La convivencia de prejuicios machistas y la igualdad de derechos que disfrutan las niñas cubanas constituyen un reto en la isla del Caribe, constataron participantes en una de las celebraciones por el Día de la niña, el pasado martes 11 de octubre, en la capital cubana.
Organizado por el proyecto sociocultural de comunicación y activismo Súmate, el encuentro realizado en la escuela de secundaria básica Ormani Arenado, en la barriada del Vedado capitalino, sirvió de escenario para debatir con estudiantes de nivel secundario sobre avances y resistencias en materia de igualdad de género.
Kendry Alejandro Domínguez, y todos los niños varones de su clase, creen que las niñas que participan en juegos de niños son «marimachas». No obstante, él y sus amigos del aula afirman que sus compañeras pueden «ser lo que quieran de grandes».
Durante el debate muchachas y muchachos reconocieron disfrutar sin distinción de género de derechos fundamentales como el derecho a la educación, a la salud, al juego y la recreación, el derecho a un techo y a tener una familia y a no sufrir violencia.
Sin embargo, durante la conversación emergieron prejuicios culturales enraizados en la vida nacional y en la generación más joven.
Pese a que la isla ostenta importantes avances en materia educativa, la mayoría de los adolescentes varones afirmaron que hay juegos, espacios y modos de comportarse que son exclusivos de los niños y no son bien vistos en una niña.
Jugar a las bolas -canicas-, practicar determinados deportes, pasar largos ratos en la calle jugando con amigas y amigos son prácticas y prerrogativas que estos jovencitos del siglo XXI siguen reconociendo como masculinas.
No obstante, existen algunas rupturas del patrón tradicional. Para Carlos Antonio Fernández, «el papel de hombre» ha cambiado. Según dijo a SEMlac, este rol implica «respetar a las mujeres como son y no permitir que las maltraten».
El grupo pudo conocer sobre los objetivos del Día de la Niña, que en 2016 se dedica a prevenir el embarazo adolescente.
El debate permitió además contrastar la realidad de las adolescentes cubanas con la que viven muchachas de otras latitudes que no tienen acceso a la educación, son forzadas a casarse prematuramente o sufren aún la atrocidad de la mutilación genital.
«El desafío mayor es luchar contra los patrones culturales que limitan las oportunidades de las niñas. Si hay progreso en las niñas, que son las más desaventajadas a nivel mundial, también tendremos avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible», declaró a SEMlac Marielena Cué Gutiérrez, asistente de Programa Punto Focal de Género del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Cuba.
Cué Gutiérrez participó en el encuentro, junto a guionistas de la televisión cubana y representantes en Cuba de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Danilo Jesús de la Rosa, coordinador de Súmate, explicó que ese proyecto se creó a principios de 2016 con la intención de trabajar desde el espacio comunitario a favor de una cultura de paz y por la no violencia de género.