimientos sociales frente a las distintas opresiones que amenazan la vida en la región.
Dedicado a las «Rebeldías y revoluciones», el 13 Taller internacional sobre paradigmas emancipatorios reunió en La Habana, del 22 al 25 de enero, a más de 300 personas que dan cuerpo a las resistencias en América Latina y el Caribe.
Al centro de los debates estuvo la «dominación múltiple», un concepto que comprende las opresiones de manera integrada en un sistema que se reproduce y sostiene a sí mismo.
Según los análisis promovidos en Paradigmas, no es posible, ni estratégico, separar la opresión del capitalismo de aquellas que ocasionan el heteropatriarcado, el racismo y la xenofobia.
«Ese orden económico y político hegemónico está ligado a una civilización excluyente, patriarcal, racista, discriminatoria y depredadora que impulsa la cultura de la violencia e impide el sentido de la vida», dijo Gilberto Valdés Gutiérrez en el panel Modos y mecanismos del sistema de dominación múltiple del capitalismo.
El filósofo cubano y fundador del taller explicó que ese sistema naturaliza «el arquetipo viril y exitoso de un modelo de hombre racional, adulto, blanco, occidental, desarrollado, homofóbico, consumista y burgués».
Lo que se salga de esos marcos sufre de la desigualdad y la violencia que ejercen distintos actores sociales en un presente complejo. La feminista ecuatoriana Irene León lo define como un momento de «restauración neoliberal».
Para ella es fundamental reconocer en la ola conservadora actual la función de actores como «el poder financiero internacional, el poder trasnacional y corporativo, la industria militar de la construcción y de la destrucción y el poder corporativo comunicacional, que abarca todos los escenarios».
Como consecuencia, en numerosos países se vive un auge de los fundamentalismos religiosos y su uso en la desarticulación de los movimientos populares. Además, se ha recrudecido la militarización de las comunidades, la represión de los movimientos sociales y el asesinato de líderes populares.
Pero los retos no los plantea solo el contexto regional. Al interior de las prácticas revolucionarias existen pendientes y oportunidades que se analizaron en plenarias y comisiones durante los cuatro días del taller.
En los debates se criticó el vacío de algunos discursos tradicionales y la necesidad de superar las consignas desconectadas de la base social. Fue una constante el llamado a la coherencia en el actuar revolucionario como práctica ética que une discurso, comportamiento y acción.
Mujeres y juventudes también tienen respuestas
La construcción de articulaciones y la lucha en las calles tiene en los colectivos de mujeres y movimientos feministas un protagonismo consolidado desde hace algunos años. En ellas y en las juventudes también puso sus apuestas el 13 Taller de Paradigmas.
El equipo de coordinación organizó por primera vez un encuentro de jóvenes que reunió a más de 30 personas de Cuba, Puerto Rico, Perú, Dominicana, Venezuela y El Salvador.
Conocerse para, en un futuro, articular los proyectos diversos fue el objetivo de la reunión en la que se presentaron experiencias de capacitación, activismo popular y desde organizaciones formales, periodismo feminista y medios de comunicación dedicados a las juventudes y la información política.
Las y los asistentes acordaron repetir el encuentro de jóvenes en los próximos talleres, para sistematizar y desarrollar un trabajo en red desde las nuevas generaciones.
En tanto, el feminismo como teoría y práctica política estuvo presente en todos los debates, como una fuerza sin la cual no es posible avanzar en la lucha social.
Josefina Roco Sanfilippo, quien viajó desde Bilbao, país Vasco, y tiene muy claro por qué no habrá revolución y emancipación sin las mujeres y los feminismos.
«Si queremos hacer una revolución que revolucione todas las desigualdades, hay que superar el capitalismo, el colonialismo, pero también el patriarcado que ha sido fundamental para sostener esas opresiones. Claro, esto implica salir de muchas zonas de comodidad y replantearnos nuestras relaciones y privilegios por un arraigo patriarcal muy fuerte, incluso en las izquierdas. Es un reto muy grande, pero vamos avanzando en ese sentido», dijo Roco Sanfilippo a SEMlac.
Ese protagonismo no está exento de riesgos y la activista feminista reconoce que «la arremetida de la derecha, la fiebre contra el feminismo y lo que han llamado ellos la ideología de género es porque nos tienen miedo, somos peligrosas porque estamos organizadas desde hace mucho tiempo y el salto político que se le ha dado al feminismo en los últimos años no tiene vuelta atrás», afirma.
Un Encuentro de trabajo de mujeres, organizado por el espacio feminista Berta Cáceres el 23 de enero, promovió durante Paradigmas un espacio para la reflexión y aprendizaje desde las activistas y lideresas populares.
Las asistentes compartieron testimonios sobre las amenazas para la vida que enfrentan activistas feministas frente a la violencia estatal; los desafíos de mantener un equilibrio entre la defensa de los procesos revolucionarios nacionales y la agenda feminista, además de la necesidad de articulación a nivel regional y mundial.
Sesenta años en el centro del huracán
En el centro de los cambios y la brújula de la transformación futura se encuentra el proceso social cubano. Comentarios, análisis y proyecciones ubicaron a la nación del Caribe como referente y centro de articulación de las luchas emancipatorias.
No es casual que esto suceda. Desde 1995 se celebra Paradigmas en Cuba, como se le conoce al evento bianual. El encuentro se ha establecido como un espacio fundamental del pensamiento de izquierda y los procesos revolucionarios en las últimas dos décadas y en esta XIII edición dedicó actividades de su programa al 60 aniversario de la Revolución cubana.
El panel «60 años de Revolución» ubicó conquistas del país junto a desafíos sociales y económicos. Panelistas y participantes coincidieron en que asumir un proyecto socialista ha significado para Cuba estar en el centro de un huracán la mayoría del tiempo, un devenir marcado por las agresiones de las administraciones de Estados Unidos junto a contradicciones y errores internos.
La feminista y filósofa cubana Georgina Alfonso llamó «a la profundización del socialismo cubano, fortaleciendo el protagonismo popular y de la vida cotidiana en la construcción del país, para ensanchar el corredor anticapitalista».
La Feria de experiencias cubanas en 60 años de Revolución reunió a colectivos y proyectos que, desde el deporte, la cultura, el trabajo comunitario, los medios de comunicación e iniciativas juveniles apuestan por la transformación social en el país.
La plataforma feminista de promoción sociocultural «La cuarta Lucía» mostró los objetivos y resultados de un proyecto integrado por estudiantes de la Universidad de Bayamo, en la provincia Granma, a 661 kilómetros de La Habana.
Trabajar la prevención de la violencia machista, el racismo y la homofobia son objetivos de la plataforma, que combina investigación y conocimiento de la cinematografía nacional desde una perspectiva feminista.
Para su coordinadora, Yuleidys González Estrada, hoy se reconoce con más fuerza el papel de la cultura en la naturalización de la dominación y la exclusión capitalista, patriarcal y racista.
«Se ha hecho más visible la importancia de la cultura y el cambio en las subjetividades; no es suficiente romper con la dominación, a la vez hay que construir y establecer prácticas nuevas», declara la feminista y profesora universitaria.