La infección por VIH (virus causante del sida) en Cuba aumenta de manera sostenida, aunque la isla sigue registrando la tasa de prevalencia de la epidemia más baja del Caribe.
En los últimos cuatro años esa tasa ha crecido de 0,05 por ciento a fines de 2004, al actual 0,1 por ciento, dato del cierre de 2008.
En el mundo– El número total de personas con VIH ha aumentado a 33 millones en todo el mundo, con cerca de 7.500 nuevas infecciones cada día, según cifras del “Informe sobre la epidemia mundial de Sida 2008”, de Onusida. – Entre 2005 y 2007, la proporción de mujeres embarazadas VIH positivas, que recibían fármacos antirretrovirales para prevenir la transmisión materno-infantil, pasó del 14 al 33 por ciento. En el mismo período, el número de nuevas infecciones entre niños descendió de 410.000 a 370.000.– Alrededor de 105 países han establecido metas y objetivos encaminados a alcanzar el acceso universal a la prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH para 2010.– Las tasas de nuevas infecciones por el VIH aumentan en países como China, Indonesia, Kenia, Mozambique, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Ucrania y Vietnam. La incidencia del VIH crece también en países como Alemania, Australia y Reino Unido.– El sida continúa siendo la principal causa de mortalidad en África, donde vive el 67 por ciento de las personas VIH positivas del mundo. En ese continente, el 60 por ciento de las personas que viven con el VIH son mujeres, y tres de cada cuatro jóvenes infectados son de sexo femenino. |
Hasta diciembre 2008 las estadísticas indicaban que una de cada mil personas estaba infectada con el virus en el país. La capital, Ciudad de La Habana, concentraba más de 50 por ciento de los casos.
En total, 10.655 personas de la isla se han diagnosticado como seropositivas al VIH desde 1986.
De los 8.746 que estaban vivos al cierre de 2008, cerca de 75 por ciento recibía atención ambulatoria. El resto se entrenaba en los cursos “Aprendiendo a Vivir con VIH” o en los Centros de Atención Integral (sanatorios).
Actualmente, 80 por ciento de las personas seropositivas son hombres y, de ellos, cerca de 86 por ciento son hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), una realidad que tiene sólidos amarres en una fuerte tradición machista.
La doctora Rosaida Ochoa, directora del Centro Nacional de Prevención de ITS/VIH/sida, explicó recientemente a la prensa local que, debido a los conceptos culturales de la masculinidad que existen en Cuba, los hombres tienen una baja percepción del riesgo.
“No sienten que la epidemia los pueda afectar más a ellos: cambian frecuentemente de pareja, son más reacios a utilizar el condón y a las mujeres les resulta difícil pedirles que lo usen”, precisó Ochoa en entrevista con la quincenal revista Bohemia.
Esta situación se hace particularmente compleja en el caso de los HSH, quienes suman más de dos tercios de las personas infectadas y siguen siendo el grupo de mayor riesgo.
Tal vulnerabilidad es consecuencia de factores de índole biológica, pero también sicológica y sociocultural. Para quienes practican el coito anal existe un mayor riesgo físico de contraer el virus debido a la ruptura de vasos sanguíneos. De ahí la insistencia en el uso del condón.
Pero también la soledad, la ausencia de modelos de relaciones estables, la discriminación, el rechazo familiar y público o la marginación, son elementos que acentúan el peligro y que siguen muy presentes en los grupos de HSH.
Expertos coinciden en que, en el país, no abundan campañas integrales, coordinadas en común desde sectores sociales diversos, y dirigidas a públicos específicos.
Lirians Gordillo, responsable del área de comunicación del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), coincide con ese criterio.
Según esta comunicadora, para educar a la población en el respeto y la comprensión, “se necesitan no solo mensajes que visualicen y dignifiquen las diversas orientaciones e identidades de género, sino también una acción integrada entre los medios de comunicación y el Programa Nacional de Educación Sexual, que garantice el tratamiento sistemático de estos temas en los diferentes espacios informativos, educativos y culturales”.
Luz entre los más jóvenes
Algunos resultados alcanzados en el trabajo con jóvenes y adolescentes verifican la validez de estos planteamientos.
Según la doctora Ochoa, aunque las edades más afectadas dentro de la infección por VIH/sida son las que van de los 20 a los 39 años, comienza a observarse un desplazamiento de la epidemia hacia edades por encima de los 30 años en algunas zonas.
Eso quiere decir que no solo los jóvenes se pueden infectar, las personas de la edad mediana también están en riesgo.
Pero, paralelamente, investigaciones recientes demuestran que el uso del preservativo en jóvenes de 15 a 19 años se ha incrementado más que en otras edades.
Desde 1996 el Ministerio de Educación de Cuba, junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas, desarrolla el proyecto Educación Formal para una Conducta Sexual Responsable, en las secundarias básicas de todo el país, parte del Programa Nacional de Educación Sexual estructurado desde diferentes organismos.
“No hay un estudio que lo valide, pero estamos seguros de que muchos factores están influyendo en que los jóvenes muestren un cambio en sus conductas. Uno es el programa nacional de educación sexual: aunque hay que perfeccionarlo y en este momento se está revisando, no es menos cierto que ha tenido un efecto”, afirmó Ochoa
A juicio de especialistas, es más fácil crear una conducta nueva que cambiar la existente.
“Los jóvenes escuchan los mensajes sobre el uso del condón y empiezan su primera relación sexual usándolo”, precisó Ochoa.
Pese a los resultados alentadores, el ritmo de la epidemia no merma y la transmisión sexual sigue siendo la vía de infección predominante.
La prevención, por tanto, continúa siendo la principal vía de enfrentamiento y requiere de un esfuerzo coordinado de la sociedad, la familia y los medios de comunicación.