¿Existe racismo en Cuba? ¿Por qué las personas de piel negra sienten que son discriminadas en diversos espacios sociales de la actualidad? ¿Qué el por ciento de personas de piel negra sea el menos representativo en la Universidad cubana refuerza conductas de discriminación? ¿Hasta dónde las conductas individuales determinan una proyección de exclusión por color de la piel a nivel de país?
En una entrevista publicada en la revista Alma Mater a José Heriberto Feraudy Espino, presidente de la Comisión Aponte de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el intelectual explicó que en Cuba no existe un racismo institucional, legitimado y cruel, como lo hay en otras naciones o como había en la Isla antes de 1959. Sin embargo, enfatizó Feraudy que las expresiones discriminatorias de quienes dictan las políticas y ocupan algunos puestos de decisión, excluyen e invisibilizan «muchas veces» a las personas de piel negra.
Con la apertura al cuentapropismo y los nuevos modelos de gestión económica en el país, esta brecha adquiere mayores dimensiones, pues no existen mecanismos para legislar, vigilar o controlar que la contratación de personas sea inclusiva y no esté marcada por patrones discriminatorios.
A la par del avance de los negocios privados han salido a la luz públicas algunos hechos de discriminación que muestran que, en Cuba, aunque no de manera institucional, sí existen manifestaciones de racismo.
Una de las más recientes apariciones de experiencias tristes al respecto estuvo publicada en el perfil de Facebook de Lissett Govin Murdoch. El comentario hace referencia a una mujer llamada Gabriela, Socióloga, que busca empleo y cuenta:
«Gabriela es una muchacha bien preparada, aspira a superarse cada día, y no pierde un minuto sin aprender algo nuevo. Ahora busca trabajo, afanosamente entrega currículos en todas partes, desea mejorar su situación económica, es una joven de 30 años, tiene sueños como cualquier joven.
Gabriela, es negra, con un cabello hermoso, que recoge en abultadas trenzas. Hace dos días buscó trabajo en una cooperativa no estatal, ofrecían la plaza de especialista en Recursos Humanos, Gabriela tenía muchas esperanzas.
Sus sueños quedaron rotos al tener la convocatoria (sin más miramientos)
Necesitamos Especialista en Recursos Humanos, debe cumplir con los siguientes requisitos: Joven entre 25 y 35 años. Proactiva. De buena presencia. Preferiblemente de tez clara. Preferiblemente sin hijos.
«A Gabriela se le cayó el mundo encima, esta es la 5ta vez que me sucede esto».
Los requisitos sobre edad, presencia física, habilidades, y otros entre líneas, en casos como este bien evidentes, dejan fuera del mercado laboral a una importante cantidad de gente mayor, de gente fea (que no cumplen con los cánones occidentales de belleza), de mujeres, de mujeres negras, y de hombres negros.
Y en este punto nos damos cuenta que eliminar las clases sociales, declarar y establecer la igualdad para todos y todas, poner servicios y privilegios en función de la mayoría fue un hecho bien relevante en su momento. Pero hoy, ante el panorama de la Cuba contemporánea, resulta suficiente.
Seguimos diciéndonos que no somos racistas, y no reaccionamos ante eventos como estos, donde las mujeres de piel negra quedan reducidas a determinados estereotipos.
Mientras menos personas negras estudien en las universidades, menos serán las que integren cargos de dirección en las distintas instancias del país; menos serán las profesionales y más estarán en los cargos de servicios, detrás de oficinas y puertas. Como si esta sociedad, la cubana, fuera solo de esbeltas y jóvenes cubanas blancas de cabello lacio y suntuosas curvaturas.
Bien lo advirtió Eusebio Leal Spengler haciendo referencia al apóstol: «aunque la sociedad y sus estructuras de poder son hoy más representativas de la real diversidad que convive en nuestro país, no hemos llegado todavía a un momento, diríamos ideal o cercano a nuestras aspiraciones de conquistar toda la justicia. Sin embargo, no podemos cometer el error de ver el sentimiento de aquellos que se sienten discriminados y nunca discriminadores. Debemos pensar como aseguraba José Martí en que ´cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro…´»