Por Raquel Sierra / raquels@enet.cu
Sentimientos, opiniones, dudas, vivencias, arrepentimientos y recuerdos de hombres del campo cubano confluyen en el nuevo documental de la realizadora Lizette Vila, Guajiros… de donde viene el amor, cuya premier especial tuvo lugar el 28 de noviembre en La Habana.Inspirado en la canción «Guajiro de monte adentro», del cantautor José (Pepe) Ordaz, el material, de fuerte carga emocional, fue conformado con entrevistas a ganaderos, agricultores, cunicultores, directivos de cooperativas y bases campesinas, médicos veterinarios y dirigentes de organizaciones profesionales, entre otros, de once provincias cubanas.
En sus primeros minutos, mientras corren los cuadros iniciales, una voz femenina explica: «la diferencia entre los hombres y las mujeres no es un factor biológico, sino una edificación sociocultural que convierte la distinción sexual en desigualdad en la sociedad». Qué saben o desconocen sobre género, cómo construyen las relaciones con sus parejas, cuáles fueron sus vínculos afectivos con sus padres y madres, cuánto los han cambiado la vida y los talleres sobre equidad a los que han asistido, y hasta cómo seguir promoviendo la incorporación de las mujeres a las labores agropecuarias, por su demostrada disciplina e iniciativa.
La sociedad cubana, de cultura machista y patriarcal, ha experimentado avances en los últimos 50 años en la incorporación femenina a la vida pública. Sin embargo, persisten patrones que preponderan al hombre y relegan a la mujer a un plano secundario. En el campo, esas concepciones estás más arraigadas.
En Guajiros… unos hablan de como hace algún tiempo, antes de participar en talleres sobre género, rechazaban el tema porque pensaban giraba en torno a la homosexualidad. Otro cuenta los pasos que dio para cuidar a sus tres hijos cuando quedó viudo y todos le decían que él no tenía condiciones para criarlos, o el giro que dio la vida de un tercero con la llegada de una hija casi a sus 50 años.
Más de uno siente que en más de una ocasión actuó de forma violenta e inadecuada con su esposa y lo muerde el arrepentimiento; cómo muchos perdieron todo por el alcohol, y no falta quien sigue pensando todavía que la mujer está hecha exclusivamente para las labores de la casa. Las opiniones son tan diversas como la vida misma y todas cuentan.
«Quienes trabajamos el tema de género tenemos que tener presente algo: cómo vamos a hablar de las mujeres si no hablamos de los hombres, esos hombres rurales quienes por toda su formación y la información sociocultural histórica son mucho más fuertes en su manera de expresar sus sentimientos que los de la ciudad», dijo Vila, directora del independiente Proyecto Palomas a SEMlac.
Detrás de cada rostro y cada testimonio, está su espacio de vida y trabajo, su pasado y contexto; el canto de los gallos, sus actividades cotidianas, como cabalgan y dominan un toro, y al final, también sus compañeras en la vida, quienes entre créditos hablan de las virtudes de sus hombres, la familia y la convivencia.
Como en las otras propuestas de Vila y su equipo, el audiovisual mezcla otras artes: música tradicional y contemporánea, obras de artistas de la plástica; incorpora fragmentos de documentales de los años 60 del pasado siglo donde se reflejan los acontecimientos de la época.
En declaraciones a SEMlac, Dilcia García, al frente del programa de género de la no gubernamental Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), consideró: «para todo el sector rural en Cuba `Guajiros…´ significa hacer visible la vida de esos hombres del campo, cuáles son sus expectativas, cómo ellos ven las relaciones de género, qué opiniones tienen sobre el machismo, cuáles son sus problemáticas».
Para García, un obstáculo para una mayor incorporación femenina es que las mujeres todavía siguen siendo, mayoritariamente, las responsables de las labores domésticas, el cuidado de los niños y los ancianos.
Sin embargo, considera, los hombres del sector rural poco a poco están cambiando viendo la importancia de trabajar juntos, tanto para la sociedad como por lo que representa ese aporte al interior de la familia: mayores ingresos, relaciones de armonía y corresponsabilidad familiar.
A juicio de Mavis Dora Álvarez, estudiosa del género en el ámbito rural: «es muy valiente atreverse a hacer un documental donde se vea a los guajiros llorando. Lo inusual, lo raro que tiene ese corto es mostrar ese lado humano y sensible de ese hombre que siempre se piensa es y tiene que ser rudo, agreste, pero los hombres y los guajiros, también lloran».
La realización de Guajiros… de donde viene el amor, explicó Vila, contó con la colaboración de la Agencia Suiza de Cooperación Internacional (COSUDE), el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y el proyecto Articularte, entre otros.