Cuba encabezará en 2025, junto a Barbados, la lista de los países más envejecidos de América Latina, con cerca de 25 por ciento de personas con 60 años y más.
Según las proyecciones, divulgadas en una reciente jornada científica del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, hacia 2050 el envejecimiento habrá alcanzado a cerca de 34 por ciento de los pobladores de la isla.
Especialistas aseguran que la fecundidad es la variable demográfica que más ha incidido en la estructura de la población en Cuba.
Desde 1978 las mujeres de la isla no alcanzan el nivel de reemplazo poblacional, es decir, no dejan al menos una hija al finalizar su período reproductivo, y las estadísticas y proyecciones no apuntan a una reconsideración de esa tendencia.
Problemas económicos y de vivienda, aspiraciones de superación profesional por parte de las mujeres y poco o ningún apoyo de sus esposos en la crianza de los bebés son las principales causas del descenso de la fecundidad, según coinciden casi todas las investigaciones locales sobre este tema.
Las decisiones también incluyen tener pocos hijos y dejarlos para cuando la madre tenga más edad, “o sea, en etapas de la vida en que, por lo general, se culmina instrucción, unión o nupcialidad estable, vivienda, así como ubicación y desempeño laboral esperado o cercano a lo esperado”, confirma un estudio de la Dirección Nacional de Estadísticas del Ministerio de Salud Pública.
Las madres también reclaman más infraestructura de apoyo al hogar como lavanderías, círculos infantiles o equipamiento doméstico que apoye las labores cotidianas.
Sin embargo, otra razón comienza a asomar tras los pronunciados descensos de la fecundidad: el envejecimiento ya aparece como causa, y no sólo como consecuencia, de la actual coyuntura demográfica.
Entrevistas entre 10 parejas de Ciudad de La Habana, realizadas por diplomantes del CEDEM en busca de percepciones frente a la planificación de la descendencia, confirmaron que la presencia de ancianos incapacitados clasificó entre las causas de freno para la maternidad.
En cuatro de los 10 hogares visitados, las mujeres, generalmente sin apoyo externo, manifestaron que el tiempo que debían dedicar al cuidado de sus ancianos interfería en los planes de tener, sobre todo, un segundo hijo.
Entre las situaciones cotidianas que más conflictos les generaban, las parejas entrevistadas identificaron el desconocimiento de alternativas para enfrentar la presencia de adultos mayores necesitados de atención permanente, sin dejar de trabajar y desarrollar su vida con normalidad.
Ya en 2003, durante la Conferencia Regional Intergubernamental sobre Envejecimiento, organizada por el sistema de las Naciones Unidas, en Santiago de Chile, se anticipaba que “muchas personas que hoy cuidan de sus progenitores en América Latina y el Caribe no disfrutarán de iguales ventajas cuando lleguen a la tercera edad. Y la mayoría, para variar, serán mujeres”.
El informe del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), presentado en esa cita, pronosticaba que la fuerte disminución de la fecundidad, en las últimas décadas, reducirá el tamaño de la red de apoyo familiar potencial con que contará la población de 60 años y más en esta región.
Las personas entre los 30 y 40 años deben “prepararse para su propia vejez en condiciones poco propicias, al tiempo que deberán ayudar a sus ancianos, sabiendo que no necesariamente contarán con el mismo tipo de apoyo familiar que ellos están ofreciendo a sus mayores”, afirmó CELADE.