VIH, llegar con la prevención a las mujeres

Olga Lidia García es estilista y peluquera desde hace más de 10 años. Con destreza corta todo tipo de cabello, aplica un tinte o, con un cepillo y un secador, deja lacio un pelo rebelde. Durante ese tiempo, mientras trabaja, las clientas le cuentan todo tipo de historias y problemas.

En la peluquería Afrodita, ubicada en el consejo popular Pilar-Atarés, el de mayor incidencia de la epidemia del VIH en la barriada del Cerro, en La Habana, funciona desde hace unos años el Proyecto Salud=Belleza, cuyo propósito es la prevención de las infecciones de transmisión sexual/VIH/sida.

En ese espacio –frecuentado fundamentalmente por mujeres, uno de los grupos vulnerables frente a la epidemia–, se transmiten mensajes de prevención, a la par que se ofrecen consejos y condones gratuitamente.

“Nos hicimos promotoras de salud y tenemos los conocimientos. Busco la manera de llegar al tema, a cada cual con su lenguaje: que si las muchachitas tienen que cuidarse, el nieto estar pendiente de tener relaciones protegidas, cómo poner el condón con la boca”, explica Olga Lidia, de piel negra, ojos pícaros  y sonrisa franca.

En Cuba, la epidemia del VIH se concentra en el sexo masculino (80 por ciento de los casos), con énfasis en los hombres que tienen sexo con hombres (HSH). Sin embargo, las estadísticas del Centro Nacional de Prevención de las ITS/VIH/sida (CNP) muestran que, en los últimos cinco años, hay un incremento del número de mujeres infectadas.

Ciudad de la Habana y La Habana, en el occidente,  aportan más de 50 por ciento de los casos, aunque hay un aumento de nuevas detecciones en las provincias orientales, según las cifras.

“Aunque no es una diferencia abismal, el análisis epidemiológico evidencia que realmente hay un incremento en los nuevos casos de mujeres infectadas”, explica Ana Lidia Orman, coordinadora nacional de la línea de mujeres del CNP, cuya labor cuenta con el acompañamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), recipiente principal de los proyectos financiados en Cuba por el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

Por sectores, el de la salud tiene una alta incidencia de la epidemia, pero en 2009 se registran nuevos casos en mujeres desvinculadas del trabajo y del estudio. En el primer semestre del pasado año se diagnosticaron 108 mujeres,  mientras en el actual ya suman  209.

“La mayoría de las nuevas infectadas se han contagiado con su pareja estable: la infección está entrando a la casa a buscar a la mujer”, señala Orman.

El Programa Nacional de Prevención y Control de la ITS/VIH/sida tiene una estrategia dirigida a los grupos más vulnerables, incluida la población femenina. La línea de mujeres desarrolla el trabajo educativo en todo el país, en diferentes escenarios y con enfoque de género, para promover conductas sexuales responsables y protegidas, dice Orman.

La peluquería Afrodita es una de las vías creadas para llegar a ese grupo vulnerable, en un entorno aquejado por la epidemia. La idea, que se apoya en el Taller de Transformación Integral del Barrio Pilar-Atarés, la aportó  Leticia Santa Cruz Pérez, coordinadora de este proyecto y activa integrante de la línea de mujer en el Centro Nacional de Prevención.

Los viernes en la mañana, bajo el amparo de una sombrilla amarilla, la prevención sale del salón y se adueña del portal, para llevarles a vecinos y transeúntes los mensajes de salud, explica Leanet Torres, administradora de Afrodita, donde las personas encuentran una mesa con impresos sobre ITS y VIH.

“Como el barrio tiene sus características, no podíamos llegar de cuello y corbata, hablarles de prevención y ya; teníamos que aterrizar a esta realidad, usar su lenguaje, ver sus necesidades de información, para luego llegar a la negociación del condón”, recuerda con pasión Leticia.

“Vienen las promotoras del municipio y del centro nacional. La calle  Monte es una arteria de mucho tránsito de personas. En la Esquina de Tejas confluyen dos calles importantes y cuatro municipios, y tenemos al lado un gran centro comercial. Siempre pasan muchas personas y aprovechamos esa circunstancia”, añade.

“Lo que comenzó como Proyecto Salud=Belleza,  ha ido agregando temas: violencia, género, autoestima y otros que la población solicita, porque son una necesidad expresa de la comunidad”, explica.
 
Vulnerabilidades

Las mujeres son muy vulnerables de contraer infecciones de transmisión sexual, debido a factores biológicos y sociales. Entre los primeros, explica Orman, está el hecho de que el semen permanece más tiempo en la vagina y el recto que los fluidos vaginales en el pene, por lo que el tiempo de exposición es mayor en las relaciones heterosexuales desprotegidas.

Por otra parte, tanto en la adolescencia como en la etapa post menopáusica,  la mucosa vaginal es más permeable al VIH. En las jóvenes  no ha adquirido la suficiente madurez y espesor para actuar como barrera eficaz, y en las post menopáusicas se vuelve más delgada y débil.

