La Habana, junio, (SEMlac). – La necesidad de rescatar las historias de las personas negras, sus raíces ancestrales, y de sistematizar su pensamiento y aportes a la historia e identidad cubanas, constituyen pilares fundamentales para la descolonización cultural y la lucha antirracista en Cuba.
Debemos buscar los relatos de las mujeres africanas, su feminismo, sus luchas, incluso desde la religiosidad, pues los patrones culturales actuales han despojado a orishas como Oshún de su historia y la dejaron solo como la hembra hermosa, la bailarina, la seductora. Le han quitado su legado feminista, apuntó la poetisa Carmen González, en diálogo convocado por la Red Barrial Afrodescendiente (RBA) el sábado 24 de junio, en la sede de la Asociación Yoruba de Cuba.
La RBA nació en 2012 con el objetivo de propiciar espacios de reflexión y capacitación sobre la población afrodescendiente en Cuba, en particular favorecer un mayor reconocimiento de sus aportes y visibilizar el racismo como problema social.
En la academia cubana hay vacíos en cuanto al estudio de un pensamiento negro, que se acrecienta si queremos buscar el estudio de un pensamiento feminista negro, señaló por su parte la profesora Lilian Caridad Milian Rosales, del departamento de Historia de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
En el espacio –que compartieron afroemprendimientos cercanos a la RBA, como Afrodiverso, La Muñeca Negra, Naiarte, Sorpresas de la Ocha, Las nuevas que van llegando, entre otros; así como practicantes de distintas religiones de origen africano y especialistas–, la investigadora insistió en que existe mucho desconocimiento sobre los aportes de las cubanas negras que defendieron sus derechos en distintas épocas.
“Las mujeres negras siempre han sido invisibilizadas”, subrayó y se refirió a que, incluso dentro de la religión, ellas han sido discriminadas, no solo porque persisten cultos que les son vedados, sino porque a pesar de que algunas llegaron a ostentar altas responsabilidades, siguen siendo ignoradas.
“Tuvieron que criar a sus hijas solas y eso las obligó a empoderarse. Los amos no les permitieron casarse con los hombres que vinieron con ellas de África, pero tampoco con los blancos. Las primeras libertas montaron negocios, fueron boyeras, dulceras, lavanderas, hosteleras… Falta toda esa historia”, significó Milian Rosales.
Según la académica, de igual forma ocurre con la evolución del pensamiento negro. En ese sentido recordó el papel esencial de organizaciones y figuras negras, tanto en las luchas por la independencia de Cuba, como en la formación de la cultura nacional, las cuales apenas reciben un párrafo en los libros de texto, en el mejor de los casos.
Consideró, asimismo, que los estudios históricos en Cuba son deudores de la región caribeña y latinoamericana, con la cual tenemos fuertes conexiones. “Hay que descubrir todas las piezas que nos faltan para llegar a las esencias; sistematizar el pensamiento negro y su evolución, que tiene muchísima historia”, enfatizó.
La profesora valoró que esto es una pieza esencial en la lucha contra el racismo o los racismos, que no solo se manifiestan hacia el negro desde el blanco, sino también dentro de la propia comunidad negra, por estereotipos que se mantienen. “Todavía los productos que vendemos son racistas y acentúan los cuerpos, los movimientos pélvicos; son estereotipos muy arraigados contra los cuales tenemos que imponer el conocimiento”, dijo Milian Rosales.
Al respecto, Magia López Cabrera, integrante del dúo de hip hop Obsesión, criticó que la imagen que se muestra en La Habana Vieja de las mujeres negras de la época colonial no es la de personas fuertes, trabajadoras y emprendedoras, sino que tal parece que se pasaban el día fumando tabaco y asediando al turista.
López Cabrera aludió a personas que caracterizan a personajes folclóricos en las zonas turísticas del casco histórico capitalino, una figura del trabajo por cuenta propia autorizada, desde apropiaciones muy estereotipadas. “Esa imagen daña”, remarcó.
Olga Lidia, una visitante que llegó por casualidad al encuentro de la Red Barrial, que se realiza el último sábado de cada mes, cuestionó cuándo fue que se perdieron esos referentes históricos mencionados en el encuentro; cuándo los investigadores, poetas y escritores que abordan estos asuntos se redujeron a dos o tres nombres, muy respetados, como Fernando Ortiz, Natalia Bolívar y Nicolás Guillén, pero blancos en su mayoría. En su opinión, ello es consecuencia de un racismo institucional.
“No hay publicaciones periódicas de instituciones religiosas negras, como sí las hay de otras”, reforzó Idelsi Alfonso, coordinadora de RBA, quien llamó la atención igualmente sobre el hecho de que la dirección de muchas organizaciones fraternales y denominaciones religiosas de origen africano la desempeñan personas blancas, aunque existen personas negras con preparación y prestigio para ejercer función de liderazgo.
El reverendo Luis Carlos Marrero Chasbar manifestó que, de forma general, existen pocos pastores, curas y líderes religiosos negros en las denominaciones cristianas, un fenómeno que en Cuba comenzó a estudiarse en un esfuerzo impulsado desde el Centro Martin Luther King (Cmlk).
Esto, sin embargo, es expresión de un estigma cuyo origen viene de la esclavitud, cuando ese proceso fue justificado por la iglesia, que hasta inventó la teología de la transmigración del alma.
Decían que el hombre negro en África tenía el cuerpo y el alma en pecado, de ahí que lo traían a las Américas, lo bautizaban, le ponían otro nombre y con eso liberaban el alma, pero el cuerpo tenía que expiar el pecado mediante el sufrimiento físico, con lo cual se trataba de justificar los horrores de la esclavitud, explicó Marrero Chasbar.
Esto remarca la necesidad de una teología negra y de beber del conocimiento de las religiones afrocubanas, “porque ahí es donde está la historia del negro y la negra cubanos, de sus luchas y resistencias”, acotó.
Rolando Zulueta, también coordinador de RBA, valoró la necesidad de rescatar y compartir las experiencias comunitarias, vinculados al impacto de los afrodescendientes en las culturas e identidades de distintas regiones latinoamericanas. “Tenemos saberes que compartir, no solo los de la alta academia valen”, expresó.
La poetisa Carmen González mencionó los tropiezos encontrados en Cuba para llevar adelante un proyecto para registrar y visibilizar los aportes lingüísticos y literarios de la cultura afrodescendiente.
En ese camino, subrayó la urgencia de rescatar la memoria emotiva y las historias de mandingas, carabalíes y congos -entre otros pueblos o grupos étnicos de la costa occidental de África que fueron traídos a Cuba como esclavos-, que se trasmitieron de padres a hijos por varias generaciones y permanecen vivas, pero podrían perderse si no se preserva ese legado.
La lucha contra el racismo y por la defensa de nuestras raíces comienza en nosotros mismos, afirmó Milian Rosales. “No podemos dejar las cosas a la escuela, comienzan en la casa, en la comunidad. Este es un problema social que tenemos que resolver entre todos”, sostuvo.
En tanto, Maritza López McBean, coordinadora general de RBA, apuntó que el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial es desconocido en la sociedad y por tanto está lejos de ser efectivo. Enfatizó, además, en la importancia de las alianzas dentro de este activismo, de integrarse para lograr los objetivos, en lugar de buscar protagonismos estériles.