Insumisas, más allá del filme

Las insumisas no creen en figuras autoritarias ni sometimientos. Firmes a sus ideales progresistas de equidad de género y superación personal, son fuertes de espíritu y creen fielmente en el bien común a partir del derrumbamiento de las ideologías patriarcales.
Que una mujer se pare, alce su voz, exprese su parecer y mantenga su posición, sosteniéndose en pie ante injusticias y dominaciones sociales, son acciones que en el mundo entero han tenido una manifestación paulatina en la contemporaneidad. Para ello han sido cardinales, en tiempos más recientes, campañas como #MeToo o #TimesUp, que en los últimos años han acompañado las experiencias de abuso de mujeres de muchos países.
Pero no sucedía así en el siglo XIX. El apoyo era de menor magnitud o apenas inexistente. En aquella época, la mujer y lo que representaba giraban en torno al hombre como centro del mundo, quedando ella en un segundo y hasta tercer plano.

Su papel en la vida no era otro que el de complacer al resto -de los hombres-, siendo buena hija, esposa y luego madre; atendiendo los quehaceres y tareas domésticas, comportándose en sociedad, apelando a su feminidad y, claro está, satisfaciendo sexualmente a su pareja, con quien no compartía opiniones políticas y casi de ningún otro tipo.
En este mundo androcéntrico vivió Enriqueta Faber, una suiza que residió en Europa como mujer y ya simulaba ser un hombre cuando llegó a Cuba y se desempeñó como médico, una carrera vedada entonces al sexo femenino.
Vivir desde la postura de mujer y hombre, seguramente, propició una dilatación psicológica en ella y una profundización y desarrollo de su lógica de pensamiento, avanzado para la época.
Lamentablemente, no hay pruebas que testifiquen los conflictos existenciales de una persona que tuvo que travestirse con el fin de alcanzar su realización personal y superación profesional viviendo, además, de acuerdo con los cánones establecidos para cada género.
De Enriqueta trata la última película del realizador cubano Fernando Pérez, cuyas obras son testimonio irrefutable de las realidades de la nación caribeña.
Para esta última, Insumisas –ganadora del Premio Coral Especial (compartido) del 40 Festival de Cine Latinoamericano de La Habana–, Pérez filmó una historia contada a través de los años y que interesaba también a su compañera de dirección en este filme, la suiza Laura Cazador.
Ella le propuso hacer una película sobre una mujer suiza y el pasaje de su vida más importante, que transcurrió en Cuba, como hombre, para poder ejercer la Medicina como profesión, casada con una mujer y luego enjuiciada por eso.
«Mi vínculo con la historia empieza en 2005. Yo trabajaba como Asistente de Dirección en una película independiente que, al final, no resultó y el productor de esa obra, que se llamaba José Enrique, me habló de la historia de Enriqueta, porque en Cuba todo el mundo la conoce, pero en Suiza no», explicó a SEMlac la realizadora suiza.
«A mí me pareció muy interesante la historia de esta mujer que, además de venir vestida de hombre, se enamora de otra mujer».
Realmente, a pesar de las investigaciones que muchos estudiosos han realizado, la historia de Faber no ha tenido mucha difusión en Cuba. Quizás sea un poco más conocida en los ámbitos académicos o como leyenda urbana, pero gran parte de la población desconoce de la vida de este personaje que desafió los cánones establecidos, tanto en Europa como en el Caribe.
Cazador nunca había hecho un largometraje y tampoco se sentía preparada para realizar una película histórica, según relató a SEMlac. Empezó a escribir el guion, en un primer momento, con el cineasta cubano Juan Carlos Tabío. Inició la investigación en 2009 y empezaron a escribir, hasta que, por problemas de salud, Tabío no pudo continuar con el proyecto y Cazador recurrió, entonces, a Fernando Pérez.
«La investigación la hicimos a partir de los archivos del juicio, la fuente más directa, consistente y verídica que hay, aunque incluso ahí puede ser que Enriqueta alegara argumentos que no fuesen la pura verdad y que ella explica, pero que no se puede saber si fue una estrategia para salvarse o realidad», sostuvo.
También tuvieron en cuenta otros materiales e información, como la novela Mujer en un traje de batalla (2001), de Antonio Benítez Rojo, y Por andar vestida de hombre (2012), libro del historiador Julio César González Pagés, «que es una investigación muy bien fundamentada, un trabajo muy interesante», apuntó la realizadora. Igualmente, un documental de 2005 de la realizadora de Lídice Pérez.
Aunque se basa en hechos reales, Insumisas no es una obra biográfica. Como dijeron sus realizadores, la historia está inspirada en Enriqueta, pero fue mucho lo que tuvieron que suponer, pues quedan lagunas en su vida personal, como su relación con Juana de León o lo que realmente sucedió en el juicio; así como las vicisitudes cotidianas de esconder un secreto de tal magnitud.
La vida de Faber es otro llamado a las mujeres reprimidas y discriminadas en un mundo que, aunque más avanzado, continúa siendo sexista y prejuiciado, donde las oportunidades están mediadas por nociones machistas, estereotipos y preceptos falocéntricos.
Es, de alguna manera, una advertencia a las mujeres que no conocen las herramientas para reaccionar a un estilo de vida que reprime sus necesidades de realización en todas las esferas sociales, con énfasis en la íntima y la profesional.

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