Los riesgos de infección se multiplican por diferentes causas: desgarros y hemorragias durante la relación sexual, la menstruación  o microfisuras en la vagina. El peligro es similar al del coito anal no protegido.

No se trata solo de condicionantes biológicas. A ellas se suman las sociales, como el machismo que, por un lado, atenta contra el control de ellas sobre su propio cuerpo, su vida sexual y económica. Por otro porque históricamente las sociedades asignaron mayor valor a lo masculino, menospreciando a la mujer, a quien se le inculca que debe ser pasiva, resignada, obediente y dependiente.

“Hay poco autocuidado, derivado de baja autoestima, porque, como le enseñaron, la mujer se ha dedicado a complacer a otros, preocuparse por el resto de la familia y no por su persona y su salud”, comenta a SEMlac la coordinadora de la línea.

Según Orman, una de las vulnerabilidades es la falta de comunicación y diálogo en las parejas sobre la sexualidad. “Algunas mujeres asumen que sus esposos le son fieles, otras veces desconocen los hábitos sexuales de sus parejas o se inhiben para hablar sobre sexo”, explica.
 
El rechazo al condón

Migdalia Blanco, de 39 años, confiesa que su esposo no quiere ni oír hablar del condón, por mucho que ella insista. Al final él lo asume, para evitar un conflicto.

En no pocas parejas, el hombre descarta el uso del condón en la relación sexual estable, y aunque la esposa tenga conciencia de su vulnerabilidad, carece de poder interpersonal para negociar, siente temor por perder la relación, el apoyo económico o por la violencia que pueda generarse, señalan especialistas.

Con una canción 

La prevención también se acompaña de música y canciones. Los segundos sábados de cada mes, en la galería de arte Génesis, en la Plaza Vieja, ubicada en el Centro Histórico de La Habana, tiene lugar una actividad artística, Encuentro con Afrodita, en realidad una “peña” con un enfoque sociocultural. Las anfitrionas son las jóvenes cantantes del cuarteto vocal  Sexto Sentido. 
“A estos espacios se va con la familia o  la pareja, es un momento de esparcimiento, donde a la par de la música y el disfrute, las rifas y competencias, llega la información actualizada,  de forma amena”, explica Ana Lidia Orman, la coordinadora de la línea de mujeres. 
Peñas de esta naturaleza se desarrollan en diferentes municipios de la capital cubana y en otras provincias, con el apoyo de los artistas de cada territorio y una gran afluencia de personas, como una forma de brindar cultura y salud. 
Yeni Milanés, a cargo de la línea de mujeres en la provincia de Granma, en el oriente cubano, explica que “la peña El Sentido de Vivir, creada en 2008, trabaja temáticas como el autocuidado, la respuesta sexual, la comunicación, las relaciones de pareja, la violencia y la vulnerabilidad, entre otros”. 


“La negociación del uso del condón es un factor débil, muy desfavorable para la mujer, sobre todo en parejas estables. Ellas generalmente piensan que, por eso, son menos vulnerables y no es así. No pueden confiarse, porque solo funcionaría  si fueran mutuamente fieles”, considera Orman.

Los estudios indican que las más jóvenes han avanzado en la protección, no así las de más edad, lo que las pone en un riesgo inmenso, asegura Ana Lidia.

Como la prevención no admite cansancio, se insiste en el tema, buscando cada día nuevas formas para avanzar y elevar  la percepción de riesgo.  Para ello se forman promotoras de salud —hasta el momento unas 2.000—, en coordinación con la Federación de Mujeres Cubanas, que agrupa a las cubanas mayores de 14 años, casi cuatro millones.

Una vez capacitadas,  las promotoras trabajan voluntariamente en la comunidad como educadoras pares, llevando información y educación con énfasis en comportamientos responsables y protegidos; realizando actividades educativas que ayuden a incrementar la percepción  del riesgo en mujeres sexualmente activas  y a potenciar habilidades para negociar el uso del condón.

“El tema de la negociación es complicado”, reconoce la coordinadora nacional de la línea de mujeres. “Hay que ir reforzando el conocimiento de la vulnerabilidad, abordar la autoestima, el autocuidado y el derecho que tiene cada una de exigir su protección, mediante una adecuada comunicación con su pareja”.

Las promotoras, dice,  transmiten habilidades para la negociación: cómo hacer que el condón forme parte de los juegos sexuales y el erotismo, de manera que la mujer pueda colocárselo a su pareja sin que esto constituya un problema, sino que forme parte de las caricias antes de llegar a la penetración.

En la actualidad, en el país solo se comercializa el condón masculino, lo que pone a las mujeres en cierta desventaja, al depender de su pareja. Según Orman, por eso es importante que ella sepa que es su derecho exigirlo.
“Hay que trabajar con enfoque de género, en centros de trabajo, donde confluyen mujeres y hombres, para sensibilizar, y que ellos conozcan sobre la vulnerabilidad femenina y la responsabilidad de ambos en prevenir las ITS”, dice.

Diciembre 2009

 

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