En busca de consensos frente a prejuicios raciales

Por Sara Más / saramas_2000@yahoo.com

Aun cuando parecen superados los prejuicios y la discriminación raciales en la sociedad cubana, estos siguen lastrando muchas veces la imagen de las mujeres negras y mestizas en la isla, a juicio de especialistas y activistas.
«Construida históricamente a partir de estereotipos negativos, raciales, sexuales y culturales, esa es la imagen que se encuentra muy visibilizada hoy día en el imaginario cultural, independientemente de que se aparente considerarla como reminiscencia de épocas pasadas», asegura la investigadora y escritora Daisy Rubiera.
El tema de la discriminación racial, presente actualmente en reflexiones diversas en la isla, fue analizado desde en el foro mensual que organiza el no gubernamental Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), en la capital cubana.
Al intervenir en el debate de enero, Rubiera se refirió particularmente a la imagen de las afrodescendientes cubanas que comúnmente aparece en letras de canciones, refranes, chistes y medios de comunicación, y «que contribuye a la construcción de un corpus conceptual referencial racista, que las desacredita».
La autora de Reyita, un libro que relata la conmovedora historia de su abuela negra, lamentó que los aportes, posiciones y protagonismos de las cubanas negras en la cultura y sociedad no estén suficientemente registrados en la historiografía nacional, salvo alguna excepción. «Por el contrario, los roles que se les asignan las invisibilizan en su diversidad», dijo. En su opinión, para hablar de las mujeres afrodescendientes cubanas es necesario analizar su experiencia histórica y el efecto cualitativo que la opresión vivida durante siglos tuvo y tiene en su identidad femenina, tomando en cuenta el vínculo de su historia con la sociedad esclavista.
Se trata, detalló, de mujeres que fueron «violadas, violentadas en su intimidad femenina y utilizadas sexualmente», después de «haber sido obligadas a asumir un nombre español, hablar una lengua ajena y enmascarar sus deidades», convertidas en cosas y meros instrumentos de trabajo, sin apenas condiciones humanas.
También de las que a lo largo del siglo XX, marcado por las desigualdades de los grupos sociales por el color de la piel, se insertaron en el devenir social y político, las luchas emancipatorias y por su dignidad.
En la actualidad, dijo, muchas rompen el silencio, revelan las capacidades y aportes de sus antecesoras, contribuyen a una toma de conciencia de esta problemática y a una búsqueda de identidad.
O desmontan estereotipos, denuncian nuevas situaciones creadas con una mirada valiente e incisiva de la problemática social contemporánea, además de participar activamente en la defensa de sus derechos civiles y luchar contra todo tipo de discriminación racial.
Una de esas voces, la de la psicóloga y bloguera Sandra Álvarez, alertó acerca de la poca o ninguna presencia de personas negras en los medios de comunicación o su tratamiento estereotipado, incluido el de las mujeres negras y mestizas como objetos de deseo, productos para la atracción y el consumo turístico o la banalización y folclorización de su cultura.
Mostradas reiteradamente en el lugar común de figuras sexualmente exóticas, madrinas de religión, sirvientas o en otros papeles afines de productos comunicativos y culturales o en la publicidad, «pocas veces se resaltan sus valores o se olvida su participación en la luchas libertarias», citó como ejemplos.
Intentando una guía de buenas prácticas, la creadora del blog «Negra cubana tenía que ser» propuso que, al concebir un personaje, una historia o una trama, los equipos creativos tengan en cuenta la preferencia racial de sus personajes y cómo esta puede modular sus características psicológicas.
«Escribir para un paradigma que es universal nos lleva casi siempre a un paradigma que es blanco», advirtió Álvarez.
Hacer una equitativa y justa representación de las referencias raciales, evitar lacerar la dignidad humana, evadir los tratamientos superficiales o burlescos, deconstruir y no reforzar mitos relacionados con la negritud, mostrar diversos patrones de belleza fueron algunas de las sugerencias de Álvarez.
Rodrigo Espina, estudioso del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, sostuvo que el prejuicio y la discriminación raciales son la proyección del racismo en el plano de las ideas y del comportamiento humano, pero igualmente las investigaciones constatan que se mantienen desigualdades marcadas por el color de la piel en la estructura social, laboral, territorial, de la vivienda y de los ingresos económicos.
Algunas de esas indagaciones determinaron una presencia mayoritaria de personas negras y mestizas entre obreros y relativamente alta de profesionales y técnicos en el sector no emergente, y escasa en el emergente. Igualmente aparecen como minoría entre quienes reciben remesas en divisas desde el extranjero.
«El tema de lo racial en esta isla, como en otros países con una tradición secular de racismo antinegro, exige de un consenso social», reiteró a SEMlac la periodista Gisela Arandia, coordinadora del capítulo cubano de la Red de Mujeres Afrodescendientes, Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
Partidaria de que se acoja este debate como necesario en cada ámbito de la sociedad y la vida cotidiana, Arandia se muestra igualmente optimista y cree que Cuba tiene grandes posibilidades de discutir y resolver este tema por su nivel político, en medio de un escenario favorable para la reflexión ciudadana.
También menciona en este nuevo contexto la vinculación de la isla a la Articulación Regional Afrodescendiente (ARA), iniciativa que agrupa a redes, organizaciones y activistas a favor de los derechos de las personas afrodescendientes en la región latinoamericana y caribeña.
«El racismo es un conflicto con muchas caras, pero dos expresiones puntuales: la del consciente y la del inconsciente», comentó a SEMlac.
«Hay personas que sienten el racismo por razones culturales y de clase social, pero otras están distantes del tema por ignorancia, no por mala fe; no tienen noción del racismo aunque lo vivan», abundó. «Por eso debemos ir derribando barreras en la medida que se hable, se discuta y lleguemos a un consenso», agregó.

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