La intimidad de personajes nostálgicos sirve a Laidi Fernández de Juan para exaltar la memoria y hablar del presente cubano en los microrrelatos de Será siempre (Ediciones Holguín, 2014), su más reciente libro, presentado el 23 de agosto en esta capital.
Para la crítica, es ella una de las principales exponentes de la literatura contemporánea de la isla caribeña, reconocida en certámenes nacionales y foráneos por la alta calidad estética de su prosa y el agudo tratamiento de temas sociales, muchas veces con mirada denunciante a las inequidades de género en el ámbito familiar.
El volumen marca un giro en el estilo de la autora de la novela Nadie es profeta, varios libros de cuentos, entre los que destacan Oh vida, La Hija de Darío y La vida tomada de María E, y colaboradora de diversas revistas culturales.
Los relatos breves, complejos por la exigencia técnica de contar una historia con pocas palabras, constituyeron un reto.
La escritora confesó a SEMlac haber aprovechado este tipo de narraciones para homenajear a sus seres queridos y a autores que le marcaron, en especial escritoras latinoamericanas, aun poco reconocidas por el canon machista.
En sus palabras introductorias al libro, el escritor Eduardo Heras León reconoce en Fernández de Juan a una «cuentista de la cotidianidad» que sale ilesa ante «los peligros de la denuncia social explícita» por su estrategia narrativa, los recursos técnicos y la sensibilidad.
Será siempre rescata temas antes trabajados como las relaciones entre padres/madres e hijos/hijas, la psicología infantil, el amor y la frustración amorosa, y propone además memorias de viajes, semblanzas y homenajes.
Al decir de Heras León, estos microrrelatos están «signados por la nostalgia, la emoción y los recuerdos de alguien que observa la vida con la sabiduría de quien la ha vivido intensamente».
Piezas como «Por, Con, Secuencia» y «Buenos días, vecina» abordan la violencia por razones de género con énfasis en los victimarios, lo cual complejiza la perspectiva con que se trabajan los ciclos y dependencias afectivas inherentes a ese maltrato.
Según defendió el escritor Víctor Fowler en el lanzamiento promovido por el Instituto Cubano del Libro, los textos están escritos con un lenguaje de muy alto nivel de elaboración, al tiempo que son duros «como corresponde a momentos difíciles».
El presentador destacó la melancolía que transmiten estas historias como «un sentimiento que se adelanta a la muerte y nos habla con voz tenue de lo que ya no va a estar, de lo desvanecido, o que está desvaneciéndose».
«Este tipo de cuentos son la manera sublime de la síntesis y quise explorarlos desde mi perspectiva», reconoció Fernández de Juan en intercambio con SEMlac.
Las 25 piezas del libro fueron escritas de manera independiente durante muchos años y su publicación expresa un acto de madurez de la autora para pagar «deudas emocionales», según advirtió.
Constituye también una declaración de principios sobre la situación actual del país cuando se pregunta, en el último texto del libro, ¿a dónde fueron los sueños?
«Mi único enlace con el presente son mis hijos, vivo de mis memorias, de mis recuerdos, del sueño juvenil que fue tan intenso como para mantenerme anclada al mismo lugar», declaró.
«No soy defensora de la Cuba actual ni de la pasada, soy una defensora de la Cuba como nación y me siento orgullosa de ella», refirió.
Sobre el protagonismo de espacios familiares en su obra, la narradora defendió la familia como núcleo de la sociedad, razón por la cual se nutre de esa experiencia para reflejar sus preocupaciones como ciudadana.
«Somos un pueblo querendón y, a pesar de las lastimaduras, del aspecto arisco que tiene la vida actual, somos tan sensibles que caemos en el melodrama; pero no temo al melodrama ni a decir lo que pienso: seguiré diciendo patria, revolución y amor, porque la palabra no tiene dueño ni ideología», sentenció.
Este es el tercer libro que publica Fernández de Juan en 2014, luego de Jugada en G (Ediciones Unión) y El universo y La Lista (Ediciones Matanzas). Para finales de año espera presentar una compilación de crónicas sobre La Habana bajo el sello Ediciones Holguín.
Además, la escritora adelantó a SEMlac que ya se encuentra en edición su antología Invictas, con narraciones de autoras cubanas de todo el país y residentes en el extranjero que tratan la violencia de género en sus diversas manifestaciones.
«Este es un tema que nos queda pendiente y por el cual todas las mujeres tenemos que seguir batallando», afirmó.