Educar en la autonomía, contribuir con valores humanos y apostar por el desarrollo pleno son empeños que comparten familias cubanas diversas en composición y experiencias de vida.
Para la psicóloga Olga Cecilia García Moreira su hijo ha sido amor y aprendizaje a la vez. «Él me hizo crecer y estudiar mucho más. Me obligó a investigar qué hacer y qué era lo más conveniente para su estimulación», dice.
Olga Cecilia y su hijo Andy Fran Martínez García se reconocen como una familia feliz, fruto de la voluntad y la perseverancia ante la discapacidad de Andy Fran, provocada por una parálisis cerebral, ocurrida en los primeros días de nacido.
Olga y Andy fueron agasajados, junto a otras dos familias, con el Reconocimiento público al Mayor Amor 2019, distinción que desde 2015 otorga el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Como parte de las jornadas «Maternidad y Paternidad. Iguales en derechos y responsabilidades», también fueron reconocidas la numerosa familia del general de cuerpo de ejército Joaquín Quinta-Solá e Hilda Santiago Páez y la que conforma la pareja Loicel Bello Ulloa y Marlén Román García, junto a su hija e hijo adolescentes.
«No creo que hayamos hecho nada diferente a lo que hacen muchas otras familias cubanas que enfrentan alguna condición de sus hijos. Hoy estamos aquí, pero no somos los únicos», dijo Marlén Román García al recibir el premio el pasado 16 de febrero, durante la inauguración de la Jornada en La Habana.
Desde la central provincial Ciego de Ávila, a 398 kilómetros de la capital cubana, la pareja lidera una red de familias que comparte conocimientos y aprendizajes sobre los cuidados que necesitan hijos e hijas con síndrome Prader-Willi, una enfermedad genética compleja y demandante que padece su hija Gabriela.
«Comenzamos con ocho familias y ya sumamos 50 en todas las provincias del país; aunque no constituimos una asociación, realizamos un trabajo sistemático desde 2010. Mantenemos contacto en cada provincia no solo con las familias, sino con especialistas en salud, deporte y educación y nos gratifica mucho saber que podemos encontrar apoyo en otras familias, profesionales y autoridades», declara Loicel Bello Ulloa.
Estas familias cubanas reúnen experiencias comunes a muchas otras que reconocen en el conocimiento, la perseverancia y el amor sin límites las herramientas necesarias para ser las madres y padres que necesitan sus hijos e hijas.
La sexta edición de la jornada Maternidad y Paternidad busca apoyar los complejos procesos familiares en la Cuba actual. Durante la entrega del premio al Amor Mayor, se adelantaron algunas actividades que en la capital y otras provincias del país se desarrollarán hasta el mes de junio.
Talleres para profesionales de la salud y la educación, ferias comunitarias, escuelas de padres y conferencias magistrales abordarán diversos temas como la autonomía en la crianza y la prevención del maltrato infantil.
Mariela Castro Espín, directora del Cenesex, explicó que este año el programa se propone, de manera particular, «el cuestionamiento crítico de las pautas de crianza naturalizadas en la cotidianidad, aquellas que no favorecen la autonomía de las hijas y los hijos, ni su desarrollo saludable».
Con el lema «Educar en la autonomía nos ayuda a crecer», las actividades buscan dar luz frente a patrones educativos que limitan el pleno desarrollo de infantes y adolescentes.
Entre ellos, Castro Espín reconoce «la anulación del lugar de autoridad educativa de los adultos; las exigencias tiránicas de las niñas y los niños por falta de límites educativos; las dificultades en la comunicación; los desgastes emocionales en las relaciones familiares; la abdicación de espacios y proyectos personales por parte de los adultos; la distorsión del lugar de los hijos e hijas al colocarse en el de los adultos; los sentimientos de culpa; entre otras situaciones».
Además de promover una mirada crítica hacia el interior de las maternidades y paternidades, las actividades destacan el papel de las familias en el proyecto país.
Rafael Cuestas, coordinador internacional de Programa del Fondo de Población de Naciones Unidas en Cuba, reconoció el «significativo papel que las familias pueden desempeñar en la búsqueda del desarrollo sostenible, si se tienen en cuenta políticas bien planificadas, desde enfoques de género y de derechos humanos».
«Estas jornadas Cubanas de Maternidad y Paternidad que acompañamos hace varios años han sido espacios importantísimos desde donde abogar, de conjunto con el Cenesex, por la necesidad de ampliar los conceptos de familia y de reconocer modelos más inclusivos y diversos; pero también de entender la maternidad y la paternidad desde la necesidad de superar brechas económicas, jurídicas y socioculturales», afirmó Cuestas durante la entrega de los premios.