El acceso al trabajo remunerado en las mujeres rurales es una de las estrategias promovidas para su empoderamiento |
Por Helen Hernández Hormilla / hormilla@gmail.com / Fotos: SEMlac
Mientras la tradición indica que es en el campo cubano donde mayores raíces ha plantado el machismo, varios proyectos de desarrollo local en espacios rurales del oriente de la isla buscan inclinar esa balanza.
La equidad de género resulta uno de los ejes fundamentales del Proyecto «Desarrollo Rural del Oriente Cubano», desplegado en dos fases simultáneas por los gobiernos provinciales de Guantánamo y Santiago de Cuba, provincias orientales a más de 860 y 900 kilómetros, respectivamente, de la capital cubana.
Con el apoyo de la Agencia Española para la Cooperación y el Desarrollo (AECID), ambas estrategias involucran a instituciones y organismos locales que deben comenzar a ejecutar sus primeras inversiones entre este año y el próximo.
Junto a la idea de incentivar un desarrollo rural con énfasis en lo territorial, que incorpore a la población vulnerable y a todos los actores sociales en el impulso de las potencialidades locales, el proyecto pretende empoderar a las mujeres rurales como actoras de su propio desarrollo, a la vez que frenar las brechas de género en los procesos de crecimiento económico local.
La primera fase, prevista en Guantánamo, parte de la idea de recuperar e incrementar el potencial productivo de la provincia tras el paso de los huracanes que azotaron intensamente la zona en 2008, sobre todo en los municipios de Baracoa, Niceto Pérez, San Antonio del Sur y Guantánamo, y viene a complementar el proyecto Irene I, puesto en marcha también con fondos de la AECID para reanimar varias entidades de producción y servicios en Baracoa y Guantánamo, después de los desastres naturales.
Milena Cantillo Díaz, funcionaria de la Asamblea Nacional de Poder Popular en la provincia, pondera el impacto prioritario que ha tenido el enfoque de género en este tipo de iniciativas, pues ya cuentan con un comité multidisciplinario de especialistas en la materia, encargado de evaluar cada propuesta.
La mentalidad machista sigue siendo un gran obstáculo para alcanzar la equidad, señaló Milena Cantillo Díaz, funcionaria de la Asamblea Nacional de Poder Popular en Guantánamo |
«Estas son las estrategias que van a generar ingresos para los territorios y por eso es vital incluir la participación femenina, sobre todo a partir del reordenamiento económico que está teniendo lugar en el país», considera.
De las más de 511.000 personas que habitan Guantánamo, casi 255.000 son mujeres y de ellas muy pocas se vinculan a los puestos de toma de decisión a nivel rural o a la tenencia de tierras y propiedades, al tiempo que superan a los hombres en las tasas de desempleo.
Por otra parte, debido a los altos índices de migración hacia las provincias occidentales, alrededor del 66 por ciento de la población guantanamera se encuentra fuera de la edad laboral, lo que recarga el trabajo femenino en el ámbito doméstico.
La actividad por cuenta propia se convierte en una alternativa, de ahí que en el proyecto se incluya el ordenamiento de quienes se dedican a estas labores con vistas a ofrecer herramientas a las interesadas en comenzar su emprendimiento, sensibilizar y capacitar a los actores locales en perspectiva de género y desarrollar una estrategia gubernamental que promueva la igualdad entre mujeres y hombres.
Entre las instituciones beneficiadas con el proyecto varias son fuente potencial de empleo femenino, como el Taller de Confección Textil de Baracoa, donde se busca modernizar los instrumentos de trabajo y adquirir materias primas para mejorar la calidad de las producciones y las condiciones laborales de las trabajadoras.
La empresa Café-Cacao de Baracoa también ha recibido medios técnicos y capacitación con vistas a aumentar su rendimiento, en el que intervienen gran número de mujeres. Según Miguel Guzmán Matos, especialista de proyectos y desarrollo de esa entidad, ellas están vinculadas, sobre todo, a los procesos de injerto y cultivo del cacao, hacia donde se ha dirigido gran parte de las inversiones, pero también se vinculan al área investigativa.
La reanimación de varios servicios en Baracoa y Guantánamo, de una fábrica de galletas y una purificadora de agua mineral en Niceto Pérez figuran también entre las acciones previstas.
Según confirma Cantillo, con anterioridad el enfoque de género no era prioridad en los proyectos de iniciativa municipal, mas «hoy se ve más claramente la necesidad de trabajar desde esa perspectiva, pues hemos recorrido un camino que permite pensar más allá del aspecto económico».
Las baracoesas vinculadas a la producción de cacao han sido beneficiarias del proyecto |
En el caso de Santiago de Cuba, la preparación del proyecto ha servido para identificar varias líneas de acción comunitaria, como el procesamiento de productos agrícolas en las minidustrias. Serán favorecidos con esto los municipios II Frente, III Frente, San Luis, Songo la Maya y Palma Soriano, por ser los de mayor población rural y más dispersa.
«Aunque se dispone de algunas plantas para procesar las frutas, están centralizadas y se pueden rescatar muchas de las producciones instalando una procesadora cercana al lugar de las plantaciones», explica Luis Felipe Madariaga, funcionario del gobierno provincial de esa provincia.
La comunidad de Ponupo, en Songo la Maya, contará con la primera procesadora de frutas a partir de la reanimación de una mini industria existente, pero muy deteriorada. Según el directivo, ese municipio, ubicado al este de la provincia, posee una alta producción de frutales y puede absorber los excesos de su territorio y los limítrofes.
«El proyecto abarca una cadena de valores desde el acopio de las producciones hasta su comercialización minorista, con algunos centros que se especializarán en la venta de conservas, jugos, dulces y otros productos para más de un millón de habitantes», señala Madariaga.
El directivo adelantó que se trabajará también en la producción de materiales de la construcción con recursos locales, en el desarrollo de la industria manufacturera local y, en general, en continuar identificando desde el ámbito endógeno todo aquello que pueda sustituir importaciones.
Los talleres manufactureros locales pueden significar una oportunidad de empleo para las campesinas y se estudia que, en aquellos lugares con alta población femenina sin acceso al trabajo remunerado, se implementen medidas de acción positiva para que ellas adquieran independencia económica, confirma el directivo.
Del mismo modo, buscarán fortalecer la infraestructura para el cuidado de infantes y personas de la tercera edad, tradicionalmente adjudicado a las mujeres.
Formar agentes de igualdad en los territorios elegidos, así como sensibilizar en género a la población beneficiada y a los medios de prensa locales es otro de los objetivos estratégicos, para lo cual se cuenta con el apoyo de la Universidad de Oriente y la Federación de Mujeres Cubanas.
«El proyecto busca trabajar en el empoderamiento de las mujeres y eso implica romper con el mito de que ella es solo para la casa», destaca Madariaga.
Mas, para fomentar la equidad de género en el espacio rural, habrá que enfrentar no pocas emboscadas, asegura por su parte Milena Cantillo.
«Primero es romper con la mentalidad machista, porque para poder lograr cosas nuevas hay que pensar diferente. Si no cambiamos el pensamiento en quienes tienen el poder de decisión no vamos a lograr los resultados que esperamos», concluye.