Las indígenas mexicanas no sólo sufren discriminación, padecen discriminación múltiple, suma de agravios que atenta contra prácticamente todos los derechos humanos que deben garantizar los Estados en las sociedades modernas. Ellas son más de cinco millones y en su mayoría carecen -por el hecho de ser mujeres, indígenas y pobres– de oportunidades económicas y políticas en materia de empleo, educación, servicios sociales, acceso a la justicia y, de manera importante, de acceso a la tierra y a otros recursos productivos, señaló Rodolfo Stevenhagen, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas. Su rezago e recrudece frente a las instituciones del Estado, que casi nunca tienen aptitud ni actitud para atender a una población que padece la discriminación múltiple por su origen étnico, por ser mujer, por el uso de su lengua, su situación socioeconómica, entre otras causas, la cual genera también condiciones propicias para que sean víctimas de violencia. Ellas están particularmente afectadas por la discriminación interpersonal, que significa actitudes de rechazo y exclusión hacia la población indígena por parte de la mestiza, dice Stavenhagen, por el uso de su vestimenta tradicional y, a las y los niños, por hablar su lengua madre (CIMAC)
2008-04-04