Discriminación más allá de la fe

Religiosas cubanas e investigadoras llaman la atención sobre el machismo y el racismo que, de manera silenciosa, existe en comunidades de religiosas.

«Este no es un problema tratado en las iglesias cubanas. Ha quedado más bien en una minoría académica, desde los estudios teológicos. Existe, pero no se ve», comentó el pasado 8 de mayo la teóloga Midiam Lobaina durante la Tertulia Reyita que organiza el Proyecto Afrocubanas.

Lobaina compartió reflexiones sobre el tema Género y religión: un análisis desde la perspectiva racial, tópico central del encuentro mensual de Afrocubanas, un proyecto que reúne a feministas, líderes comunitarias y mujeres afrodescendientes de La Habana.

Frente a la ausencia de estudios que visibilicen el problema, la directora del Programa Mujer y Género del Consejo de Iglesias de Cuba propone mirar la composición de la comunidad de fe y la jerarquía eclesial u organización al interior de la institución religiosa.

«En el caso cubano, los altos cargos religiosos siguen siendo ocupados por hombres blancos, mayoritariamente. Y las mujeres casi siempre desempeñan roles tradicionales como la responsabilidad de la enseñanza, mientras ellos están a cargo de los recursos», apunta Midiam.

Como cristiana, Yulexis Almeida ha podido vivenciar esta situación. Para esta mujer, la iglesia cubana es también reflejo de la sociedad actual y en ella se expresan los distintos modos de discriminación racial y machista.

«Desde mi experiencia personal, he percibido el racismo por omisión. Ese silencio que no parece intencional, pero cuando una llama la atención sobre la ausencia de mujeres y personas negras como líderes religiosos, se suele justificar como una casualidad porque «no se mira el color ni el género de las personas», aunque esa es una casualidad que se repite con frecuencia», opina Almeida.

Las teologías feminista y negra han denunciado la pervivencia de una cultura simbólica discriminatoria que asocia la negritud, lo negro y también las mujeres, al pecado, lo pagano y perverso, estereotipos que hoy ganan fuerzas en algunas congregaciones y se suman a las prácticas tradicionales de religiones afrocubanas como la regla de Ocha Ifá.

Yaniela Cedeño ha podido comprobar que, aunque la concepción simbólica original de las religiones afrocubanas, específicamente la regla de Ocha Ifá, no contiene jerarquías ni distinciones raciales, las prácticas sociales sí expresan las ideologías machistas y racistas.

«Años atrás el liderazgo de las mujeres era mucho más palpable en la santería. Aunque a la regla de Ocha Ifá pueden entrar negros, blancos, mujeres y hombres, homosexuales y transgénero, se reproduce el poder androcéntrico cuando se limita el avance a puestos de mayor jerarquía, que son ocupados solo por hombres», comentó Cedeño durante la tertulia.

La autoexclusión y la internalización de los prejuicios racistas y patriarcales son limitantes a la hora de enfrentar estas realidades. La joven investigadora, graduada de Historia en la Universidad de La Habana, alerta que el principal freno en el caso de la religión afrocubana es la naturalización de los roles binarios ya establecidos.

No obstante, Cedeño subraya que algunas santeras sí reconocen las diferencias e incluso líderes religiosos se empeñan en romper barreras para la inclusión de las mujeres.

Para enfrentar la discriminación, la teóloga Midiam Lobaina considera imprescindible ganar conciencia «para poder ver». Es por ello que el Programa Mujer y Género del Consejo de Iglesias de Cuba ha abordado temas como la violencia contra las mujeres, el control sobre el cuerpo y su representación en las escrituras religiosas.

Lobaina dijo a SEMlac que hoy se lucha por el empoderamiento de las mujeres, dentro de la comunidad religiosa, en temas como la participación y el ordenamiento religioso. «En muchas comunidades se está exigiendo que en los estatutos aparezca el derecho de mujeres y hombres al liderazgo religioso. Porque lo escrito y estipulado es mucho más difícil negarlo», destacó Lobaina.

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