Muñecas y payasos de trapo, delantales y agarraderas de cocina, carteras tejidas y muchos otros artículos salen de sus manos. Las mujeres vinculadas a diferentes proyectos comunitarios aprenden también sobre violencia de género y cómo desenmascararla.
Zenaida Soca, del Taller de Transformación de la barriada de Micro X, en el populoso reparto Alamar, al este de la capital cubana, imparte clases de muñequería, que alegran la vida y llenan las horas de numerosas personas de la tercera edad.
“Para este y otros espacios, fundamentalmente de conversatorios y diálogo, contamos con el apoyo de un grupo muy especial: el Oscar Arnulfo Romero”, señala a SEMlac la profesora Soca.
El Grupo de Reflexión y Solidaridad, cuenta su coordinador general, Gabriel Coderch, surgió como una iniciativa de varios laicos católicos que “buscábamos un espacio de reflexión y análisis del papel de cristianos y cristianas en una sociedad socialista, en aquel momento atea y ateisante”.
Este año, la iniciativa participativa llega a su aniversario 25. “Desde el principio, abogamos por la diversidad y la integración de todos y todas para construir una sociedad más justa y más humana”, declara Coderch a SEMlac.
La organización, de inspiración cristiana, sin ánimo de lucro ni proselitismo religioso, tiene como objetivo esencial contribuir al desarrollo social sostenible, propiciando acciones educativas dirigidas al fortalecimiento humano desde una perspectiva plural y participativa.
En este camino se promueve una cultura de paz basada en la participación, la solidaridad, el respeto a la diferencia y a la integración social, se propicia la inclusión de temas socioteológicos en espacios de debate y se desarrolla una estrategia comunicacional en torno a las temáticas que aborda la institución.
El trabajo del grupo se dirige a varias áreas: solidaridad, formación de capacidades, socioteológica y de articulación ecuménica, de investigaciones, de comunicación social, de coordinación y administración.
Las formas son diversas: organización de cursos y conferencias magistrales, talleres de sensibilización y capacitación en espacios comunitarios, talleres nacionales para evaluación de resultados, encuentros y conversatorios dirigidos al desarrollo de capacidades de reflexión y diálogo intercultural e interreligioso, elaboración de productos comunicativos, publicación y diseño de campañas promocionales sobre género y violencia.
Para el bien de la sociedad
En los talleres, que se realizan en diferentes comunidades sobre temáticas muy variadas, está el grupo, aportando conocimientos y mediación, al considerar que justo allí es donde se teje la igualdad a la que aspiran.
Según Zulema Hidalgo, coordinadora de proyecto, “es una intención y una estrategia institucional trabajar desde las comunidades, los barrios y los grupos menores el tema de las inequidades, la participación popular, la violencia, el género e ir haciendo una construcción fortalecida para el empoderamiento de la ciudadanía cubana. Ese el gran aporte que tiene esta organización para la sociedad”.
Y agrega a SEMlac: “En el grupo participan personas que tienen o no formación religiosa, y otras de diferentes creencias religiosas. Lo fundamental no es la fe de cada uno de nosotros, pues todos tenemos diferentes creencias, lo fundamental es que tenemos una proyección como equipo y organización de aspirar a una sociedad de mayor equidad social”.
La propuesta comprende hacer un trabajo de mayor participación popular y crecimiento personal, para llegar a un crecimiento de comunidad y, finalmente, como sociedad, destaca.
A juicio de María Teresa Díaz, otra de las coordinadoras de proyecto, uno de los retos fundamentales de este grupo y de cualquier organización que esté laborando a favor del mejoramiento humano, es continuar trabajando con la gente, con las personas.
