Encuentros y desencuentros con la desigualdad

Especialistas admiten avances en el reconocimiento de las desigualdades sociales en Cuba, pese a las dificultades económicas, la ausencia de estadísticas públicas y la lentitud en los cambios que necesita la política social cubana.

El espacio Balcón Latinoamericano del Programa FLACSO-Cuba dedicó su sesión de mayo a las desigualdades, con un panel titulado Miradas múltiples a las desigualdades. En el encuentro participaron la socióloga Mayra Espina Prieto, la economista Mildrey Granadillo y la realizadora Lizette Vila.
Para Espina, doctora en ciencias y funcionaria de Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) en Cuba, en los últimos años se observan avances en el reconocimiento de la desigualdad en documentos programáticos del país.
«Si se analiza estos textos hay declaraciones públicas que identifican brechas de equidad o desigualdades prioritarias en términos de género, raciales, territoriales y generacionales, algo que documentó la academia durante varias décadas», dijo Espina durante su presentación.
Segú n la socióloga, la academia cubana ha logrado «una visión de las desigualdades en términos de un acceso diferente a bienes y servicios de distintos grupo poblacionales».
Desde las investigaciones sociales se han abordado temas relacionados con las causas y mecanismos de reproducción de la desigualdad. Estos estudios enfrentan el criterio oficial que reconoce como motivos de la desigualdad la herencia esclavista y capitalista.
Una de las dificultades actuales es la falta de estadísticas actualizadas. El dato más reciente publicado por el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE) data de 2004, con un coeficiente de desigualdad (coeficiente de Gina) de 0,38 y un índice de pobreza urbana de 20 por ciento.
Pese a los avances, Espina reconoce que «la visión oficial no se maneja muy bien con pobreza y desventaja social. Sigue dándole más valor a la herencia y a la crisis, que a manejos de políticas contemporáneas que no siempre pueden lidiar bien con las desigualdades».
Durante el debate, moderado por la investigadora María del Carmen Zabala, profesora del Programa FLACSO-Cuba, además de las posturas científicas, se ofreció; una visión desde posturas gubernamentales y ciudadanas.
En su presentación, Mildrey Granadillo expuso objetivos y principios que guían al Ministerio de Economía y Planificación en materia de desigualdad.
«Con el Plan nacional de desarrollo económico y social hasta 2030 estamos reconociendo que lo más importante, independientemente del desarrollo económico del país, es que las personas ganen por lo que aporten y esa sea la diferenciación en la población», afirmó Granadillo.
Según la funcionaria, son políticas prioritarias la atención al envejecimiento poblacional; el cuidado de la primera infancia; los beneficios de la madre trabajadora; el reajuste y revisión de servicios sociales, entre otros asuntos.
Granadillo ubicó como principal dificultad para el desarrollo de la política social las dificultades económicas y financieras del país. «La limitación de recursos nos obliga a implementar acciones paulatinas y no se ve el impacto de golpe», dijo.
Mientras las instituciones cubanas hacen hincapié en temas como el envejecimiento poblacional y la crisis económica, organizaciones sociales y activistas en Cuba trabajan las conexiones entre racismo, machismo, homofobia, regionalismo y transfobia.
El trabajo contante en un activismo social desde el arte y el audiovisual le ha demostrado a la realizadora Lizette Vila la importancia de la interseccionalidad en el trabajo con las desigualdades.
En la construcción de espacios inclusivos dentro del Proyecto Palomas, Casa productora de audiovisuales para el activismo social, se manejan principios como la política del amor, el sentido del consenso, el reconocimiento de las realidades que habitan en los bordes y la reparación que brinda el audiovisual, destacó Vila.
La cineasta alertó que en nuestro país aún existe una baja percepción de riesgo sobre las desigualdades y denunció la «resistencia al lenguaje de género» como «una falta histórica y una falta de justicia».
Los asistentes debatieron sobre crecientes espacios de desigualdad económica, cultural y social que relegan a personas de la tercera edad, a jóvenes, mujeres y hombres diversos.
Balcón Latinoamericano tiene lugar los primeros jueves de cada mes en la Casa del Alba Cultural en el vedado capitalino. El espacio busca «propiciar el conocimiento de la historia y actualidad de América Latina».

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