Especialistas abogan por pautas de crianza saludables

Los límites entre personas adultas y sus hijos y el ejercicio de una autoridad responsable son vitales para el desarrollo pleno de la vida, destacaron especialistas, el 12 de junio, en el panel virtual internacional “Educar con límites saludables”. La transmisión fue parte de la séptima Jornada de Maternidad y Paternidad responsables, organizada por el Centro Nacional de Educación Sexual desde las redes sociales, ante las medidas de confinamiento por la covid-19.

El tránsito de las primeras etapas de la vida, donde hay mayor nivel de indefensión, hacia el desarrollo de una creciente autonomía, no sucede solo, aseguró la psicóloga argentina Mirtha Cucco, directora del Centro de desarrollo de salud comunitaria Marie Langer, de Madrid.

“No es algo que decide el niño o la niña, sino que deben ser los adultos quienes vayan habilitando las separaciones”, aseguró la creadora de la metodología de procesos correctores comunitarios.

Cucco agregó que crecer implica un camino necesario en función de las capacidades para la autonomía, y el adulto debe estar dispuesto y disponible para trabajar esas separaciones que, por supuesto, duelen, apuntó.

Consideró a este proceso como el más grande y generoso acto de amor humano, pues permite que la persona despegue, abrace sus proyectos, concrete sus deseos y pueda proyectar sus sueños.

Para la especialista, formar individuos dependientes atenta contra el tipo de sujetos autónomos, protagonistas y cooperativos que demanda la construcción de la sociedad.

“No se abandona al niño porque se le enseñe a dormir solo”, comentó y señaló la relevancia de comprender que los límites marcan territorios vitales y tienen un papel estructurante, para que la persona pueda desarrollarse.

En este sentido, resaltó el ejercicio de la autoridad saludable, que no es para que el niño o niña obedezca y no se porte mal, sino para que conozca su lugar y, por tanto, tenga una conducta acorde, porque sabe lo que tiene que hacer.

La autoridad, explicó la investigadora, está asociada a la comprensión de las necesidades del otro en cada momento de su crecimiento, y puso como ejemplo que una de las formas del autoritarismo es la sobreprotección, porque en realidad es una expresión de desconocimiento de las necesidades del otro.

Cucco insistió en que madres, padres y familias, en todas sus modalidades, deben responsabilizarse frente a pautas de crianza que se han naturalizado, se cumplen y se cree que son buenas, cuando en realidad conducen a la dependencia en lugar de la autonomía que se requiere para ayudar a crecer.

Esas pautas de crianza naturalizadas son las que se denominan como “normalidad supuesta salud”, pero verdaderamente no son saludables, acotó Cucco.

La psicóloga vasca Ana Sáenz abordó situaciones de esa índole que terminan por crear malestar, como las dificultades para legalizar el espacio adulto una vez que se tienen hijos. “Los niños tienen que saber que los adultos tienen espacios propios y esos límites hay que fijarlos a lo largo del crecimiento”, planteó.

Ejemplificó que, entre los 3 y 6 años, los niños suelen meterse en medio de las parejas. Aunque las personas lo contemplan como normal y en ocasiones hasta aprueban la conducta con risas y bromas, de lo que va esta actitud es de preguntar cuál es el lugar que les corresponde, si pueden o no ocupar el lugar de los adultos. Esa es una oportunidad, detalló la asesora, para explicarles que no, para ir aclarando que hay un lugar para cada uno.

“El conocimiento es esencial para construir autonomía y no dependencia”, señaló Sáenz, en alusión a lo importante de saber qué es lo verdaderamente necesario en cada momento evolutivo de los individuos, para poder establecer los límites correspondientes.

Ese proceder evita, además, que se les permita hacer cosas para las que realmente no están preparados y pasar por ciertos peligros que en lugar de favorecerlos les dan inseguridad. A la par, les facilita la entrada a situaciones para las que sí están listos, sostuvo la psicóloga cubana Grisell Crespo.

“Es común exigirles, por ejemplo, por el no aporte a las labores de cuidado en el hogar, cuando nunca se establecieron las pautas sobre ello”, precisó.

Ana Sáenz se refirió también a la trascendencia de hacer bien los duelos durante las etapas de desprendimiento. “Debemos hacer entender a los hijos que cada periodo que cierra abre otro nuevo y maravilloso, como ocurre al dejar la lactancia materna o comenzar la escuela, entre otros procesos que muchas veces están llenos de tropiezos, simplemente porque no se afrontan adecuadamente”.

En el caso cubano, Crespo compartió experiencias de talleres y del trabajo virtual efectuado durante esta séptima Jornada, cuyo lema es Educar con límites saludables.

Los intercambios generados en el servicio de orientación a madres y padres, mediante grupos de Whatsapp y correo electrónico, revelan que estos no tienen clara la necesidad de establecer límites, agregó.

Una de las manifestaciones más comunes es llevar a los hijos a actividades que no les corresponden y luego, cuando los menores no se adaptan, considerar que son majaderos, relató.

Otro aspecto que ha salido a relucir en estos debates, particularmente por la situación de aislamiento, es el falso concepto de que hay que estar con los niños todo el tiempo, de que dejarlos solos es hacerles sentir que no los queremos, cuando en realidad cada grupo etario necesita su espacio para desarrollar sus intereses, acotó Crespo, presidenta del comité organizador de la Jornada.

Es importante ejercer la autoridad de forma responsable, explicar en el momento preciso lo que corresponda, como puede ser, por ejemplo, decirles a los niños por qué en el momento que hacemos teletrabajo no podemos atenderlos, abundó y llamó a evitar los chantajes, las promesas o caer en paridades, conductas que distorsionan la verdadera autoridad.

Sobre el tema, una de las foristas preguntó, durante la transmisión en vivo, si es correcto pedirles perdón a los niños cuando se les requiere con molestia, e incluso recompensarlos y retirarles el castigo, en caso de habérselo impuesto.

Sáenz comentó que los padres pierden la cordura, esencialmente, porque han aguantado demasiado, porque tienen dificultades para poner límites. “Para ejercer la autoridad no hay que tener paciencia”, aclaró.

“Si un niño o niña debe ser corregido, no hay que esperar; se le llama la atención en el momento. Si se llega al punto de molestia, no está mal que se le haga entender que ha estado mal la forma, pero debemos reafirmar el límite que es necesario, argumentó.

“Debemos tener cuidado con perder nuestra posición adulta, caer en paridades, o retirar correcciones cuando sí son adecuadas”, advirtió la experta.

 

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