“La teoría es importante y la construcción del conocimiento también, porque sirve de sustento para trabajar, pero hay que seguir interviniendo en los grupos, seguir conociendo la realidad de la vida de las personas, sus historias personales; cómo ha acontecido, en el caso de las mujeres, la construcción de su feminidad, y en el de los hombres, su masculinidad, cómo se producen los vínculos intergeneracionales, entre los hombres, las mujeres, entre ambos, y entre adultos y niños y niñas”, considera.
Para Díaz, “en la medida en que las personas logren descubrir qué pasa con la realidad de sus vidas, podremos lograr que la gente piense en la manera de hacerlo de una manera más enriquecedora, que la experiencia de ser mujer, hombre o niño se viva de otra forma”.
No a la violencia
Entre los objetivos del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero se encuentra estimular el desarrollo de acciones comunitarias, dirigidas a la capacitación, reflexión y debate en torno a realidades socioculturales. Por ello, entre las temáticas de mayor actualidad no ha faltado el tema de la violencia.
En los últimos cuatro-cinco años, el grupo se ha proyectado intensamente en la campaña contra la violencia. Es una oportunidad de involucrar a toda la sociedad en la solución de un problema, trabajar sobre el tema de la violencia de género, que es un fenómeno social que nos está golpeando, considera Hidalgo.
“El tratamiento a la violencia de género y la intrafamiliar tiene un papel importante porque consideramos que estamos aportando vida y colaborando a desmontar toda una ideología patriarcal”, explica Coderch.
Con la organización de talleres y la participación de la comunidad, “ayudamos a la mujer a empoderarse y al hombre a reconocer su papel de victimario, y no es que revictimicemos a la mujer, eso no; lo que queremos es que ambos, mujeres y hombres, caminen juntos en una convivencia de amor, de comunicación, de construcción colectiva de la afectividad sana”, indica el coordinador general.
“Hemos colaborado con muchas instituciones a las que estamos convocando para el debate y aportamos varios productos comunicativos, y el sentir de las comunidades a través de concursos y actividades socioculturales. Hemos logrado la incorporación de hombres, jóvenes, niños y niñas en todas esas jornadas, creo que hay un crecimiento en ese sentido”, apunta Hidalgo.
No obstante, reconoce que “hace falta todavía una mayor presencia de los hombres en la discusiones, en temas sobre la violencia y la masculinidad, para que los hombres aprendan a socializar sus problemas. En este sentido están los grupos de hombres contra la violencia, a nivel de barrio”.
A partir de los Talleres de Transformación Integral de los barrios de Pogolotti, Buena Vista y Alamar Playa, entre otros, trabajamos en el diagnóstico de la comunidad y hacemos trabajo de capacitación a profesionales, cursos de entrenamiento a líderes comunitarios, personas que pueden ser de cualquier denominación: cristianos, no cristianos, laicos, ateos, que estén interesados en el mejoramiento humano, explica Díaz.
Seguir el camino
Para el coordinador general del Grupo Oscar Arnulfo Romero, “los logros mayores son el poder aportar a la sociedad cubana actual una mirada desde la diversidad en temas tan importantes como el género, la violencia de género, la necesidad de aprender a participar, a dialogar, a buscar caminos de unidad en la diversidad dentro del socialismo por el que apostamos”.
Transcurridos 25 años desde su surgimiento, el grupo es “un pensamiento fresco dentro del cristianismo, una reserva teológica en momentos de fundamentalismos religiosos”, considera Gabriel Coderch.
En medio de una sociedad compleja, Coderch cree firmemente que OAR debe seguir “haciendo caminos de concordia, comunicación, encuentros de lo diverso, porque todos somos diversos. Caminos para cambiar nuestra mentalidad, crecer como seres humanos, activos, participativos, inclusivos y todo ello en busca del buen vivir, que no es la concepción capitalista de “vivir bien”, sino la armonía de una y uno con el otro y la otra y con la naturaleza”.
“El mayor reto, sentencia, es cambiar la cultura machista, homofóbica, racista y sexista y deconstruir monopolios de ideas dominantes, sean cuales sean”.